
Tribuna
Sevilla: fervor y fe en un acontecimiento histórico
El presidente de Caja Rural del Sur, José Luis García-Palacios Álvarez, subraya los valores religiosos y culturales de la procesión Magna

Sevilla, ciudad de fervor inigualable, acoge estos días un acontecimiento histórico como es la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, que culminará este domingo 8 de diciembre con una Procesión Magna que va a congregar a cientos de miles de fieles. Es una fecha que va a quedar grabada en el calendario particular de la ciudad y que invita, por todo lo que representa, a una profunda reflexión sobre el significado de nuestra Fe y la trascendencia de nuestras tradiciones, escenificando además la forma de sentirlo y vivirlo en Sevilla.
Las palabras del señor arzobispo de Sevilla, don José Ángel Saiz Meneses, ante la preparación de esta gran semana y evento resuenan con fuerza estos días: «El congreso y la procesión Magna han de ser un encuentro con Dios y una comunión entre hermanos».
Sevilla nos ofrece la oportunidad única de detenernos, de mirarnos hacia adentro y de reconectar con lo esencial en estos días tan especiales para los creyentes y cofrades. Han sido numerosas las actividades e iniciativas celebradas durante los pasados días. Las exposiciones que se han organizado en el marco del congreso son una invitación a la unidad, a la oración y a la contemplación. Cada obra de arte, cada reliquia, nos habla de la historia de nuestra fe y nos invita a profundizar en ella.
Así lo va a hacer también la procesión Magna como clausura del congreso, punto culminante de este gran acontecimiento, con las imágenes sagradas que recorrerán las calles de Sevilla. A través de la contemplación de estas imágenes, de la belleza de nuestros templos y de la escucha de la Palabra de Dios, Sevilla expresa su adoración y experimenta la presencia de lo divino.
Sevilla entonces se convierte en un altar, brindándonos oportunidad única para crecer espiritualmente y para fortalecer nuestra identidad cristiana como tenemos la posibilidad de hacerlo en la Semana Santa.
Desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, Sevilla es una ciudad transformada que asume con auténtico fervor los acontecimientos que se desarrollan en sus calles. Cada gesto de devoción o cada paso en nuestras procesiones es un acto sincero de amor y fidelidad al mensaje de Cristo. Por ello, es importante destacar que esta procesión Magna, y la Semana Santa en su conjunto, deben ser ante todo un acto de fe pública.
Hoy brillarán con luz propia en la Magna los pasos en la calle y los sevillanos abarrotarán todos los rincones de la ciudad en busca de emociones. Conviene no olvidar que las imágenes que veremos, aunque hermosas y necesarias, no son un fin en sí mismas, sino un medio para expresar y vivir nuestras creencias cristianas.
Todo este conjunto de formas de expresión tiene un gran valor. Tal y como ha expresado su Santidad, el Papa Francisco, sobre las hermandades y cofradías, «la religiosidad popular es un espacio de encuentro con Jesucristo y una entrañable devoción a la Virgen, es una manera legítima de vivir la fe cristiana, no podemos devaluar la religiosidad popular o considerarla secundaria».
Soy un firme convencido de que la piedad popular tiene una fuerza transformadora cuando se vive con autenticidad. Pero para que esa fuerza sea verdadera, debemos cuidarla y alimentarla a diario y con fe, sólo así evitaremos que se convierta en una mera costumbre vacía o un espectáculo sin alma.
Por todo ello, el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular nos invita a vivir a ser activos en nuestra religiosidad, a salir de nuestras iglesias y a llevar la Buena Nueva a todos los rincones de la sociedad. La fe no es una realidad estática, sino un camino dinámico que nos lleva a comprometernos con los demás y a construir un mundo más justo y solidario.
Es la mejor conclusión que podemos extraer de unos días especiales para Sevilla: mostrar la belleza de nuestra fe y la riqueza de nuestras tradiciones, alentando a los demás a recorrer este camino, como Sevilla únicamente sabe hacerlo.
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