Patrimonio

Restauración del «corazón islámico» de Córdoba

El Cabildo Catedral invertirá cuatro millones de euros en recuperar la macsura hasta el año 2027

Macsura de la Mezquita-Catedral de Córdoba, un espacio que será sometido a una profunda restauración
Macsura de la Mezquita-Catedral de Córdoba, un espacio que será sometido a una profunda restauraciónEfeAgencia EFE

Tras la muerte de Abd al Rahman III, su hijo y sucesor Al-Hakam II tomó posesión del califato de Córdoba el 16 de octubre de 961. Dos días después comenzó la ampliación de la Mezquita Aljama. De su mano, la macsura, el «corazón islámico» del templo, alcanzará las cotas más plásticas y originales de todas las llevadas a cabo en la Aljama cordobesa, poniendo de manifiesto el esplendor político que vivió el califato y que llevó a Córdoba a sustituir a Damasco como referente cultural y artístico. Ahora, este espacio de la Mezquita-Catedral se enfrenta a una restauración que no sólo le devolverá su esplendor original, sino que intentará dar respuesta a numerosas incógnitas constructivas, ornamentales e históricas. La intervención se extenderá durante más de tres años y contará con una inversión de unos cuatro millones de euros, costeados íntegramente por el Cabildo Catedral.

El canónigo portavoz, José Juan Jiménez, aseguró que esta actuación «supondrá un esfuerzo importantísimo con el que pretendemos preservar y revitalizar este destacado enclave arquitectónico y cultural». Un proyecto que, según indicó, pretende responder a diversas preguntas históricas y técnicas sobre la estructura original de la macsura, la naturaleza de su cubierta, el diseño de sus ventanas y sistemas de iluminación y la cronología de construcción.

El arquitecto conservador del monumento, Gabriel Ruiz, detalló en qué consistirán técnicamente los trabajos que abordará el equipo multidisciplinar. Se comenzará desmontando la cubrición de teja de las tres linternas de las cúpulas de la macsura, inspeccionando el tablero de soporte y restaurándose con materiales idénticos. También se recrecerá la cornisa para habilitar sobre ésta unas aberturas de ventilación.

Actualmente, los paramentos de las linternas, es decir, los muros de cerramiento de las mismas, se encuentran muy deteriorados. Durante su restauración se propone recuperar sus perfiles, reconstruyendo los contrafuertes, así como los planos de fachada. Una vez delineados los perfiles, se procederá a proteger las fábricas mediante enlucidos de mortero de cal, así como a consolidar la policromía original.

Las celosías serán retiradas y restauradas para, posteriormente, ser colocadas en su ubicación original, protegiéndolas mediante la instalación de un vidrio separado del plano de fachada que preserve así los paramentos y las propias celosías y resolviendo los problemas de ventilación y condensación producidos en el interior de las cúpulas.

En cuanto a las maderas, para la protección de los zunchos existentes en el trasdós de las cúpulas se aplicará un tratamiento antixilófagos con carácter preventivo, ya que estas estructuras presentan ataques antiguos, recolocándose la teja desmontada siguiendo la disposición original.

Por su parte, las linternas octogonales arrancan de una superficie cuadrada, los triángulos que aparecen tras este cambio de geometría presentan una cubierta de ladrillo de suave pendiente que muestra humedades de importancia y que requiere de su desmontado e impermeabilización, por lo que una vez terminado el trabajo de cubiertas se comenzará la restauración del interior de las cúpulas. Según Jiménez, la Mezquita-Catedral «no es un mero amontonamiento de arquitecturas», sino un edificio «dotado de una enorme unidad, es una única obra de arte». Por tanto, «cualquier intervención sobre una parte es una intervención sobre la totalidad del edificio».