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PP = democracia

PP = democracia
PP = democracialarazon

En este carrusel diario de agendas apretadas, idas y venidas, reuniones, análisis y exposición a la actualidad hay que encontrar el momento de reflexionar. Me paro, hago un paréntesis y miro a mi alrededor, trato de escuchar e interpretar lo que la gente demanda y lo que opinan del proyecto político al que pertenezco. Unas gustan, otras desagradan y otras preocupan.

Todo se parece bastante a lo que vivimos en el pasado porque en pleno 2018 seguimos sufriendo los mantras sesgados de una izquierda que quizás nunca ha dado el paso hacia la socialdemocracia que posibilite los grandes acuerdos en España. El Partido Popular no tiene dobleces, nació en democracia y su compromiso por mantenerla, enriquecerla y mejorarla sigue intacto. Es la razón de ser de este partido en el que, con orgullo, decidí integrarme.

Hay quienes consideran que deberíamos extinguirnos y a ello dedican todo su esfuerzo. Es el caso de los que, como Podemos, buscan en la destrucción del sistema su propia pervivencia y, lógicamente, el PP molesta en ese propósito. También los dirigentes de Compromís ven en la Comunidad Valenciana al PP como un elemento a batir –lógico porque lleva siendo el partido más apoyado por los valencianos más de dos décadas– pero también porque encarna valores de unidad nacional y libertad que los independentistas consideran enemigos de su proyecto con tintes supremacistas.

La táctica de Ciudadanos, recién llegado a la escena política, pasa por imitar lo peor de nuestros adversarios y trata de enterrar nuestras siglas en cuestiones turbulentas. Es estéril ese empeño porque el PP, quieran o no, es parte fundamental de la España moderna y democrática que vivimos. Gracias a nuestra acción de gobierno, unas veces, y a la tarea de oposición, en otras, este país lleva una senda de progreso y bienestar aún en las peores circunstancias económicas.

Salimos siempre al rescate de España. Cuando había bancarrota la solución era y es el PP –que se lo pregunten a Mariano Rajoy–. Es fácil destruir y despilfarrar para que vengan luego los del PP a arreglarlo. Esa tarea no ha sido placentera, es más, muchas decisiones que han beneficiado a España han supuesto, al mismo tiempo, un desgaste para el partido. Pero se ha asumido por responsabilidad, como se pudo comprobar recientemente en Cataluña.

Resulta llamativo escuchar el perfil demoníaco que algunos dirigentes políticos dibujan del PP. ¿Se han parado a pensar que pueden actuar con esa libertad gracias al esfuerzo, entre otros, del PP? Es sano confrontar ideas, incluso con vehemencia, pero es enfermizo pretender que todo aquel que no piensa como yo está equivocado y, además, debe ser eliminado del tablero de juego.

La democracia se afianzó con dificultades y hasta con sangre. Muchos compañeros del PP fueron asesinados por sus ideas a manos de ETA y ganamos la batalla con la unidad de un PSOE menos carcomido por el pulso nacionalista que el actual. ¿Lecciones? Ni una. Nuestras siglas son parte esencial de la normalización de una sociedad cada vez más plural, diversa y evolucionada.

Que ha habido casos de corrupción, sin duda. Hemos pedido perdón y hemos pagado en las urnas los errores. Pero hay que seguir hacia adelante y en ello estamos. No vamos a estancarnos en el retrovisor selectivo porque si miras hacia atrás el PP es un proyecto de concordia que ha hecho sentirse cómodo a una amplia mayoría del pueblo español que aspiramos mantener.

Una diría que solo el PP sufrió esta lacra pero si cambiamos el cristal de las gafas... ¿qué encontramos? El caso Filesa o los ERE de Andalucía (en el PSOE); el caso Palau de Convergència (actual PdeCAT); la financiación venezolana e iraní de Podemos; el enchufismo que practica Compromís y el fraccionamiento de contratos para eludir el control de la Intervención; los tránsfugas de Ciudadanos en el parlamento autonómico valenciano; la protección del PSOE al alcalde de Alicante al que se le ha abierto juicio oral...

Podría el PP criminalizarlos pero entendió que era más práctico legislar para que quienes quieren aprovecharse de los recursos públicos lo tengan cada vez más difícil. Es lo responsable. Lo otro es una cacería injustificable e impropia en democracia.

Mirar hacia el futuro para mejorar el presente es el único reto que merece la pena porque aprender de los errores se da por sentado. El PP como proyecto político está centrado en eso, por mucho que se quiera estigmatizar a sus miembros por parte de quienes nunca movieron un dedo por la democracia porque cuando vinieron a este mundo ya la disfrutaron gracias, entre otros, al Partido Popular.

Los españoles siempre van a encontrar en nuestras siglas a la gente que está comprometida con la convivencia democrática, el Estado del bienestar, la libertad de elección, el sacrificio necesario para salir de situaciones comprometidas o la innovación para dar un salto de calidad cuando la coyuntura lo permite. Lo hemos demostrado, lo sigue ratificando el actual Gobierno de España y lo seguiremos haciendo. Y para esa tarea somos miles de personas las que nos entregamos cada día, le pese a quien le pese, con orgullo, honradez y dedicación.