Cáncer
Bótox contra las secuelas del cáncer de mama
Han pasado casi cinco años desde que Mª Ángeles fue sometida a una mastectomía completa para acabar con un tumor en la mama. Y, aunque pensó que la intervención de reconstrucción que le practicaron dos años más tarde, «sería más sencilla», el colgajo de la espalda que emplearon para reconstruir su seno le dejó unas cicatrices «muy dolorosas. Pese a la medicación que estuve tomando el dolor no desaparecía. Iba desde la espalda hasta la axila que fue por donde arrastraron el músculo. No sabía que hacer», cuenta. Y es que, pese al avance de la ciencia y a que hoy se logra salvar la vida de más del 80 por ciento de los afectados por este tipo de cáncer, las secuelas en ocasiones parecen inevitables.
Sin embargo, cuando lo daba todo por perdido, desde el Hospital Clínico San Carlos de Madrid le ofrecieron la posibilidad de terminar con semejante sufrimiento. Porque en el servicio de Rehabilitación del centro hospitalario se está utilizando una nueva técnica que consiste en inyectar dosis de toxina botulínica para tratar a pacientes que presentan complicaciones tras los tratamientos recibidos, como el dolor residual o la disfunción del hombro y del brazo.
Tras la cirugía
Tal y como explica Concepción Cuenca, responsable de dicho servicio, «es una técnica que empleamos cuando se producen complicaciones del tratamiento tras intervenciones quirúrgicas (con o sin reconstrucción mamaria) o bien por la fibrosis que se produce en la piel de los pacientes como consecuencia de las sesiones de radioterapia y también de los dolores neuropáticos que puede producir la quimioterapia». Asimismo, «es útil para pacientes con prótesis mamarias gracias a que la toxina relaja el músculo, pero además tiene efectos muy positivos cuando se les coloca el expansor provisional tras quitar la mama, pues éste también resulta doloroso», añade Cuenca.
Se trata de un procedimiento sencillo que se lleva a cabo de forma ambulatoria, con mínimos efectos secundarios y con unos resultados positivos apreciables, en la mayoría de los casos tras diez o quince días, y que se realiza en la consulta de linfedema del servicio de Rehabilitación del hospital. «La dosis es estándar de cien unidades de toxina, pero se puede modificar en función del paciente».
Hoy, Mª Ángeles explica cómo ha mejorado su vida desde entonces. «La verdad es que ha funcionado muy bien. Me pusieron la inyección y a las dos semanas ya noté los efectos, sobre todo al dormir, que es cuando más lo notaba».
Este tratamiento ha formado parte de un estudio preliminar realizado por especialistas de rehabilitación del centro hospitalario y las conclusiones se presentarán en el Congreso Nacional de la Sociedad de Medicina Física y Rehabilitación, que se celebrará este mes de junio en Cádiz. En él ya han participado un total de 18 pacientes, entre ellos, Mª Ángeles. Los resultados obtenidos en este trabajo muestran que «la toxina botulínica es eficaz en la mejoría del dolor en las pacientes con contractura del pectoral mayor, siendo el dolor el principal responsable de la disfunción del brazo y del deterioro de la calidad de vida y no el linfedema asociado que puede presentar estas afectadas».
Sin embargo, ante la severidad de los dolores de Mª Ángeles, ella deberá someterse en breve a una nueva dosis de botox. No obstante, Cuenca señala que «en la mayoría de los casos, basta con una dosis para resolver de forma total el problema, aunque, como en el caso de Mª Ángeles, en ocasiones es necesario inyectarla de nuevo».
Además, Cuenca destaca que económicamente también es positivo, ya que «logras quitar por completo la medicación al paciente».
El cáncer en España
Según la Sociedad Española contra el Cáncer (Aecc), en España se diagnostican unos 26.000 casos cada año, lo que representa casi el 30 por ciento de todos los tumores del sexo femenino que se producen en nuestro país. La mayoría de los casos se diagnostican en pacientes que tienen entre los 35 y los 80 años, aunque existe un máximo entre los 45 y los 65 años.
Tanto el número de casos como las tasas de incidencia están aumentando lentamente en España y en el mundo, y tal y como explican en la Aecc, probablemente se debe al envejecimiento de la población actual y a un diagnóstico que cada vez se obtiene de forma más precoz. Dicho incremento de la incidencia de este tumor se estima entre el 1 y el 2 por ciento anual.
Un estudio premiado
El trabajo, que fue premiado en el «X Multidisciplinary Mediterranean Pain Forum», el «V European Multidisciplinary Pain Miting», y «II International Congress of Pain EFHRE Sine Dolore», trata de un caso clínico de una paciente que padecía cáncer de mama, de evolución desfavorable, con múltiples complicaciones y secuelas, entre las que destacaba un dolor intenso y gran limitación de la movilidad del hombro y también del brazo, que recibía tratamiento multidisciplinar y seguimiento por la Unidad del Dolor del centro hospitalario madrileño.
Tras administrar a la paciente y de forma local una dosis de toxina botulínica, la afectada percibió la completa desaparición de dicho dolor, por lo que hizo posible la retirada de toda la medicación analgésica que se le estaba administrando.
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