Educación afectivo-sexual

¿Cómo influye el porno en la sexualidad de los adolescentes?

Consejos a padres y madres para gestionar una situación en la que prohibir puede tener el efecto contrario al deseado

Pornosocial
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El acceso al porno por parte de los adolescentes es más fácil que nunca y en este escenario, ¿qué efectos tienen realmente en su vida sexual como adolescentes y en su etapa adulta? ¿cómo pueden los padres gestionar el consumo de porno en sus hijos? ¿cuál debería su manera de actuar? La sexóloga de Diversual, Rosa Navarro, da las claves que los padres y madres deben conocer.

PREGUNTAS:

¿Es inevitable que los adolescentes se vean seducidos por el porno y lo consuman?

Internet se ha convertido en una herramienta de fácil acceso para un gran porcentaje de personas en el mundo. Esta asequibilidad y accesibilidad hace que sea casi inevitable que los adolescentes acaben encontrándose en algún momento con contenido pornográfico. Así lo evidencia un informe publicado por Save the Children que nos muestra que el 62,5% de las personas adolescentes participantes de entre 13 y 17 había visto pornografía alguna vez en su vida. Este contacto con la pornografía no siempre responde a una búsqueda activa, en muchas ocasiones este tipo de contenido llega a los niños y niñas de forma accidental, mientras navegan buscando otro tipo de información. Existe una clara diferencia entre chicos y chicas. El 87,5% de ellos admite haber visto pornografía alguna vez, mientras que en el caso de ellas el porcentaje desciende al 38,9%. Esto se puede explicar un poco por la motivación de este consumo. Los chicos lo hacen buscando satisfacer más su placer, casi como un rito de iniciación; las chicas como una forma de aprender lo que se espera de ellas y cómo se tienen que comportar en la esfera sexual. Como dato curioso, un 70,3% de la población encuestada en el informe de Save the Children afirmaba tener un consumo razonable de pornografía, infravalorando la influencia real que realmente tiene este sobre su percepción y construcción de las relaciones sexuales.

¿Qué efectos tiene ver porno en los adolescentes? (efectos a corto plazo en su presente) ¿Es malo que lo vean? ¿Por qué?

Los estudios han evidenciado que el consumo de pornografía en esta etapa tiene repercusiones directas en la salud sexual y reproductiva de los adolescentes. Por un lado, se promueven conductas sexuales de riesgo, fomentando por ejemplo el no uso del preservativo. Hemos de tener en cuenta que, en muchas ocasiones, el porno es la principal fuente de educación sexual de niños y adolescentes. El visionado de escenas en las que no se usan preservativos puede alentar a los jóvenes a no utilizar métodos de protección, ya que normalizan que esta es la forma correcta de tener sexo. Asimismo, existe mayor probabilidad de que los adolescentes acaben involucrados desde edades tempranas en relaciones sexuales y afectivas desiguales, en las que no aparezca ni por asomo el concepto de consentimiento y deseo. El porno mainstream suele estar repleto de escenas de violencia y vejación, que se presentan como algo normal a imitar. Aunque como se ha comentado, los adolescentes no tienen la percepción de que la pornografía sea un problema en cuanto a la cantidad que consumen, sí que se puede generar una adicción a este material, haciendo que descuiden obligaciones o actividades de ocio.

¿Qué influencia tiene ver porno en su futura vida sexual como adultos?

A largo plazo, afecta a las relaciones y al desarrollo personal. El visionado de escenas de sexo de la pornografía proporciona un concepto de sexualidad irreal y sesgado. Al no tener más referentes se acepta como el modelo a seguir, un modelo con un guion predeterminado de cuáles son las prácticas sexuales más habituales, cómo son los cuerpos y cuál es la forma de proceder en un encuentro sexual. Los adolescentes aprenden sobre el sexo viendo pornografía y más tarde tratan de repetirlo en la vida real. Como podemos imaginar, esto casi nunca suele acabar bien. Las expectativas y estereotipos que se generan con el porno no son realistas, por lo que es fácil que desemboquen en relaciones desiguales e incluso en disfunciones e insatisfacción sexual. A la larga, la pornografía actúa como una droga, siendo también un riesgo a considerar. El mecanismo de adicción es similar al de sustancias como el alcohol u otras drogas, generándose un patrón de recompensa en el ámbito sexual que va a pedir que se le alimente con este tipo de material concreto. Esta alteración puede provocar una dependencia que haga que se genere una tolerancia ante los contenidos, haciendo que cada vez se necesite más cantidad y más variedad para excitarse.

¿Ver porno tiene algún tipo de beneficio o es 100% perjudicial?

