
Entrevista
Antonio Escribano: «Somos lo que comemos»
El doctor recuerda que la clave del bienestar está en el sentido común: «Si te cuidas, la vida te cuida»

En un mundo donde las redes sociales están llenas de dietas milagrosas y consejos sin base científica, el doctor Antonio Escribano nos recuerda que la clave del bienestar está en el sentido común. Con una trayectoria impecable en el campo de la nutrición, desmonta mitos, advierte sobre los peligros de la desinformación y defiende la importancia de una alimentación equilibrada, sana y saludable. Porque, al final, nuestra salud es el reflejo de nuestras elecciones diarias. Más dieta mediterránea, menos ayunos intermitentes.
Se dice que con las cosas del comer no se juega. No hacemos mucho caso a eso, ¿verdad?
El agua, el oxígeno y la energía, que procede de los alimentos, nos da la vida. Entonces, conviene no meter mucho la pata con las cosas del comer pues cada elección en nuestra alimentación es una inversión para nuestra salud o un riesgo para ella. Somos lo que comemos.
Solo hay que echar un vistazo a Instagram o Tik Tok para encontrar miles de «recetas-milagro» contra el peso.
Una cosa es opinar sobre banalidades y otra poner en riesgo tu salud. Veo con preocupación cómo se difunden consejos o bulos sin base científica que pueden poner en riesgo el bienestar de la gente. Y deberían hacerle caso a los que saben, no a los que creen o dicen que saben. Me paso la vida desmintiendo barbaridades.
¿Como cuáles?
Por ejemplo, el criterio de normalidad es muy subjetivo. «Yo como normal, pero peso 110 kilos», luego no es normal. La gente come mucho y no lo hace de manera adecuada. No saborea sino engulle, se atiborra en vez de ingerir en pequeñas cantidades. Y más cuando cumplimos años, que tenemos que ir comiendo cada vez menos. Nuestro cuerpo quema menos calorías. «¿Has comido toda la vida igual? Sí, sí». Pues si comes más de lo que gastas, engordas.
Nos engañamos a nosotros mismos.
A través de pequeñas mentiras, pero no es cuestión de ética o estética con uno mismo sino de salud. Que se agrava si además buscamos soluciones en las redes sociales donde prima ser más original que científico. Ese virus de la originalidad, el incesante decir algo que no haya dicho nadie para arrancar el ‘Me Gusta’, es una verdadera pandemia. El sentido común no vende absolutamente nada, solo lo raro.
¿Con qué problemas se encuentra en su consulta con más asiduidad?
La obesidad y sus derivados avanza lenta pero implacable; no se instaura inmediatamente, es progresiva. Problemas cardiovasculares, metabólicos, de muchísimas cosas. Cada vez que nos excedemos firmamos un recibo que al cabo de los años el cuerpo te cobra.
Al contrario supongo que también.
Si te cuidas, la vida te cuida. Sin obsesionarte tienes que estar pendiente de ciertos hábitos. Dale a tu cuerpo lo que le viene bien. Si el organismo se siente a gusto, te va a premiar.
Vamos, que no es sólo «echarle algo al cuerpo»...
Hoy día la gente relaciona la alimentación con un acto divertido. Introducimos en nuestro cuerpo muchas cosas nuevas y raras que a la larga no son buenas. El vapeador, que si esta pastilla que me hace sentir varonil, el alcohol, que si... y además en grandes cantidades. Creemos así calmar la ansiedad. El ser humano parece que está todo el día inventando maldades que, claro, al final hacen daño.
¿Cómo hacemos para que nos premie el cuerpo?
Pues cuidándote. Y eso significa vivir de acuerdo con lo que la vida nos pone por delante. Afortunadamente hoy día en nuestro medio no necesitamos tirarnos a la calle a cazar o a la selva o a recolectar o a jugarnos la vida para conseguir alimentos, lo tenemos a la vuelta de la esquina. Compensemos esto con ejercicio físico y una alimentación saludable.
Entonces, ¿menos «ayuno intermitente» y más dieta mediterránea?
Ya te digo yo que eso de estar doce horas sin comer nada no es muy saludable. Igualmente te adelanto que cuando pasas un periodo de ayuno intermitente al cabo de unos meses vas a engordar el doble porque el organismo ha asumido épocas de restricción y las compensa. La mejor receta es el sentido común, sin obsesiones.
Como esa de ir al supermercado como «detectives de etiquetas» sumando y restando calorías a cada producto…
Lo interesante es comer poquito o muy poco, cuatro o cinco veces al día. Échame cuenta, que me paso todo el día desmintiendo barbaridades (risas). Hay que tener cabeza.
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