
Mascotas
¿Puedo entrenar a mi gato para que salga a la calle conmigo? Pocos lo saben, pero es algo que se aprende
Aunque la imagen del gato casero sea la más común, una tendencia creciente muestra que muchos felinos disfrutan del exterior

La mayoría asocia al gato con la vida en el hogar, disfrutando de siestas y explorando cada rincón. No obstante, una parte de estos animales disfruta con las incursiones en el mundo exterior, desafiando esta percepción común.
Para estos mininos aventureros, las salidas al aire libre representan una fuente notable de estimulación. Por su seguridad, es imprescindible que estas expediciones se realicen bajo control.
La clave reside en un entrenamiento adecuado que garantice su protección y le evite una buena dosis de ansiedad para que pueda ser feliz y descubrir un mundo que hasta ahora le era vedado.
Claves para una aventura felina segura
La preparación para los paseos empieza con el equipo. Se recomienda un arnés, no un collar, por su mayor sujeción y comodidad, protegiendo el cuello felino de tirones. Desde Dailypaws informan que debe ajustarse bien, pero con total libertad de movimientos.
La adaptación al arnés es gradual y positiva. Primero, se permite al gato explorar y olfatear, asociándolo a recompensas. Poco a poco, se coloca, desde unos segundos sobre la cabeza, aumentando el tiempo y la integración de las patas, siempre garantizando que el felino se sienta cómodo. Además, los gatos son animales muy sensibles y es necesario tener esto en cuenta para no cometer ningún error.
Antes de salir, es importante tomar precauciones sanitarias. Los gatos que exploran el exterior deben tener sus vacunas al día y tratamientos preventivos regulares contra parásitos. Esta medida es fundamental para proteger su salud.
El refuerzo positivo es una herramienta de calado en este entrenamiento. Utilizar un "marcador" –un sonido o señal de mano, como un 'clicker' o una palabra específica como "sí"– justo en el momento en que el gato realiza el comportamiento deseado, seguido de una recompensa, refuerza la conexión. La consistencia en esta técnica maximiza la efectividad del aprendizaje.
Una vez que el gato acepta el arnés y la correa en casa, es el momento de practicar paseos en un entorno controlado y familiar. Estas "excursiones" interiores deben ser cortas, permitiendo que el gato explore a su ritmo y se sienta seguro. Reforzar cada paso con elogios y premios fomenta su confianza para las futuras salidas.
La transición al exterior ha de ser pausada y liderada por el propio animal. Es vital dejar que el gato marque el ritmo, decidiendo qué lugares quiere explorar y cuánto tiempo. Se le debe permitir olfatear la vegetación y observar su entorno, pero con especial precaución cerca de los árboles, dada su tendencia innata a trepar. Un paseo de diez a quince minutos suele ser suficiente para la mayoría, evitando el sobrecalentamiento o la fatiga.
Con paciencia y refuerzo positivo, muchos gatos pueden disfrutar de paseos al aire libre, enriqueciendo sustancialmente su vida. No obstante, no todos los felinos se adaptarán, y lo importante es respetar sus límites individuales para asegurar su bienestar.
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