Agricultura
Cómo incentivar el consumo «bio» por ley
Todos miran al presupuesto de la futura norma de promoción de agricultura ecológica, sin olvidar la producción convencional
La pandemia del Covid disparó el interés de los consumidores por los productos ecológicos. Las ventas orgánicas crecieron como consecuencia de una mayor atención a los problemas de salud, al gasto en el hogar y a la escasez de alimentos convencionales en Europa. Pero la economía actual, la inflación de los alimentos y la pérdida de poder adquisitivo están influyendo en la demanda de productos ecológicos. En este contexto, la Junta ha dado los primeros pasos para aprobar una ley de impulso y promoción de la producción ecológica en Andalucía. Así, la Consejería de Agricultura presentó al sector el anteproyecto en el seno del Consejo Andaluz de Producción Ecológica los últimos días de 2022.
Andalucía es líder en el sector, con un 29,7% de superficie agrícola, superando el objetivo marcado por Europa para 2030 en casi cinco puntos. Este crecimiento le ha llevado ya a alcanzar más de 1,3 millones de hectáreas bajo técnicas de producción ecológica, más de 3.000 industrias y más de 5.400 explotaciones ganaderas.
La producción ecológica cuenta con antecedentes normativos fijados por Bruselas. Un marco bastante denso en el que destacan el Pacto Verde Europeo, la Estrategia de la Granja a la Mesa, el nuevo Plan Estratégico de la PAC 2023-2027 o el propio Plan de Acción para el Desarrollo de la Producción Ecológica de la UE.
La Junta marca como «objetivo estratégico» de la nueva ley el impulso y promoción de la producción ecológica, lo que supone la protección, la promoción y el desarrollo de la producción agroalimentaria y la industria ecológica, incluyendo recursos para la investigación, la realización de campañas de comunicación, así como la mejora de los sistemas de información a los operadores y de la gobernanza y funcionamiento de los órganos de participación. «A pesar de que los datos son crecientes, la producción ecológica se había estacando en los últimos años. Muchos agricultores pensaban que podía ser una salida para mantenerse dentro del sistema, con la nueva reforma que estamos padeciendo», explica Antonio López de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía.
Detrás de este gran reto aparecen la promoción del consumo, el refuerzo de la resiliencia del sector ecológico frente a dificultades actuales y futuras, el incremento de la sostenibilidad del sistema agro andaluz, reduciendo la huella medioambiental y fomentando la economía circular. La consejería que lidera Carmen Crespo ha creado un grupo de trabajo en el seno del CAPE, estableciendo un plazo para remitir propuestas, paso previo a la elaboración del primer borrador del texto normativo. «Si incentivar el consumo redunda en beneficio de los productores, bienvenido sea», explica el director general de Asaja-Andalucía, Félix García de Leyaristy, que explica que es importante que «no se ponga en una balanza comparativa la producción ecológica con el resto. Nuestras producciones cumplen unos estándares de condicionalidad muy altos. Las producciones convencionales son también sanas, seguras y fiables. La agricultura ecológica es un escalón más, pero el básico ya es muy alto».
La pregunta que todo el sector se hace es de dónde saldrán los recursos económicos. «Siempre y cuando no vaya en menoscabo de las producciones convencionales, todo lo que sea sumar nos parece bien», recalca García de Leyaristy, que insiste en que «hay que cuidar la percepción que puede tener el consumidor».
López también espera que el anuncio de la Junta vaya acompañado de «suficiente presupuesto» –propio, a poder ser–. «Necesitamos que los españoles, porque los europeos ya lo hacen, tomen conciencia de la importancia y diferenciación de la producción ecológica y lo reconozcan en el precio», dice. A su juicio, la producción ecológica tiene varios «saltos mortales»: el primero, «un cambio de filosofía que significa maximizar el beneficio y no la producción»; el segundo es «tecnológico», porque «parte de menos herramientas de control del cultivo»; y el tercero, hacer rentable la explotación. «Hace falta que ese salto tecnológico esté lo más apoyado posible, que haya recursos para la investigación y para el desarrollo de técnicas que hagan la producción ecológica más productiva». Gran parte de la producciones ecológicas se mantienen gracias a las ayudas agroambientales. El nuevo marco de la PAC no las prima especialmente. «Normalmente, quien ya está no se va, pero es difícil que quien no está se pase sin ese incentivo», concluye López. El tiempo dirá si la ley persigue de verdad retos ambiciosos o solo es cuestión de imagen.
El problema de la ganadería extensiva
La producción ganadera extensiva tiene un problema grave al ser intermediaria del proceso productivo. «Los piensos con los que se alimenta ese ganado, en el caso de que sea necesario suplementarlo, han de ser de producción ecológica. Las existencias son escasas y muy caras. Es una sector al que hay que prestar especial atención en la ley», enfatiza Antonio López, de Cooperativas. Porque, «¿hay algo más ecológico que la ganadería extensiva?, se pregunta Félix García, de Asaja. Hasta diciembre, las producciones ecológicas cumplían ‘per sé’ con el ‘greening’ de la PAC (33% de las ayudas). «En el nuevo marco quien quiera cobrar su ecorrégimen va a tener que aplicar prácticas adicionales – ecológico y convencional–. Eso supone una detracción de fondos», recuerda. La UE y el Gobierno ya han empezado a flexibilizar los reglamentos ante los problemas que generan.
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