Prevención

«Hay que sacar partido a los miles de datos sanitarios»

Avances terapéuticos, como la polipíldora cardiovascular, o tecnológicos como el Big Data ofrecen ya soluciones a problemas presentes en la práctica clínica. De ello se habló en la I Jornada sobre alta complejidad médica en la sanidad privada

Carlos González-Bosch, Cristina Contel y Enrique de Porres inauguraron la jornada organizada por ASPE y Fundación Global Salud
Carlos González-Bosch, Cristina Contel y Enrique de Porres inauguraron la jornada organizada por ASPE y Fundación Global Saludlarazon

Avances terapéuticos, como la polipíldora cardiovascular, o tecnológicos como el Big Data ofrecen ya soluciones a problemas presentes en la práctica clínica. De ello se habló en la I Jornada sobre alta complejidad médica en la sanidad privada

La práctica médica no es sencilla y en el ámbito de la sanidad de privada, en sistemas sanitarios como el español su dificultad resulta, si cabe, aún más compleja. Sin embargo, cada vez es más patente que mejorar la colaboración entre lo público y lo privado podría dar solución a numerosos retos sanitarios, como el envejecimiento de la población o el gradual aumento del coste de la atención sanitaria que se plantean no sólo de cara al futuro sino que ya se palpan en el momento presente.

Un ejemplo de éxito de lo que este trabajo conjunto puede acarrear es la primera y única polipildora cardiovascular, resultado de diez años de colaboración entre el doctor Valentín Fuster, director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), y la compañía farmacéutica Ferrer, un modelo de innovación que sale de España.

De ello habló José María Castellano, coordinador de ensayos clínicos en el CNIC y director del Departamento de Investigación Cardiovascular de HM Hospitales, en su ponencia «La polipíldora cardiovascular como estrategia de optimización de prevención cardiovascular global», celebrada durante la «I Jornada sobre alta complejidad médica en la sanidad privada», de la que afirmó que mejora la adherencia, mejora el control de los factores de riesgo y es coste efectiva.

Porque «Numerosos estudios confirman que, pasados seis meses, más del 50% abandonaba el tratamiento» dijo Castellano en el Foro organizado por Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE). Y al aunar en una sola cápsula los tres principios activos (atorvastatina, ácido acetilsalicílico y ramipril) necesarios para prevenir segundos infartos de miocardio entre quienes ya han sufrido uno se simplifica el tratamiento, fomentando la adherencia en un paciente crónico y de alto riesgo.

Comercializada bajo el nombre de Trinomia, está aprobada en 55 mercados de Europa y América, y se espera que para 2019 llegue a 90 países. Lo que aún se desconoce cuánta reducción de eventos cardiovasculares garantiza. Para medirlo con precisión, la Unión Europea ha financiado con seis millones de euros el estudio Secure, un ensayo clínico que concluirá en 2020 (coordinado por el CNIC) y se está llevando a cabo en siete países, con 3.500 pacientes mayores de 65 años que han sufrido un infarto. La mitad de ellos se trata con polipíldora cardiovascular y la otra mitad sigue otro tratamiento prescrito por su médico. De acuerdo con el doctor Castellano, el resultado «demostrará la hipótesis de que la polipíldora cardiovascular disminuye los segundos eventos en mayor medida que la toma de medicación por separado».

Otro de los retos que está también sobre la mesa es el tratamiento de los miles –millones– de datos que se generan en Sanidad. De ello habló José Manuel Martínez Sesmero, director de Innovación e Investigación de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) en su ponencia sobre «Innovación tecnológica, Big Data y salud».

«No tenemos ejemplos claros de Big Data sanitario, pero llegarán –aseveró– porque en sanidad se dispone de muchos datos, porque la tecnología está disponible y hay que sacarles partido. Los datos bien analizados generan información y ésta conocimiento». Además, las oportunidades y beneficios son muchas: «Nos va a servir para tomar decisiones a pie de paciente para cuestiones tan variadas como predecir la descompensación o los efectos adversos de los medicamentos. También va a servir para reducir el “gap” entre eficacia y efectividad», aseguró.

Big Data y salud

Aunque entiende que los ensayos clínicos van a seguir siendo el «gold standar» y no dejarán de hacerse, el Big Data servirá también para complementarlos con lo que ya se llama evidencia de la vida real «y que va a permitir hacer las preguntas correctas y dar las respuestas más certeras». Y no sólo eso, sino que añadió, «ya hay estudios avalados que analizan en redes sociales qué se dice sobre medicamentos. Y éste es un cargamento de datos que se añade al Big Data».

Sobre el problema de la confidencialidad de los datos, apuntó, ya se está discutiendo a nivel legislativo mientras que en países, como Finlandia planean tener en la nube los datos médicos de todos los ciudadanos «¿Hay un factor de riesgo? Como en todo, pero creo que ese riesgo merece la pena», sentenció Sesmero.