Investigación Médica
Una dieta adaptada a su genética
Los médicos utilizarán una combinación de datos genéticos y fisiológicos para desarrollar planes de adelgazamiento. La dietética personalizada será asequible en cinco años.
Los divulgadores de ciencia gustamos de ponerle etiquetas a todo. Somos así. Los años 90 fueron la década del cerebro. Luego vino la «invasión de los dinosaurios», como antes había existido la «era de la exploración espacial». En cuestiones de medicina, posiblemente vivamos ahora el comienzo de la «revolución de la genética personalizada». Sí, es cierto que conocemos la estructura molecular del ADN desde la mitad exacta del siglo XX y que el genoma humano se secuenció hace más de una década. Pero es ahora cuando todo el potencial del conocimiento de nuestros genes empieza a encontrar aplicación práctica en la medicina, en la curación directa de seres humanos.
Ya sabemos que el estudio de los genes de un individuo, y de los factores epigenéticos que condicionan su expresión, arroja pistas fundamentales para el desarrollo de enfermedades y sus posibilidades de curación. Es muy conocida la incidencia de genes como el BRCA1 en la propensión a padecer cáncer de mama, por ejemplo.
En los últimos años, la medicina genética ha ido invadiendo nuevos terrenos. El último y quizá más sorprendente acaba de conocerse. La genética puede aplicarse a las dietas de adelgazamiento.Algunos expertos prevén que el próximo gran avance en la ayuda a las personas con sobrepeso puede ser la utilización de su información genética para personalizar una dieta exclusiva e intransferible. No habrá dos dietas iguales, sino tantas como personas que quieran adelgazar existan. Y lo mismo ocurrirá con los planes de ejercicio físico: «dime qué genes tienes y te diré qué tipo de gimnasia te viene mejor». Así lo afirma un informe de la Universidad de Texas en Austin sobre la llamada «pérdida de peso de precisión».
El mayor obstáculo que existe para este logro es que todavía no conocemos muy bien las invisibles relaciones entre la genética, el comportamiento y las enfermedades relacionadas con el sobrepeso.
El estudio, que aparece en el número de enero de la revista «Obesity», ha pretendio recoger lo que sí se sabe a día de hoy de esa relación e identificar qué factores genéticos intervienen en la pérdida o la ganancia de peso de una persona. Porque, si es evidente que no a todos los seres humanos nos engorda lo mismo y no todos adelgazamos con las mismas pautas, ¿por qué las dietas se venden como panacea universal para todos?Según el informe, en un tiempo no superior a cinco años, la dietética genética habrá avanzado lo suficiente como para ser moneda corriente. Los médicos empezarán pronto a utilizar una combinación de datos genéticos, psicológicos y fisiológicos para desarrollar planes de dieta a la carta. En un escenario nada improbable, los pacientes aportarán muestras de saliva a su endocrino para que este decida qué dieta es la más recomendable. Y en un futuro algo más lejano, se podrán emplear sensores especializados en el interior del cuerpo que recojan información del avance de la dieta, las partes del cuerpo en las que se acumula la grasa o los músculos que mejor responden al ejercicio.
La razón por la que todo esto es hoy posible o lo será pronto no es otra que el espectacular abaratamiento de las tecnologías de secuenciación de genes. La información que estas tecnologías ofrecen, en combinación con los datos obtenidos de aplicaciones de rendimiento físico domésticas (como las pulseras que miden el desempeño físico de un deportista), serán de gran utilidad para los endocrinos y entrenadores personales. La ciencia ha descubierto ya algunas relaciones entre el ADN y el sobrepeso. Se conocen por ejemplo genes implicados en que ciertas personas tiendan a acumular la energía de la comida en forma de grasa más que otras. Algunos medios tienden a llamar a estos genes «los genes de la obesidad». Pero en realidad su implicación en el sobrepeso es muy pequeña, lo que sugiere que la evolución de la masa corporal de un individuo depende de muchos más factores personales. La obesidad es una de las mayores epidemias que afectan al siglo XXI y un reto sanitario de gran calado. Sin duda será necesario cambiar las estrategias de combate contra ella. Porque, de momento, decenios de dietas, consejos y ejercicios no han podido derrotarla.
✕
Accede a tu cuenta para comentar