Centros de Salud
Indignación en la privada por la exclusión de dos clínicas catalanas
La consejería de sanidad de Cataluña ha decidido marginar a la Clínica del Vallés y al Hospital General de Catalunya del Sistema Sanitario Integral de Utilización Pública (Siscat). El sector privado muestra su preocupación ante esta decisión de acabar con la colaboración público-privada
La consejería de sanidad de Cataluña ha decidido marginar a la Clínica del Vallés y al Hospital General de Catalunya del Sistema Sanitario Integral de Utilización Pública (Siscat)
El Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) expresa su «honda preocupación» por la decisión de la Consejería de Sanidad de Cataluña de segregar delSistema Sanitario Integral de Utilización Pública de Cataluña (Siscat)a centros concertados como la Clínica del Vallés y del Hospital General de Catalunya (HGC), cuya salida fue ratificada el pasado martes por el consejo de administración de CatSalut. Estos dos centros, que ofrecían actividad y servicios complementarios de apoyo para aligerar las listas de espera que tenían otros hospitales públicos, saldrán de la «lista» del Siscat pero seguirán prestando servicios complementarios hasta que venzan los contratos vigentes: el de la Clínica del Vallés es inminente y el del Hospital General de Cataluña se agota en agosto. Esta medida contra los hospitales del Grupo Quirón Salud es la primera decisión dentro del plan marcado por el nuevo consejero para modificar el modelo de concertación sanitario, muy extendido en Cataluña.
Fórmula necesaria
Ante ello, el IDIS defiende que la colaboración público-privada es una fórmula de gestión de contrastada eficiencia que «demuestra día a día con resultados su importancia y necesidad y se encuentra vigente y aplicada en todas comunidades autónomas». Por eso, consideran, iniciativas como las de Cataluña, ante la que también se oponen los propios médicos y enfermeros de los centros hospitalarios, «generan imprevisibilidad para un desarrollo adecuado y armónico de las relaciones entre ambos sectores de provisión y aseguramiento, además de afectar gravemente al empleo generado y al normal funcionamiento de los propios centros».
Así, insiste en que la colaboración público-privada «es una fórmula de gestión de contrastada eficiencia» que, en términos económicos, «no solo descarga a las arcas públicas de presión, sino que contribuye a aliviar las listas de espera, especialmente las que afectan a patologías de alta complejidad», además permitir mejorar el acceso de los ciudadanos a las prestaciones sanitarias. No aprovechar la contribución del sistema de colaboración en sus diferentes fórmulas para ayudar a soportar la presión social y financiera del dispositivo público supone «ahondar en la separación de todo lo concerniente a lo público y lo privado –añaden desde el IDIS–, algo que, con la deriva demográfica, los problemas asociados de cronicidad y las necesidades que genera la innovación constante, supondría un perjuicio notable para nuestra sociedad, en contra de todas las tendencias que han implantado nuestros vecinos europeos, y un error que pagarían las nuevas generaciones». Por ello, insisten en ofrecer a la Administración su «apoyo y colaboración para el diseño de estrategias encaminadas a seguir disfrutando de un sistema sanitario de referencia que tenga al paciente y a los profesionales sanitarios como objetivo final de todos sus esfuerzos».
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