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Cómo superar el miedo al rechazo en siete pasos

Cómo superar el miedo al rechazo en siete pasos
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Este artículo es la continuación del de la semana pasada en el que te invitaba a detectar en 10 pasos si eres una persona que es dependiente de la opinión de los demás. Es posible que pienses que no lo eres, pero te voy a ser sincera: todos o casi todos, en algún momento de nuestra vida hemos sufrido el miedo al rechazo: una presentación en público, una entrevista de trabajo, una ruptura sentimental...

Ahora que ya sabemos qué es el miedo al rechazo y en qué consiste, la gran pregunta es, ¿cómo enfrentarnos a ese miedo?, ¿qué hacer la próxima vez que note que estoy buscando desesperadamente la aprobación de los demás?

Afortunadamente hay trucos, ideas y ejercicios de Coaching e Inteligencia Emocional que puedes poner en marcha desde ya para contrarrestar los efectos de esa dependencia emocional de otras personas. Para ello vamos a recurrir a algo que siempre puedes potenciar a nivel individual: tu autoestima, tu autoconfianza y una adecuada gestión de emociones.

Te propongo 7 pasos para que te evalúes y realices unos ejercicios muy sencillos, aunque profundos a la vez, y tomes conciencia de qué está en tu mano para superar esta dificultad.

#1 AUTOCONOCIMIENTO

Muchos diremos que ya nos conocemos de sobra. De hecho, eres la persona que más tiempo pasa contigo mismo. Bastante obvio, ¿verdad? Pero si yo ahora te pidiera que te describieras en pocas palabras... ¿serías capaz de hacerlo? La cuestión es: ¿qué sé de mí? O ¿qué es relevante de mí para otras personas?

En realidad, tú eres muchas cosas. Muchísimas. Tantas que algunas seguramente las tienes completamente olvidadas. Te propongo que escribas aquello que más te define en estos momentos. Pregúntate: ¿cómo soy? Escoge un lugar tranquilo, cierra los ojos y respira. Calma tu mente y cuando sientas que apenas te ocupan pensamientos ajenos, toma un papel y un lápiz y escribe sin pensar. Escribe las 10 o 20 primeras palabras que te vengan a la mente.

Después déjalo estar. Vuelve a respirar y cierra los ojos. Vuelve en unos minutos sobre lo escrito y ahora analiza lo que has puesto. Elige de 5 a 7 palabras que más te definen. Añade alguna que creas es importante y no está en la lista.

#2 AUTOVALORACIÓN OBJETIVA

Ahora ya tienes una lista de quién eres: pueden ser adjetivos o sustantivos. El paso siguiente es preguntarte con sinceridad: ¿me gusta eso que he escrito? ¿Me siento a gusto con eso que soy? ¿Me gustaría quitar, modificar o añadir algo que no está en la lista? ¿Cuál es mi Yo ideal?

Muchas veces nuestra búsqueda de aprobación de los demás viene porque no nos aprobamos a nosotros mismos. Puede que consideremos que nos gustaría ser de una manera u otra.

No es negativo que no te gusten todas tus cualidades. Pero procura ser sincero contigo mismo. Si algo no te gusta, reconócelo y ten presente que siempre lo puedes potenciar o disminuir.

#3 RECONOCER TUS FORTALEZAS Y DEBILIDADES

Éste es el paso siguiente: aceptarte como eres. La no aceptación de uno mismo puede llevarte a querer ocultar tu verdadera forma de ser, a esconderte... y eso hace que tu autoestima baje y no confíes en ti mismo, pensando que son los demás los que te deben aceptar.

Haz una lista con tus fortalezas y debilidades, aprovechando tu ejercicio de autoconcepto. Recuerda que no hay personas perfectas. Absolutamente todos tenemos alguna que otra debilidad en nuestra forma de ser. Abraza tus fortalezas pero también tus debilidades.

Un truco que puedes emplear es pensar qué podrías hacer para convertir tus debilidades en fortalezas. Si por ejemplo resulta que eres una persona insegura, piensa qué fortalezas tienes para mejorar esa inseguridad. Imagínate que eres también una persona constante y estudiosa. Tal vez podrías investigar y comprar libros para potenciar tu confianza en ti mismo o asistir a talleres de desarrollo personal.

