Ciencias humanas
Los hijos de padres antisociales tienen menor capacidad cognitiva
La relación se explicaría por factores genéticos, no por la conducta paterna
Los hijos cuyos padres tienen antecedentes criminales tienden a tener habilidades cognitivas más bajas que aquellos cuyos padres no los tienen, según datos de más de un millón de hombres suecos.
Una investigación, realizada por científicos de Suecia y Finlandia, indica que la relación no está causada directamente por la conducta del padre sino que se explica por factores genéticos que son compartidos por el padre y el hijo. El estudio se publica en la revista Psychological Science, una revista de la Asociación para la Ciencia Psicológica (APS, por sus siglas en inglés).
«Los hallazgos son importantes porque la capacidad cognitiva es uno de los predictores psicológicos más importantes de muchos resultados importantes en la vida, incluyendo el éxito socioeconómico y la salud», explica en la nota de prensa de APS el investigador principal, Antti Latvala, del Instituto Karolinska de Suecia y de la Universidad de Helsinki de Finlandia, informa Tendencias 21.
Investigaciones previas en varias generaciones de familias habían demostrado que los niños de padres que desarrollan conductas «antisociales» -como romper normas, o un comportamiento agresivo o violento- están en mayor riesgo de varios resultados negativos, como la delincuencia, los trastornos psiquiátricos, el consumo de sustancias, y el bajo rendimiento académico. Y también se había demostrado que las personas que desarrollan conductas antisociales tienden a tener habilidades cognitivas más pobres que los que no tienen tendencias antisociales.
Latvala y sus colegas querían combinar estas dos vertientes para investigar cómo los comportamientos antisociales de los padres pueden afectar al desarrollo cognitivo de sus hijos.
«Nos preguntamos si los hijos de padres antisociales también tienen menor capacidad cognitiva que los niños de padres no antisociales, y si es así, si el riesgo para el funcionamiento cognitivo podría ser parte del riesgo hereditario de la conducta antisocial», resume Latvala.
Los investigadores aprovecharon una gran cantidad de datos recogidos sobre residentes suecos, incluyendo datos sobre la capacidad cognitiva obtenidos para el servicio militar obligatorio, y datos sobre comportamiento antisocial (en este caso, definido como condenas penales) obtenidos de un registro nacional de delincuencia.
Resultados
Entre los datos de más de 1.000.000 de hombres, los investigadores encontraron que aquellos cuyos padres tenían alguna condena penal tendían a tener puntuaciones de habilidad cognitiva más bajas que los hombres cuyos padres no tenían tal historial.
Y esta asociación parecía estar influida por la gravedad de los antecedentes penales de los padres. «Tal vez lo más sorprendente fue el claro gradiente visto en la magnitud de la asociación entre ambos aspectos. Cuanto más graves eran los crímenes del padre, más pobre era el rendimiento cognitivo de los hijos», explica Latvala.
Pero, ¿es la conducta antisocial la que tiene un efecto causal directo en la capacidad cognitiva de los hijos, o la relación podría explicarse por factores genéticos compartidos?
Para averiguarlo, los investigadores analizaron las diferencias entre primos. En concreto, examinaron cuál era la relación de conducta antisocial y capacidad cognitiva en primos cuyos padres eran medio hermanos (es decir, que compartían el 25% de su composición genética), en aquellos cuyos padres eran hermanos (y por tanto compartían el 50% de su composición genética), y en aquellos cuyos padres eran gemelos idénticos (compartiendo el 100% de sus genes).
Si el comportamiento antisocial de los padres causara directamente una menor capacidad cognitiva en los hijos, la relación se mantendría igual de fuerte a lo largo de las diferentes relaciones genéticas.
Los datos, sin embargo, sugirieron lo contrario. Cuando los investigadores tuvieron en cuenta las distintas relaciones genéticas, la asociación entre criminalidad y capacidad cognitiva disminuía gradualmente.
«Nuestros resultados indican por lo tanto que a pesar de las adversidades relacionadas con la criminalidad de los padres, tener un padre que ha sido condenado por un crimen es poco probable que influya en el desarrollo cognitivo de los hijos, ya que hay que tener en cuenta los efectos de otros factores, incluyendo los riesgos genéticos», concluyen los investigadores.
Más información en la web Tendencias 21
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