Medio Ambiente
Diego, la tortuga «semental» que ha tenido 800 crías y ha salvado su especie
El ejemplar, de más de 80 kilos de peso, fue traído del zoo de San Diego para iniciar un programa de reproducción en cautiverio.
Ante la escasa cantidad de tortugas en la isla Española, en las Galápagos, se puso en marcha una campaña internacional que sirvió para localizar a Diego en el zoo de San Diego
La isla Española, en el archipiélago de Galápagos, hoy cuenta con una estable población de tortugas gigantes, que cumplen con la función de herbívoro natural, favoreciendo el proceso de restauración del ecosistema de la isla.
Pero esto no fue siempre así. La especie de tortugas gigantes de Española, Chelonoidis hoodensis , al igual que las de otras islas del archipiélago, fueron diezmadas por los piratas y balleneros siglos atrás, dejando un escaso remanente de apenas 15 individuos, con los que la Dirección del Parque Nacional Galápagos del Ministerio del Ambiente y la Fundación Charles Darwin, en 1964, iniciaron un programa de reproducción y crianza en cautiverio, que hasta la actualidad ha permitido restablecer cerca de 2 000 tortugas a su hábitat, las que ya se reproducen naturalmente. Aunque llegó a haber alrededor de 5.000 individuos, la situación es ahora mucho mejor que hace décadas.
Y buena parte del éxito de esta iniciativa se debe a Diego, el súper macho que sacó a su especie del peligro de extinción al reproducir en cautiverio unas 800 crías.
Ante la escasa cantidad de tortugas en la isla, se puso en marcha una campaña internacional que sirvió para localizar a Diego en el zoo californiano de San Diego, que fue llevada a la isla e incorporada al programa de reproducción en cautiverio.
Para la Ministra de Ambiente, Lorena Tapia “la recuperación de una especie de tortuga al borde de la extinción, es una muestra del serio compromiso asumido por el Estado ecuatoriano por conservar Galápagos”, afirmó.
“Hoy en día hay cientos de tortugas gigantes reproduciéndose por sí mismas. La población es segura. Esto es un ejemplo único de cómo los técnicos y científicos pueden colaborar juntos para recuperar una especie al borde de la extinción” citó James Gibbs, profesor de SUNY-ESF e investigador principal del estudio.
Diego es la antítesis de George, el último ejemplar de la especie original, que murió en 2012 tras negarse a aparearse en cautiverio con otras hembras.
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