Medio Ambiente

Doñana cumple 54 años ante el abismo de la sequía

El Parque Nacional conmemora su creación con la laguna de Santa Olalla seca por primera vez por segundo año consecutivo

Vista de la laguna de Santa Olalla en el Parque Nacional de Doñana
Vista de la laguna de Santa Olalla en el Parque Nacional de DoñanaCSIC

El 14 de agosto de 1969 a 207 y 213 metros bajo tierra en el campo de pruebas de Nevada Estados Unidos detonaba las bombas atómicas Spider 1 y Spider 2. En España, ese mismo día el Consejo de Ministros aprobaba la creación del Parque Nacional de Doñana. Más de medio siglo después, 54 años en concreto, no es la actividad nuclear sino la sequía, unida a la falta de consenso político, la principal amenaza de unas de las principales reservas medioambientales del mundo. La propia Estación Biológica del Parque Nacional alertó de que «54 años después así está Santa Olalla, la laguna más grande de Doñana». «La grave sequía y la sobreexplotación del acuífero son las causas de este gran deterioro», señaló.

La Estación Biológica de Doñana también recordó que se trata de «la primera vez desde que tenemos registros de que Santa Olalla se seca por completo dos años consecutivos, lo que demuestra la crítica situación en la que se encuentra el sistema de lagunas».

Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el estado de la laguna de Santa Olalla también «atestigua la grave situación en la que se encuentra el sistema lagunar de Doñana y, con ello, toda la biodiversidad que depende de él». El Parque Nacional de Doñana fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1994 «por su variedad de ecosistemas y la gran diversidad de especies que habitan en ellos, lo que lo convierten en un enclave único en Europa», recordó el CSIC con motivo de la desaparición de la laguna estos días. En los últimos ejercicios, «cada vez dura menos su periodo de inundación y muchas de ellas ya no llegan a inundarse, lo cual está afectando gravemente a la biodiversidad que sustentan. La desecación de Santa Olalla en verano es una de las mayores evidencias del deterioro del sistema de lagunas, indicando la ausencia de refugios acuáticos estivales para la fauna y flora acuáticas del manto eólico de Doñana», apuntan los científicos.

«El ciclo hidrológico 2021-22 ha sido el año con los niveles de precipitación más bajos de los últimos diez años (283mm), lo que no ha mejorado mucho el año actual, en el que las precipitaciones caídas han sido similares (337mm hasta agosto). Además, en ambos años se están registrando temperaturas máximas muy elevadas y la mayor temperatura media anual (18,53°C)», indicó el CSIC, que apuntó a un estudio de la Estación Biológica de Doñana con datos de los últimos 40 años que constata que «el 59% de las lagunas de mayor tamaño de Doñana han desaparecido ya».

La situación está íntimamente ligada a «las altas temperaturas y el largo periodo de bajas precipitaciones que está sufriendo Doñana; pero también con la sobreexplotación del acuífero que alimenta este sistema lagunar». «El 80% de estas lagunas se secaron antes de lo que se esperaría con los niveles de temperatura y precipitación registrados y el 84% se inundaron menos de lo previsto, lo cual evidencia que la actividad humana está alterando el equilibrio natural de las lagunas y está agravando el problema», según el CSIC. Asimismo, el 19% de las lagunas que aún se mantienen tienen más de la mitad de su cubeta invadida por matorral y pinos y solamente un 10%, principalmente localizadas en la vera, se mantienen en buen estado.

Los síntomas más preocupantes «se detectan especialmente en la zona noroeste del parque nacional y en las lagunas más próximas a Matalascañas, incluyendo a Santa Olalla, en la que ya se observan densos juncales en la mitad de su cubeta inundable y masas de arbustos que han colonizado sus actuales orillas e islotes».

La mayoría de las lagunas de Doñana son temporales, y se inundan gracias al agua del acuífero que, cuando se recarga con las lluvias, alcanza el nivel de superficie, llenando sus cubetas e inundando de vida la reserva. «En la última década no se han producido años de grandes precipitaciones, reduciéndose la recarga del acuífero, que no ha sido suficiente para contrarrestar las excesivas captaciones de agua para consumo de la localidad turística de Matalascañas en el periodo estival y para los cultivos intensivos de fresa situados en los alrededores del parque, que han aumentado su superficie en más del 30% en los últimos 10 años», según el CSIC. Hasta hace unos años, solo tres lagunas se consideraban permanentes: Santa Olalla, la laguna Dulce y la del Sopetón. La última era la de Santa Olalla.

El aniversario de Doñana llega en plena polémica por el proyecto de regularización de regadíos. Los científicos de la Estación Biológica reclaman «la reducción urgente de la cantidad de agua que se extrae del acuífero».

Optimismo del CSIC, alarma de los ecologistas

«Soy optimista: tenemos muy claro el plan de acción, que pasa por reducir de manera importante el uso del agua del acuífero y que afecta no solo la agricultura sino el uso humano», señaló el director de la Estación Biológica de Doñana, Eloy Revilla Revilla estos días en el marco de un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. De su lado, WWF lamentó que Doñana celebre su 54 aniversario la «bajo la sombra» de la PDL que «pone en jaque su futuro». Por su parte, el coordinador general de IU Andalucía, Toni Valero, indicó que «para salvar Doñana no hace falta un milagro, lo que hace falta es que el Gobierno andaluz cumpla la ley, cumpla con la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE y, por supuesto, haga caso a la ciencia». La Junta subraya que la PDL no amplía regadíos en Doñana sino que da una solución a los agricultores que dependerá de las obras pendientes del Estado.