Los fans del trabajo bien hecho

Si coincidimos con Darwin en que las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes sino aquellas que se adaptan mejor a los cambios, los de la especie de la moda estamos de enhorabuena. Nadie como nosotros vive el cambio de manera tan constante, lo entiende mejor y lo promociona cada día. Pero el cambio no significa nada si no es sinónimo de avance, de progreso. Por ello, los clientes no siguen con los ojos cerrados los impulsos de lo nuevo porque sí. Siguen las propuestas renovadas de los mejores, porque confían en su criterio.

Un día me dijo un fiel cliente de Alcázar de San Juan que se sentía fan de la marca Des Petit Hauts. Me quedé con la frase. Y esta temporada en Machelen, en la convención de la firma belga CKS, el leit motiv para los distribuidores y agentes ha sido que hay que convertir a los clientes en fans. Este fue el mensaje: los clientes cambian, los fans permanecen; a los clientes hay que seducirles, los fans vienen por sí solos; los clientes buscan buenos precios, los fans buscan un buen trabajo.

Al empezar la temporada de ventas en un showroom o en una tienda, abrimos un periodo de renovación. De la confianza y de las ilusiones. El vendedor no puede fallar a la hora de comprender el entorno general y el matiz de cada cliente. No puede perder la oportunidad de convertir a un socio y muchas veces a un amigo, en fan de un producto y de la filosofía de una empresa. El mundo de la moda se adapta a cada tendencia. Pero los profesionales que dinamizamos la venta y la comercialización de las colecciones somos los encargados de fidelizar a la marca con sus clientes. De transformar una nueva ilusión en una forma de afrontar el negocio, el gusto y la vida.

Vender es escuchar. Con una sonrisa que comprende la dificultad, el reto y la importancia de los comerciantes. Una mirada con un ojo en el futuro, y un guiño y un consejo para el presente. “No hay nada tan difícil como entretener al público”, dijo el boxeador Mohamed Alí. Pero yo creo que no hay nada tan fácil como valorar el trabajo, bien hecho, e intentar proyectarlo. Como los darrwinistas, en el mundo de la moda, las especies más duraderas son las más fiables.