Prevención
«No hay más casos, sino un mejor diagnóstico»
-¿Desde cuándo tenemos constancia de la intolerancia a la lactosa?
-La intolerancia a la lactosa se conoce hace varias décadas, pero el procedimiento de diagnóstico es más novedoso. Se trata de una prueba no invasiva que consiste en mediar la cantidad de hidrógeno presente en el aliento después de haber tomado una sobrecarga de lactosa. Si los niveles son altos, indica que se tienen problemas para descomponer y absorber la lactosa.
-¿Por qué hay más casos de intolerancia a la lactosa que antes?
-No consideramos que haya más intolerancia a la lactosa que hace unos años, sino que gracias a la mejora de las pruebas para identificar la enfermedad ha aumentado el número de pacientes diagnosticados.
-¿Cuáles son los síntomas?
-Los síntomas más frecuentes son incomodidad y sensación de hinchazón abdominal, borborigmos (ruido intestinal), retortijones, gases y diarrea. También se pueden presentar manifestaciones dermatológicas, como piel seca o dermatitis atópica. Estos síntomas no suponen un riesgo para la salud del paciente, pero sí una incomodidad permanente.
-¿Es la lactosa la única contraindicación de los lácteos o tiene alguna más?
-En ocasiones la intolerancia no es a la lactosa, sino a la caseína, proteína de la leche. En este caso es recomendable dejar de tomar lácteos de origen animal. En la actualidad podemos encontrar en el mercado preparados lácteos a base de, por ejemplo, soja que pueden sustituirlos si están enriquecidos con calcio y vitamina D.
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