Elegancia y frescor de un Rias Baixas

Hace unas semanas tuve el honor de acudir a una cata de vinos del Grupo Ordóñez, liderada por el gran y genial Custodio Zamarra. Organizada esta cata por Bodeboca y en el escenario de Platea de Goya, aprecié en mi paladar una de las emociones más exóticas, afrutadas y elegantes, con un blanco, que no recordaba haber probado.

Bodegas La Caña han parido un genuino vino blanco, llamado Caña Navia 2012 (D.O. Rias Baixas), cuya variedad de uva es un Albariño 100%.

Le pedí a Custodio, el sumiller de los sumillers, que por favor me hablara de vinos en lenguaje de las emociones, y, entre otros términos, nombró estos: estructura, elegancia, frescor, placer.

Suscribo sus palabras. En nariz, melocotón, mango y pomelo; en boca, Caña Navía resulta seco, carnoso y ácido pero en su justa medida. Presenta un color dorado envolvente.

Tengo mejor nariz que paladar para estas cosas. Acerté con el mango y el pomelo.

Caña Navia es un vino, en palabras de Custodio, cuya longevidad, alcanza 2020 en un perfecto estado. (Por longevidad me refiero al tiempo en el que un vino se mantiene “bebible”).

Maridamos este Caña Navía con un tartar de Carabineros fabuloso. Mis felicitaciones al enólogo de este vino, Nacho Álvarez Losada, por esta obra maestra.

La confusión de la D.O. con la variedad de uva...

Aquí me detengo, antes de seguir hablando del vino, pues creo que los neófitos de la enología lo desconocen. Cada vez más se esta poniendo de moda darle más importancia a la uva que la D.O., por ejemplo. Y esto ocurre multiplicado por 10 en los vinos blancos.

Es decir, cuando uno acude a una marisquería, por ejemplo, no suele decir “póngame un Valdeorras o un Rias Baixas”, como sí ocurre con los tintos cuando se pide “un Toro, un Ribera, un Rioja”; lo que sucede a menudo es que se pide un “verdejo” o un “albariño”.

Esto implica que mucha gente no entendida de este mundillo crea que Verdejo o Albariño es una D.O. Pues no, amigos, es una variedad de uva.