Alimentación
¿Quién es Yanet Acosta?
Se cuela en mi ordenador el texto que a continuación, fragmentado, transcribo. ¿Por vanidad? Sí, por eso, y porque resume parte de cuanto en esta columna llevo dicho desde hace diez años. La autora se refiere a mi última obra «Shangri-La. El elixir de la eterna juventud», que pronto será penúltima, pues llevo ya muy adelantado el segundo volumen de mis Memorias.
«Me he divertido mucho leyendo este libro en el que Dragó desvela sus secretos para mantenerse joven. Comparto con él muchos de ellos, sobre todo el principal: vivir como quieres. Dice Dragó: “Quien vive en contra de su voluntad, como lo hace todo aquel que no se conozca a sí mismo, acabará por pagar en denarios de mala salud el peso de ese desgaste” o como diría Jung “la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”. En la búsqueda de la juventud, la selección de lo que se come es esencial. Dragó renuncia a los lácteos, a todos sin excepción, a las conservas, los congelados, preconizados, liofilizados, procesados, a los pescados de piscifactoría, a los falsos “panes”, al azúcar (“veneno vestido de novia”) y a los platos preparados. Carne, lo menos posible, incluido el jamón ibérico (...). Rechaza la dieta mediterránea donde los fritos dominan, y elige la japonesa, entre cuyos productos alaba el natto (soja fermentada) por su vitamina K, un anticoagulante natural. Comer en cantidades reducidas y jamás recalentada en el terrible microondas que destruye las moléculas del alimento. Avisa de que las naranjas ya no contienen apenas vitamina C, especialmente las que vienen sin pepitas, es decir, casi todas (este punto no lo puedo confirmar pero suscribo todo lo anterior). A los cuidados alimentarios suma una técnica de respiración completa, la terapéutica amistad con los gatos y el destierro de la jubilación (...). A todo esto suma complementos de vitaminas, minerales, omega 3, fibra, probióticos, hormonas, metabólicos, aminoácidos y antioxidantes. Un elixir hecho a medida, que controla con análisis y en el que corona como reina el Sumo Reishi, una seta cultivada de forma ecológica en Japón».
Gracias, Yanet, quien quiera que seas. Tan sólo una confesión: el natto es, en efecto, bonísimo para la salud, pero no hay paladar occidental que lo resista. El mío tampoco.
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