
Entrevista
«La física impulsa un cohete, la química humana a la tripulación»
Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la profesora del Departamento de Psicología de la UCA y astronauta análoga Sara González de la Torre reivindica la importancia de contar con «referentes femeninos» en este ámbito

Sara González de la Torre Muñoz forma parte del Departamento de Psicología en la Universidad de Cádiz y del Instituto de Investigación e Innovación Biomédica de Cádiz (INIBICA). Una psicóloga especializada en neurociencia y exploración espacial, que ha participado en misiones análogas que simulan las condiciones de vida en Marte.
Eres una astronauta análoga, una especie de concursante de «Gran Hermano» que cambia «La Casa» por una cueva que simula la vida en Marte. ¿Cómo se enfrenta una persona a ese desafío?
Es un reto físico y psicológico. El aislamiento, la falta de contacto con el exterior y la presión de vivir en condiciones extremas generan un impacto en la mente. Como psicóloga, me interesa cómo estos entornos afectan a la salud cognitiva y emocional. Hay que aprender a gestionar el estrés, la incertidumbre y la convivencia en espacios reducidos con personas de diferentes culturas y formas de pensar.
En estos entornos, el aburrimiento, la falta de luz natural y la radiación afectan a la salud mental. ¿Estamos preparados para vivir fuera de la Tierra?
Somos más adaptables de lo que pensamos. La pandemia de COVID-19 fue una prueba de cómo la humanidad puede afrontar situaciones extremas de confinamiento. En el espacio, sin embargo, hay otros factores como la ingravidez y la radiación, que plantean desafíos adicionales. Pero nuestra capacidad de resiliencia es asombrosa.
Estudias cómo el ser humano podría reducir la ansiedad y adaptarse psicológicamente a la exploración espacial. ¿Qué podría aplicarse en la vida cotidiana?
En el laboratorio de neuropsicología y psicología experimental de la Universidad de Cádiz, bajo la dirección de Gabriel de la Torre, investigamos los efectos del aislamiento y el estrés en misiones espaciales análogas. Desarrollamos soluciones que ayudan a gestionar la ansiedad. Muchas pueden aplicarse a situaciones en la Tierra, como la atención, la desregulación emocional o la toma de decisiones en momentos de crisis.
El 11 de febrero celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. ¿Siempre supiste que te dedicarías a la ciencia?
No, de niña me sentía más atraída por el arte y la filosofía. La ciencia me parecía algo distante, como si solo fuera accesible para personas con un talento especial en matemáticas. Pero con el tiempo descubrí que la curiosidad, la creatividad y el deseo de comprender el mundo también forman parte de la ciencia, de la propia vida. Me gustaría que las niñas vieran la ciencia como un espacio abierto para ellas, donde pueden explorar y desarrollar su potencial sin barreras.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan hoy las mujeres en la ciencia?
La conciliación entre la vida personal y profesional sigue siendo un reto importante. Además, la falta de financiación en investigación científica afecta tanto a hombres como a mujeres, pero la realidad es que aún hay menos oportunidades para nosotras. Otro aspecto fundamental es la necesidad de referentes femeninos. Las niñas necesitan ver mujeres en distintos ámbitos de la ciencia, la empresa, la docencia y la investigación para saber que ellas también pueden hacerlo. La recién estrenada astronauta española, Sara García Alonso, o Rocío Caparrós, mentora del Programa Space4Women de Naciones Unidas , son dos muy buenas referencias.
Dice Sara García Alonso que para ser astronauta hay que ser «majo». ¿Cómo completarías tú esa frase?
Para ser astronauta… la química humana importa tanto como la Física. Hay que ser flexible, abierto, amable, resolutivo y cooperador. Sobre todo, entender que el objetivo de la misión trasciende al individuo; el propósito común es más grande que el interés personal. La física impulsa un cohete, la química humana a la tripulación.
Para terminar, ¿qué mensaje le darías a una niña o joven que sueña con dedicarse a la ciencia?
Que siga su curiosidad. Como decía Plutarco, «la mente no es un vaso por llenar, sino un fuego por encender». A las niñas que quieran hacer ciencia les diría que sigan encendiendo ese fuego y que nunca dejen de hacerse preguntas. La ciencia no es un destino, sino un viaje de descubrimiento.
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