Ruedas pelig.rosas
El salto al turismo inclusivo
No hay reunión, congreso, jornadas, o estudio sobre turismo en los que hoy día no se hable de turismo accesible, generalmente como una forma de implementar los servicios de un establecimiento y abrir nuevos nichos de mercado entre los casi 80 millones de personas que se estima que existen en el mundo con algún tipo de discapacidad. Cualquier alojamiento que ofrezca un servicio de calidad debería tener el símbolo de accesibilidad en sus instalaciones, símbolo que sólo indica la supresión de barreras para entrar y que ya se ha quedado desfasado.
Si bien es verdad que en este tema aún queda mucho por andar, no olvidemos que en España sólo el 16% de las casa rurales cuentan con accesibilidad para las personas con movilidad reducida, es la hora de dar el salto del turismo accesible al turismo inclusivo: un turismo en el que todos pueden disfrutar de todo, donde los establecimientos no cuentan con habitaciones especiales con puertas más anchas y baños amplios donde moverse con facilidad; ni con algunas mesas en la zona de restaurante sin travesaños que impidan comer con comodidad; ni con una zona de jardín en la que las personas con movilidad reducida puedan disfrutar de tranquilidad; ni plazas de aparcamiento más amplias en las que un usuario de silla de ruedas se pueda bajar de su vehículo; ni una terraza en una planta específica en la que salir a disfrutar de un atardecer tomando una cerveza, ni servicios en las zonas comunes señalizados con el símbolo universal de accesibilidad; ni ascensores o elevadores para subir esos tres escalones que separan la barra del bar de la zona de las mesas; ni... todos esos detalles que hacen que las personas con discapacidad superen los obstáculos y accedan a los mismos servicios que los demás.
Todas estas características nunca estarían en un hotel inclusivo, porque en un establecimiento hostelero con la categoría de inclusivo una personas con movilidad reducida puede deambular por cualquier parte, entrar en todas las habitaciones, comer en la mesa que más le plazca, pasear por todo su entorno, usar cualquier aseo, disfrutar de la terraza que elija, dirigirse a la barra del bar en cualquier momento, elegir sombra o sol al aparcar, es decir disfrutar con los amigos o con su familia en cualquier rincón del hotel sin tener que situarse en un sitio específico.
Un diseño así es posible y sencillo, en España ya existen lugares así, aunque todavía se cuentan con los dedos de la mano.
Por ahora hay que conformarse la mayoría de las veces con hoteles accesibles con una única habitación adaptada, con una zona donde poder llegar al autoservicio del desayuno, y en muchas ocasiones hasta con una entrada secundaria para las sillas de ruedas.
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