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Mascotas
Durante los meses estivales, mientras disfrutamos del buen tiempo y las actividades al aire libre, nuestros compañeros caninos pueden estar experimentando situaciones que les generan estrés y malestar. Las altas temperaturas, los cambios de rutina y diversos factores ambientales crean un escenario que no siempre resulta agradable para ellos.
Aunque asociamos el verano con momentos de diversión y relajación, la realidad para muchos perros es bastante diferente. Desde superficies abrasadoras hasta ruidos ensordecedores, son múltiples los elementos que pueden convertir esta época en un verdadero desafío para nuestras mascotas. Nuestros compañeros son mucho más sensibles de lo que pensamos.
Comprender estas dificultades específicas y conocer las estrategias para minimizar su impacto resulta fundamental para garantizar el bienestar de nuestros amigos peludos durante la temporada más calurosa del año.
Algo que acusan bastante es el tema de los pavimentos y superficies ardientes representan uno de los mayores peligros estivales para los canes. Sus almohadillas son extremadamente sensibles y pueden sufrir quemaduras graves cuando el asfalto alcanza temperaturas que superan los 65°C en días de apenas 25°C, según detallan desde Kinship. Antes de salir a pasear, conviene probar la temperatura del suelo con la palma de la mano.
También sufren un grave estrés con fuegos artificiales y ruidos intensos constituyen otra fuente importante de ansiedad canina durante el verano. Estos sonidos impredecibles pueden desencadenar comportamientos destructivos y episodios de pánico en muchos animales. Para minimizar este problema, resulta útil crear espacios seguros en el interior del hogar y utilizar camisetas de compresión o difusores de feromonas tranquilizantes.
En verano, y más en España, el calor excesivo y humedad elevada complican considerablemente la termorregulación canina. A diferencia de los humanos, los perros no sudan por toda la piel, sino que regulan su temperatura corporal principalmente mediante el jadeo. Cuando las condiciones ambientales son extremas, este mecanismo natural puede resultar insuficiente.
Playas y parques abarrotados pueden resultar abrumadores para muchos canes. Multitudes de personas desconocidas, otros perros y actividades intensas generan estrés en animales que no están acostumbrados a estos ambientes. Visitar estos lugares durante horas menos concurridas o elegir ubicaciones más tranquilas puede marcar una diferencia notable.
Otro problema importante son los insectos y parásitos que aumentan su actividad durante los meses cálidos. Pulgas, garrapatas y mosquitos no solo causan molestias, sino que también pueden transmitir enfermedades peligrosas. Mantener el césped cortado y realizar revisiones regulares del pelaje ayuda a prevenir infestaciones.
A los animales no les gustan los cambios. Cambios en la rutina diaria también afectan a los perros, que prosperan con horarios predecibles. Vacaciones familiares, niños en casa y modificaciones en los paseos pueden generar ansiedad. Mantener los horarios de alimentación y ejercicio resulta crucial para su estabilidad emocional.
Si son de pelaje corto, las quemaduras solares representan un riesgo real para perros de pelo corto o claro, especialmente aquellos con trufa y orejas rosadas. Aplicar protector solar específico para mascotas y proporcionar sombra adecuada previene daños cutáneos importantes.
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