Distinción

Esperanza Macarena: una devoción universal reconocida por el Papa

La dolorosa recibe la Rosa de Oro en un acto con escaso respaldo popular por las dimensiones de la basílica

Monseñor Edgar Peña entrega la Rosa de Oro a la Esperanza Macarena en su basílica
Monseñor Edgar Peña entrega la Rosa de Oro a la Esperanza Macarena en su basílicaEPEP

Una larga y cerrada ovación, salva de cohetes y repique de campanas. Esta fue la reacción que se produjo ayer en la basílica instantes después de que monseñor Edgar Peña, sustituto de los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, depositara la Rosa de Oro en la peana de la Esperanza Macarena. Se trata de una distinción que otorga el Papa a las grandes devociones de la cristiandad, por lo que la hermandad preparó un acto que resultó solemne y brillante, aunque las reducidas dimensiones del templo le restó respaldo popular. La hora tampoco acompañaba: un martes laborable pasado el mediodía, con el trajín habitual de tráfico en la Resolana. Ya habrá tiempo de disfrutar de la presencia de la imagen bajo palio en los prolegómenos de la procesión Magna del próximo domingo y en su triunfal vuelta.

La Macarena es la primera dolorosa en recibir este reconocimiento papal. En España sólo dos imágenes poseen esta distinción: las vírgenes de la Cabeza y de Montserrat. Se especuló mucho sobre la celebración del acto, la fecha y la posibilidad de que el máximo de público pudiera contemplarlo. Incluso muchos imaginaban una posterior procesión extraordinaria y jubilosa. Pero la cercanía del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, y la procesión Magna del domingo, han condicionado la cita. Se decidió entonces que la entrega se haría en el interior de la basílica, por lo que apenas 500 personas –entre autoridades y hermanos– tuvieron el honor de estar presentes. Se habilitaron más sillas en el atrio y en el exterior se instalaron pantallas. El palio ya montado en la capilla de San José auguraba el gozo de la imagen en la calle.

Junto al enviado especial del Papa, integraban la misión pontificia monseñor Bernardito Cleopas, nuncio apostólico en España; monseñor Bruno Bastos, vicejefe de protocolo de la Sección para el Personal Diplomático de la Santa Sede de la Secretaría de Estado de la Santa Sede; monseñor Roman Walczak, consejero 1º de la Nunciatura Apostólica; monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla; monseñor Teodoro León, obispo auxiliar de Sevilla; José María Losada, vicario judicial de la Archidiócesis y rector de la basílica de la Macarena; e Isacio Siguero, canciller de la Archidiócesis.

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, encabezó la representación civil, junto al presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre; y la consejera de Cultura, Patricia del Pozo. Por parte del PSOE asistieron el senador Antonio Muñoz y el concejal Juan Carlos Cabrera.

«Normalmente, esta distinción del Papa la hace a los grandes santuarios marianos del mundo o a las grandes advocaciones de la Virgen María. La entrega es una llamada a profundizar nuestra devoción mariana y a afianzar la tarea de vivir todos como Iglesia. Atentos a las necesidades de los demás. La mirada de la Virgen siempre está puesta en cumplir la voluntad de Dios y de los demás», aseguró monseñor Peña.

Tras la entrega de la Rosa de Oro se rezó el Te Deum y el arzobispo de Sevilla tomó la palabra para agradecer este gesto. Un regalo que remarca el significado de la Macarena como referente devocional de toda una ciudad. La interpretación del himno de la Macarena puso el broche al acto. Una pieza con acordes de Abel Moreno que evoca una de las marchas más emblemáticas dedicada a la dolorosa.