#4 SINCERIDAD Y RESPETO

Cuando consigues aceptar tus fortalezas y debilidades, es hora de dejar de fingir lo que no eres. Cuando queremos gustar a los demás, nos dirige el pensamiento “¿qué debo hacer para gustar a esa persona, cómo creo que debería ser para que me apruebe?”

Intenta dejar de lado a los demás. Cierra los ojos, respira. Imagina cómo el respeto y amor hacia ti mismo recorre tu cuerpo. Eres una persona digna y valiosa, independientemente de si te aceptan o no los demás. Eres valioso y digno por el mero hecho de existir. Tenlo siempre presente. No tienes que demostrar nada a nadie, ni siquiera a ti mismo. Simplemente respétate tal como eres.

La próxima vez que te enfrentes a una situación incómoda y notes que estás de nuevo tratando de agradar al otro, toma una profunda respiración. Vuelve a sentir el respeto por ti mismo en ese instante.

#5 COMUNICACIÓN ASERTIVA

Las personas que dependen de la aprobación de los demás, muchas veces tienen dificultades de expresar su opinión en público o no saben decir no, cuando se les pide algo. Creen que si otros descubren cómo piensan o qué les mueve, dejarán de aceptarlos y los rechazarán.

La asertividad consiste en respetar los derechos internos de uno y comunicarse con otros basándose en ese respeto interno. Lógicamente los demás también tienen derecho a no entenderte o rechazar tu postura. Pero eso no quiere decir que te rechacen como persona. Y si ocurre esto último, no es algo que depende de ti. Hagas lo que hagas, siempre habrá alguien quien no te acepte o al que no le gustes en absoluto.

Por eso, si eres de los que siempre dices sí a todo, pon en práctica el no durante unos días. Pero tampoco des excesivas explicaciones, porque parecerá que estás pidiendo disculpas constantemente. Al principio cuesta decir no y posiblemente te sientas incómodo, pero con la práctica, verás que no hay nada terrible en ello.

#6 CAMBIO DE ACTITUD Y DE CREENCIAS

Cuestiona tus creencias más arraigadas. ¿Qué te mueve a la hora de comunicarte con otros: el miedo o el amor? ¿Buscas crear una atmósfera de respeto y dignidad? ¿O hay voces internas que te dicen que no eres bueno y por tanto no te mereces ser respetado?

Te recomiendo un cambio de actitud: incorpora una actitud nueva desde la posición interna de respeto hacia ti mismo, desde la comprensión de quién eres, cómo eres, desde la aceptación de tus fortalezas y tus debilidades, tus derechos asertivos de expresarte como eres y decir no cuando te conviene.

Si te respetas y sientes que eres merecedor, automáticamente los demás lo percibirán y también cambiarán su actitud contigo. Puede que no pase con todos, pero si ves que alguien no te respeta o no te hace caso, nada te impide alejarte de esas personas.

Recuerdo que hace no mucho estuve en casa de unos conocidos cenando. Mientras yo les hacía todo tipo de preguntas acerca de su vida y sus planes, éstos casi en ningún momento me preguntaron sobre mis propios proyectos o mi vida actual. Y cuando yo hablaba de mí misma, constantemente me interrumpían con otras historias. Obviamente no puedo cambiar la actitud de esas personas, pero sí puedo decidir no formar parte de su círculo de amistad.

#7 GESTIÓN Y AUTONOMÍA EMOCIONAL

Por último, algo que me parece clave a la hora de superar el miedo al rechazo es el desapego emocional. Convertirnos en personas autónomas, que no dependen de otros para vivir o tomar sus decisiones.

En este sentido, es muy importante aprender a gestionar tus emociones. El rechazo es algo que nos sucede a menudo en nuestro día a día: un trabajo del que nos despiden, un puesto deseado al que no nos ascienden, un amigo que nos decepciona, etc. El rechazo forma parte de nuestro día a día y de la sociedad en la que vivimos.

No podemos cambiar a los demás pero sí podemos cambiar nuestra percepción de las cosas. Si te han vuelto a rechazar, puedes verlo de otra manera, más positiva. Como la historia que conté en el punto anterior. Saca tus propias conclusiones. Pregúntate si merece la pena esa amistad o ese trabajo. Qué hay de bueno en esta situación en apariencia negativa o qué lección has aprendido.

Recuerda, que el hecho de que te rechacen o no en la mayoría de los casos no depende de ti. Depende de los demás y sus circunstancias. Acepta sus decisiones pero sobre todo no olvides que el primero en respetarse y aceptarse eres tú mismo.