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Cultura

Cumple cien años "El gran Gatsby", la novela que puso a "rebuznar" a los críticos

"Los papeles del Gran Gatsby" es una intrahistoria de la novela que ocupa el segundo puesto entre las cien mejores en lengua inglesa

Una divertida mueca de F. Scott Fitzgerald, en una imagen tomada en un fotomatón larazon

Por Alfredo Valenzuela

Este mes de abril se cumplen cien años de la publicación de "El gran Gatsby", de Francis Scott Fitzgerald, considerada una de las grandes novelas del siglo XX aunque cuando se publicó tuvo críticas "de lo más vulgares y desconsideradas", de modo que a los críticos solo les faltó "rebuznar", según escribió entonces el propio autor.

Hace cien años Scott Fitzgerald se lamentó durante meses en varias cartas de que la crítica no había entendido su novela, tal y como recoge en "Los papeles del Gran Gatsby" (Athenaica) el profesor de Literatura Inglesa y Norteamericana de la Universidad de Sevilla Juan Ignacio Guijarro, especialista en la obra del autor norteamericano y responsable de su edición crítica en la editorial Cátedra.

"Los papeles del Gran Gatsby", en traducción de José de María Romero, es una intrahistoria de la novela que ocupa el segundo puesto entre las cien mejores en lengua inglesa, según la macroencuesta que realizó la editorial Modern Library en 1998.

Reúne "Los papeles del Gran Gatsby" un relato de Scott Fitzgerald de 1922, "Sueños de invierno", y dos de 1924 "Absolución" y "Lo más sensato" -considerados como "la constelación Gatsby"-, varias cartas del autor sobre la novela a editores y amigos, y tres cartas que sobre "El gran Gatsby" que le enviaron a su autor Gertrude Stein, Edith Wharton y el poeta y premio Nobel T.S.Eliot.

El volumen reúne también el prólogo que Scott Fitzgerald le puso a su novela en la edición de 1934 y dos reseñas críticas originales de la novela, la de Harvey Eagleton, publicada en el 'Dallas Morning News', el 10 de mayo de 1925, y la de Heywood Broun, publicada el 17 de agosto de ese mismo año en el 'New York World'.

Harvey Eagleton aseguró en su crítica que la novela "es sensacionalista, escandalosa, impertinente y fea", que "carece de un argumento digno de mención" y que se concluye su lectura "con un hondo pesar, no tanto por la suerte de los avatares que la pueblan, sino por el adverso destino de su creador".

"Fitzgerald fue aclamado como un joven prometedor, lo cual nos parecía entonces, y con creces, que aquella promesa, como tantas otras, se haya visto truncada. Que aquella bengala, en definitiva, que nada más encenderse supo despedir destellos de gloriosas tonalidades, parece estar extinguiéndose en una nube de humo y chisporroteo", concluyó su reseña el crítico de Dallas.

Heywood Broun, que publicó su crítica tres meses después de la de Eagleton, hizo una valoración muy distinta, por positiva y hasta elogiosa: "Pocos libros se han escrito con la hermosura y delicadeza que se ha escrito 'El gran Gatsby'", que calificó de "obra estilísticamente admirable".

Broun destacó que en la novela de Scott Fitzgerald "el estilo nunca se interpone en el camino de la trama, que es trepidante al tiempo que entretenida. Pocos son los libros que mantienen nuestro interés de esa manera, y muchos menos los que mantienen la intriga como lo hace esta, en una línea ascendente e impecablemente trazada", zanjó el crítico de Nueva York.

Juan Ignacio Guijarro, responsable también de la edición crítica en español de los "Ensayos" de Scott Fitzgerald, destaca en su introducción a "Los papeles del Gran Gatsby" la opinión de "una persona tan severa" en sus juicios como T.S.Eliot, quien escribió sobre la novela:

"Me ha interesado y entusiasmado más que cualquier otra novela nueva que haya leído, ya sea inglesa o norteamericana, durante varios años (...) La considero el primer paso delante que ha dado la ficción americana desde Henry James".

Scott Fitzgerald, una vez que se agotaron los escasos ejemplares de la primera edición de su novela logró que un editor la incluyera en una colección de libros asequibles, para la cual se imprimieron 6.000 ejemplares a un precio de 99 centavos, cuando corría ya el año de 1934 y el autor escribió un prólogo en el que se dirigió a sus lectores:

"Quisiera confesarles que nunca me esforcé tanto por preservar la pureza de mi conciencia artística como en aquellos diez meses que invertí en escribirla".