Blogs

Hay que despertar

Hay que despertar
Hay que despertarlarazon

¿Quién dijo que la vida fuera fácil? Nadie debería pensar que es así pero la condición humana tiende en ocasiones a la autocomplacencia como demuestra la historia de las distintas civilizaciones y sociedades que hemos conocido a través de los tiempos. Las épocas de precariedad perfilan el objetivo de la mejora continua e impulsa la acción de las personas en su día a día, aunque una vez alcanzado un grado de bienestar disminuya esa lucha y la búsqueda interior de un mayor crecimiento.

El estado de alerta que genera la posibilidad de perder ese estatus de cierta comodidad se encontraba adormecido en los países europeos. Las amenazas continuas del terrorismo yihadista y la evolución preocupante de nacionalismos y populismos han conectado la alarma de los ciudadanos que perciben que su modo de vida está en riesgo.

La fortaleza de las democracias es la seguridad que genera el cumplimiento de la ley y la traslación al poder ejecutivo y legislativo de la voluntad popular. El actual marco constitucional de convivencia en España no emergió de la nada sino que costó mucho sacrificio y estuvo en riesgo en los años incipientes de nuestra democracia.

Osados son los dirigentes políticos que en Cataluña han decidido obviar todo ese esfuerzo colectivo y pretenden violentar ese acuerdo nacional que nos ha brindado décadas de crecimiento e igualdad. Por encima incluso de la legalidad vigente –como si de un régimen totalitario se tratara– pretenden celebrar un referéndum para impulsar la separación de España sin contar con el resto de los españoles que sentimos Cataluña como una parte importante del territorio nacional.

Y he aquí, en esta coyuntura, que la ambigüedad no cabe entre los dirigentes políticos porque supone dar mayor vuelo a las veleidades de Carles Puigdemont y sus acólitos. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se lió con el término nación de una forma inexplicable, aunque a la hora de la verdad blinda la actuación del Gobierno en defensa de la legalidad, como sucede con Albert Rivera.

También el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, flirtea con un nuevo modelo territorial basado en el federalismo pero no secunda el quebranto de la ley para llegar a modificar cuestiones fundamentales de nuestro país. El límite está claro y en un Estado de derecho no caben vacilaciones a la hora de defender la libertad y la igualdad de los ciudadanos amparados en la ley con independencia del territorio que habiten.

Esta clarividencia no existe para otros actores de la política nacional y autonómica. Es el caso en la Comunidad Valenciana de Compromís y Podemos. La esencia nacionalista de los primeros y antisistema de los segundos puede más en estos momentos que la cordura de blindar los derechos adquiridos por los españoles y que tantas renuncias y altura de miras supusieron en el momento de adentrarse en el proceso democrático.

La cabeza visible de Compromís, Mónica Oltra, siempre se ha manifestado a favor del “derecho a decidir” pero solo de los catalanes y no del resto de españoles, y mantiene una ambigüedad calculada con el conflicto abierto ante el desafío del 1-O. No en vano Compromís está adoptando el modelo catalán en la educación para ir eliminando progresivamente el castellano. Los símbolos, las tradiciones y todo lo que constituye el acervo cultural español les provoca alergia.

Y el secretario general de Podemos en la región, Antonio Estañ, culpa al presidente Mariano Rajoy de la situación en Cataluña y obvia cualquier responsabilidad de los dirigentes autonómicos catalanes. Ni una mala palabra, ni siquiera equidistancia. ¿Cómo se puede estar más cómodo con quien da protagonismo a Arnaldo Otegi que con quien es firme en defensa de la legalidad, el orden y la convivencia? Es una pregunta de fácil respuesta y que define el pensamiento y, sobre todo, los valores y la moralidad de quienes se inclinan por ensalzar a los que hace bien poco estaban en la cárcel por delitos de terrorismo.

Ha llegado la hora de despertar, el momento en el que plantearse si hay que seguir callados ante los enemigos de la democracia y ante quienes solo tienen como motor vital la imposición, el pensamiento único y la transformación social violentando las leyes. El Partido Popular, como explicó el presidente Rajoy en la interparlamentaria de mi partido celebrada en Valencia, va a estar siempre del lado de las personas, de su bienestar y de su libertad.

La lucha contra el secesionismo que Compromís y Podemos comienzan a impulsar en la Comunitat Valenciana va a ser firme. Como presidenta regional del PPCV me comprometo a ello porque no es una cuestión baladí, están atacando la esencia misma de la convivencia pacífica y del marco aprobado por todos los españoles. Nadie dijo que fuera a ser fácil pero es, sin duda, el momento de mantener las convicciones y la sociedad del bienestar frente a los populistas iluminados que históricamente solo han provocado conflictos y dolor.