Mascotas
¿Qué debes hacer si tu perro te pide comida en la mesa, según un veterinario?
Cuando tu perro te pide comida en la mesa no es un simple gesto tierno: los veterinarios advierten que ceder refuerza un hábito dañino para su salud y la convivencia
Quien convive con un perro lo sabe: basta con que la familia se siente a la mesa para que empiece el ritual de las miradas intensas, las patitas sobre la rodilla o el hocico asomando cerca del plato. A primera vista puede parecer un gesto tierno, pero detrás de esa insistencia se esconde un hábito que, si no se corrige, puede volverse molesto, pero sobre todo, dañino para la salud del animal.
Según explican los veterinarios y educadores caninos, lo más importante es entender que el perro no lo hace “para fastidiar”, sino porque ha aprendido que pedir funciona. Si en algún momento alguien le dio un trozo de pan o un pedacito de carne mientras la familia comía, lo habrá interpretado como parte del juego: insistir tiene recompensa. La buena noticia es que esta conducta se puede redirigir con paciencia, coherencia y estrategias sencillas.
¿Por qué no debes darle comida de la mesa a tu perro?
Lo primero que advierten los especialistas es que ceder aunque sea una sola vez refuerza la conducta. Los perros aprenden por asociación, y si consiguen un premio tras pedirlo, volverán a intentarlo siempre.
Además, no toda la comida humana es segura para ellos. Algunos alimentos son tóxicos:
- La cebolla y el ajo pueden dañar sus glóbulos rojos.
- El chocolate y el café contienen sustancias que afectan al corazón y al sistema nervioso.
- Las uvas y pasas pueden provocar insuficiencia renal aguda.
Aun cuando se trate de alimentos aparentemente inofensivos (pan, queso, frituras...), suelen contener sal, azúcar o grasas en exceso, lo que favorece la obesidad y con ella enfermedades cardiovasculares, diabetes y problemas articulares.
En otras palabras: aunque a tu perro le haga ilusión, darle sobras de la mesa no es un gesto de cariño, sino que, a largo plazo, podría convertirse en un riesgo para su salud.
¿Qué hacer para que no pida comida?
La prevención es siempre la herramienta más eficaz. Los veterinarios recomiendan varias estrategias prácticas:
- 1. No permitir que esté en la mesa durante las comidas: Si es posible, coloca al perro en otra habitación mientras la familia come. De esa forma no asociará el momento con la posibilidad de recibir premios.
- 2. Hacer coincidir su ración con la tuya: Si prefieres que esté cerca, ofrécele su comida justo cuando te sientas a la mesa. Así cada cual tendrá su plato y se establecerá una rutina compartida. El perro estará ocupado y saciado, por lo que tendrá menos interés en tu comida.
- 3. Proporcionar entretenimiento alternativo: Un kong relleno, un hueso especial para masticar o un mordedor resistente pueden mantenerlo distraído durante el tiempo de la comida. La clave está en que asocie ese momento con algo positivo, pero distinto a la mesa.
- 4. Reforzar lo que sí quieres: Cada vez que el perro permanezca tranquilo sin pedir, acarícialo o felicítalo. El refuerzo positivo es la herramienta más poderosa en educación canina. En cambio, si ladra, gime o insiste, lo mejor es ignorarle por completo: ni premios ni regaños, porque incluso una llamada de atención puede interpretarse como recompensa.
- 5. Normas claras para toda la familia: De nada sirve que uno de los miembros ignore al perro si otro le pasa un trozo bajo la mesa. La coherencia es fundamental: todos deben actuar igual.
¿Qué no debes hacer nunca?
Aunque la tentación sea grande, hay que evitar ciertos comportamientos que agravan el problema:
- No darle “solo un trocito”: aunque parezca insignificante, el perro lo interpretará como éxito.
- No empujarlo ni gritarle: los castigos generan ansiedad y, en algunos casos, reacciones agresivas.
- No improvisar reglas: si hoy le das y mañana no, el perro insistirá todavía más porque sabe que a veces funciona.
Beneficios de educar esta conducta
Corregir este hábito no solo protege la salud de tu mascota, sino que mejora la convivencia familiar. Las comidas dejan de ser momentos de culpa con y hacia tu mascota y pasan a ser espacios tranquilos. Para el perro también supone un alivio: cuando entiende qué esperar y qué no durante ese rato, se reduce su frustración y se siente más seguro.
En los casos más complicados, por ejemplo, perros que llevan años recibiendo sobras, puede ser necesario el apoyo de un educador canino. Con técnicas personalizadas, es posible reeducar incluso a los animales más insistentes.
Con paciencia y constancia, tu perro aprenderá que la mesa no es un lugar de recompensas. A cambio, ganarás comidas tranquilas y un compañero más equilibrado y saludable.