Teniendo en cuenta que actualmente aún nos encontramos en un punto en el que existe un déficit muy grave en cuanto a educación afectivo-sexual en los adolescentes, es difícil poder extraer algún beneficio para los adolescentes de ver porno. Los mensajes que transmiten la pornografía de consumo masivo no proporcionan ejemplos de roles sexuales positivos. Existen otras alternativas para explorar la sexualidad de forma sana. El autoerotismo se puede abordar desde otra perspectiva que visibilice la diversidad, los afectos, los sentimientos y por supuesto el placer para todas las personas involucradas.

¿Existe diferencia de los efectos de visualizar porno si lo hicieran a una edad más adulta, más consciente…?

Como con cualquier otro tipo de aprendizaje y conocimiento, la edad afecta a la forma de procesar la información. Cuanto menor sea la edad, más difícil les va a ser discernir realidad de ficción. Además, en función de la edad y el periodo de desarrollo, el porno puede influir más o menos en los modelos a imitar. El aprendizaje social de los niños se da por imitación, y tener como referente a la pornografía puede llevarles a reproducir en el futuro lo que han aprendido por esta vía.

¿Deberían los padres prohibírselo? ¿Por qué? ¿Cómo gestionar el consumo de porno en adolescentes?

Aunque pueda costar, debemos intentar controlar una reacción instintiva que todo solemos tener ante algo que sabemos que es perjudicial: prohibir. Si prohibimos, podemos generar el efecto contrario. Además, si fomentamos sentimientos de vergüenza, miedo o culpa, es difícil que ante otra situación referida al sexo nos busquen como referentes de información. Lo que de verdad debemos potenciar es que nos consideren un punto de apoyo donde acudir, y esto solo puede lograrse abordando el tema desde una actitud crítica, pero sin juicios hacia los adolescentes. Los padres tienen poderosas herramientas para gestionar el consumo de pornografía, entre ellas el educar en igualdad y abordar la sexualidad con naturalidad. Cultivar el sentido crítico e incentivar que cuestionen la información que reciben y lo que ven en redes sociales es muy importante para que sean capaces de comprender que la pornografía es ficción. Por supuesto, también podemos apoyarnos en recursos alternativos. La curiosidad sobre el sexo no va a desaparecer, al contrario, va a ir en aumento. Podemos facilitarles información sobre libros o series que pueden ayudarles a saciar su curiosidad. El acceso a fuentes fiables de información en redes sociales o blogs es también algo que los pondrá en contacto con ese contenido sobre sexualidad que buscan, pero con un perfil más enriquecedor. En Instagram existen muchas cuentas sobre sexualidad, o incluso, como en el caso de Diversual, que cuenta con una academia erótica con información rigurosa elaborada por profesionales de la salud sexual.

¿Cómo gestionar el acceso al porno presente en las redes sociales?

Al igual que con otro tipo de contenidos, las familias tienen la responsabilidad de establecer pautas en cuanto al uso de Internet. Educar digitalmente, en un uso responsable de la tecnología es algo que se debe hacer desde pequeños. Hablar con ellos, preguntarles y sobre todo informarnos nosotros mismos sobre las redes sociales que utilizan y su funcionamiento es también una buena manera de acompañarles en un uso seguro. Tratar el tema con una perspectiva positiva, mostrando los peligros, pero también hablando de los posibles beneficios de un buen uso puede ser otra forma de que se sientan cómodos.

¿Cómo pueden minimizar los padres las consecuencias del consumo de porno en sus hijas e hijos?

Como ya hemos comentado, prohibir el consumo de pornografía no suele servir de mucho. Por eso, hemos de adelantarnos en muchas ocasiones a este consumo, incluso antes del primer contacto. Podemos ir proporcionando información de forma progresiva, teniendo conversaciones sobre la existencia de cierto tipo de contenido y sus efectos. Recalcarles que en el caso de terminar consumiendo pornografía, nos gustaría que pudiesen hablar con nosotros del tema y que es posible seleccionar un tipo de contenido menos agresivo y más real. Y por supuesto, que nuestros hijos tengan una base educativa en cuanto a sexualidad fuerte. Si tienen algo con lo que comparar, algo con lo que replicar lo que se van a encontrar, se verán más capacitados a la hora de cuestionar la información. Una educación sexual previa es el mejor antídoto contra los efectos de la pornografía.

¿Qué podemos/debemos hacer a nivel de sociedad para que la influencia del porno sea la menor posible?

La sociedad tiene el papel de fomentar la transmisión de mensajes que muestren relaciones afectivo-sexuales positivas. Hay mucha más información más allá de la pornografía que bombardea a las personas jóvenes, y en ella es en la que se puede actuar. Los poderes públicos han de asegurar una educación afectivo-sexual reglada, desde la infancia, adaptada por supuesto a la etapa del desarrollo de cada niño y niña. Educar en igualdad y diversidad es algo que como sociedad tenemos el deber de exigir para que los jóvenes tenga todas las herramientas necesarias para poder vivir una sexualidad plena y positiva. Desde Save the Children, también piden más colaboración entre la Administración y las plataformas de internet para conseguir una mayor regulación del acceso a contenido pornográfico.