Mascotas
¿Cómo evitar los mordiscos en tu gato? Es posible que estés jugando mal con tu gato
Cuando un gato muerde o araña, la solución no pasa por el castigo, sino por entender su comportamiento y redirigir su instinto con pautas claras que van desde el juego a la visita al veterinario
Antes de buscar soluciones en el comportamiento de un gato que muerde o araña, el primer paso es descartar cualquier causa física. A menudo, lo que un dueño interpreta como una simple agresividad o un juego que se ha ido de las manos puede ser, en realidad, la única manera que tiene el animal de comunicar un malestar. Un dolor oculto o una enfermedad no diagnosticada son motivos más que suficientes para que un felino reaccione de forma inesperada, por lo que una visita al veterinario es el punto de partida ineludible para afrontar el problema de raíz. Este chequeo general también es una buena oportunidad para revisar su dieta y desmentir mitos, como la creencia de que darle leche a un gato es beneficioso, cuando en realidad puede causarles problemas digestivos.
En este sentido, un entorno inadecuado también puede ser el detonante de estas conductas. Los gatos son animales de costumbres, sensibles al estrés y a la incertidumbre. Un hogar caótico, sin rutinas claras o carente de los recursos necesarios —como rascadores, areneros o lugares seguros donde esconderse— puede generar una ansiedad que se manifieste a través de mordiscos. Por ello, garantizar un entorno estable y tranquilo es fundamental para su bienestar emocional y, en consecuencia, para mitigar comportamientos indeseados.
De hecho, una vez descartadas las causas médicas y ambientales, es el momento de centrarse en su naturaleza. La mayoría de estos incidentes ocurren porque el animal tiene un instinto de caza mal canalizado. Para el felino, morder es una conducta natural que necesita expresar. Por tanto, la solución no pasa por reprimirlo, sino por enseñarle dónde y cómo hacerlo de forma segura, una estrategia que respaldan desde Feliway, para lo cual es fundamental canalizar su instinto depredador hacia objetos apropiados.
Las reglas del juego: cómo actuar antes y durante el mordisco
Por ello, la prevención activa es la herramienta más eficaz. Es crucial que el gato aprenda a diferenciar entre las manos de su dueño, que son para las caricias, y los juguetes, que son para la caza. Para lograrlo, se deben establecer sesiones de juego diarias, de entre diez y quince minutos, utilizando siempre plumeros, pelotas o cañas que le permitan quemar energía y satisfacer su instinto sin poner en riesgo a nadie. Nunca se deben usar las manos o los pies para incitar al juego. Para los felinos más enérgicos, incluso se puede considerar la opción de entrenar al gato para que salga a la calle con arnés, ofreciéndole una estimulación controlada y segura.
Ahora bien, si el arañazo o el mordisco son inevitables, la reacción del propietario en ese instante es determinante. La clave es detener la interacción en el acto. Un «¡ay!» corto y agudo puede servir para marcar el límite, pero sin llegar a gritar, pues solo aumentaría su nerviosismo. Acto seguido, lo más efectivo es ignorar al animal por completo durante un periodo de cinco a diez minutos, abandonando la habitación si es necesario. Con paciencia y coherencia, el gato aprenderá que morder es la forma más rápida de que la diversión se termine.