"Méritos en infamias"

Próxima parada: Saint Denis

“A la complejidad de la inmigración hay que añadir el peligroso flujo de las redes sociales, que es dónde verdaderamente se hace el proselitismo de grupos como el IS”

Concentración en repulsa por el asesinato de Diego Valencia, en Algeciras
Concentración en repulsa por el asesinato de Diego Valencia, en AlgecirasCRISTINA QUICLERAFP

Posiblemente no le suene el nombre de Ayoub El-Kahazzni, el hombre que en 2015 casi perpetra una matanza a bordo de un tren en Francia. Armado con un fusil AK-47, una pistola y un arma blanca, acabó hiriendo de bala a un viajero antes de que fuera reducido por tres jóvenes norteamericanos. Dos de ellos, militares. Hace casi dos años fue condenado a cadena perpetua por un tribunal, pero antes de todo eso había vivido una temporada en Algeciras. Al sur del sur, a pesar de los intentos del buen alcalde José Ignacio Landaluce, tenemos un problema. Desde hace décadas la localidad gaditana se convirtió en la primera parada hacia el norte de la mayoría de los inmigrantes que tratan de buscarse una vida mejor en el corazón industrioso de Europa. Ayer contábamos en estas páginas que entre sus calles viven más de 120 nacionalidades distintas. Un cóctel explosivo si lo mezclamos con el «ambiente» especial que se concentra en la zona. Desempleo, narcotráfico, frontera con África, malas comunicaciones… Algeciras, que de salida debería contar con todas las papeletas para convertirse en una de las ciudades punteras del continente, no termina de despegar. A la complejidad de la inmigración hay que añadir el peligroso flujo de las redes sociales, que es dónde verdaderamente se hace el proselitismo de grupos como el IS. Antes bastaba con controlar las mezquitas y calibrar los discursos de los imanes. Desde hace unos años ya eso se nos queda corto, porque la yihad se libra en internet. En cada móvil cualquiera puede acceder a las arengas de clérigos salafistas que prometen el paraíso para los mártires del profeta. El Gobierno no lo va a hacer, entre otras cosas porque meterle el dedo en el ojo a Marruecos ni se les ocurre, pero debería tener claro que el Campo de Gibraltar necesita ya de un estatus especial o tendremos en puertas otros Saint Denis, otro Molenbeek.