Prevención
Sólo el diagnóstico precoz frena la fibrosis pulmonar idiopática
Unos 7.500 españoles conviven con unos pulmones que día a día empequeñecen y cuya capacidad para tomar aire se reduce de forma considerable y progresiva.
Unos 7.500 españoles conviven con unos pulmones que día a día empequeñecen y cuya capacidad para tomar aire se reduce de forma considerable y progresiva. Sufren una enfermedad denominada fibrosis pulmonar idiopática (FPI), para muchos rara, minoritaria e incluso invisible, pero para los miles de pacientes que la tienen es limitante y la culpable de su ahogo cada día más patente. «La disnea va desarrollándose poco a poco, y como tal es un síntoma inespecífico en un paciente que ya es mayor, que ha fumado... Junto a ello, también encontramos acropaquias, esos dedos en forma de palillo de tambor, que son característicos de estos pacientes», explica Juan Antonio Rodríguez Portal, coordinador del Área de Enfermedades pulmonares Intersticiales de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
Estos síntomas derivan en una «autolimitación progresiva del paciente que va reduciendo sus actividades: primero deja de hacer deporte, salir a dar una vuelta, salir con amigos... Hasta quedarse en casa encerrado, su vida se reduce a la lucha por respirar», subraya María Molina coordinadora de la Unidad de Intersticio Pulmonar del Servicio de neumología del Hospital Universitario de Bellvitge. Sin embargo, y tras unos años sin poder ofrecer más que tratamientos paliativos a los pacientes, ya se puede afirmar que hay luz al final del túnel y los tratamientos disponibles, moléculas como pirfenidona y nintedanib, permiten «ofrecer a los pacientes una oportunidad que, como han demostrado los ensayos clínicos, ayuda a frenar la patología. Lo que nos lleva a demandar un diagnóstico precoz», reclama Julio Ancochea, jefe de Servicio de Neumología del Hospital de La Princesa, ya que cuanto antes se detecte más capacidad pulmonar conservará el paciente. «Hay que evitar los más de dos años de retraso que existen en la detección, tenemos que hacer más ruido y que se conozca la enfermedad para que haya más conciencia de la misma», exige Ancochea.
Desde la Separ apuntan a que no es un problema de desconocimiento por parte de los neumólogos, puesto que las nuevas generaciones de esta espcialidad ven ante «las patologías intersticiales un reto que superar, sólo hay que observar la cantidad de miembros jóvenes que forman parte del Área de Enfermedades pulmonares Intersticiales de la soceidad. Lo que hace falta es que se sospeche y ante la más mínima razón de ello, el médico de Atención Primaria derive. Cuanto antes lo haga mejor, con las claves de una espirometría que muestre signos de fatiga, la tos, la asucultación...», reclama Ancochea.
Los expertos aseguran que, pese a que el final, en muchos casos, es la puesta en lista para un trasplante, con las nuevas moléculas y las combinaciones, «se puede aspirar a frenar la enfermedad, y en un futuro no muy lejano hablaremos de cronicidad», apunta Molina. «El futuro pasa por encontrar los fármacos que reviertan el daño de la fibrosis en los pulmones», concluye Rodríguez Portal.
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