Pacientes

Alertan del riesgo de unos fármacos contra la acidez estomacal

Pueden elevar el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, según una investigación

Un grupo popular de antiácidos conocidos como inhibidores de la bomba de protones (PPI, por sus siglas en inglés), utilizados para reducir el ácido estomacal y tratar la acidez de estómago puede aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, según concluye una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas la 2016 de la Asociación Americana del Corazón, que se celebran en Nueva Orleans, Luisiana, Estados Unidos.

«Los PPI se han asociado con una función vascular no saludable, incluyendo ataques cardiacos, enfermedades renales y demencia», recuerda Thomas Sehested, autor principal del estudio e investigador de la ‘Danish Heart Foundation’ en Copenhague, Dinamarca. «Queríamos ver si los PPI también planteaban un riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, especialmente dado su creciente uso en la población general», explica.

El accidente cerebrovascular isquémico, el tipo más común de accidente cerebrovascular, es causado por coágulos que bloquean el flujo sanguíneo hacia o en el cerebro. Los investigadores analizaron los registros de 244.679 pacientes daneses, con una edad media de 57 años, que se sometieron a una endoscopia, un procedimiento utilizado para identificar las causas del dolor de estómago y la indigestión. Durante casi seis años de seguimiento, 9.489 pacientes tuvieron un accidente cerebrovascular isquémico por primera vez en sus vidas. Los investigadores determinaron si el accidente cerebrovascular ocurrió mientras los pacientes usaban uno de los cuatro PPI: omeprazol (’Prilosec’), pantoprazol (’Protonix’), lansoprazol (’Prevacid’) y esomeprazol (’Nexium’).

En el caso del accidente cerebrovascular isquémico, los investigadores encontraron que el riesgo total de accidente cerebrovascular aumentó un 21 por ciento cuando los pacientes tomaban un PPI. A las dosis más bajas de los PPI, hubo un leve o ningún aumento del riesgo de accidente cerebrovascular, mientras en la dosis más alta de estos cuatro fármacos, el riesgo de accidente cerebrovascular aumentó desde un 30 por ciento para lansoprazol (’Prevacid’) a un 94 por ciento para pantoprazol (’Protonix’).

No hubo mayor riesgo de accidente cerebrovascular asociado con otro grupo de medicamentos reductores de ácido conocidos como bloqueadores de H2, que incluyen famotidina (’Pepcid’) y ranitidina (’Zantac’). En comparación con los no usuarios, los consumidores de PPI eran más viejos y tenían más trastornos de salud, como fibrilación auricular al inicio del estudio (3,4 frente a 3,8 por ciento). El análisis tuvo en cuenta la edad, el sexo y factores médicos, incluyendo la presión arterial alta, la fibrilación auricular (latidos cardiacos irregulares), la insuficiencia cardiaca y el uso de ciertos analgésicos que se han relacionado con el ataque al corazón y el accidente cerebrovascular. Los autores creen que sus hallazgos, junto con estudios previos, deberían fomentar un uso más cauteloso de los PPI. Sehested subraya que la mayoría de los PPI en Estados Unidos ya están disponibles sin receta. «Se pensaba que los PPI eran seguros, sin grandes efectos secundarios -explica--. Este estudio cuestiona aún más la seguridad cardiovascular de estos fármacos».

Aunque su trabajo no encontró una relación entre los bloqueadores H2 y el accidente cerebrovascular, los autores no pudieron decir que este grupo de fármacos es mejor para los pacientes que los PPI, por lo que apuntan que los médicos que prescriben los PPI deben considerar cuidadosamente si su uso está justificado y por cuánto tiempo.

Las limitaciones del estudio incluyen su diseño observacional, que no puede establecer causa y efecto, y el hecho de que casi todos los participantes eran blancos. Los investigadores creen que está justificado realizar un ensayo controlado aleatorio de los PPI y la enfermedad cardiovascular.