Conciliación

Vacaciones por ley para cuidar hijos enfermos

Mathys Germain,el niño francés que dio nombre a la Ley que permite el regalo de días de vacaciones en su país
Mathys Germain,el niño francés que dio nombre a la Ley que permite el regalo de días de vacaciones en su paíslarazon

Bélgica va a imitar a Francia y aprobará por Ley la cesión voluntaria, gratuita y anónima de días de vacaciones por parte de los trabajadores a aquellos compañeros de sus empresas que tengan algún hijo enfermo grave para que puedan estar con él y acompañarlo en sus tratamientos.

Francia, un país que suele llevar la delantera en materia de temas sociales, fue pionero en esta particular ley gracias a la férrea lucha que inició Christophe Germain hace siete años cuando su hijo Mathys de tan sólo 11 años de edad murió como consecuencia de un cáncer de hígado. Unos meses antes del fallecimiento, sus compañeros de la fábrica donde trabajaba convencieron a sus jefes para que aprobara el obsequio que habían decidido regalar a Christophe: 170 días de sus vacaciones para que acompañase a Mathys tras el trasplante de hígado al que se sometió.

Cuando el pequeño murió, el padre inició una cruzada para que la posibilidad del regalo de vacaciones se regulara por ley. A los cinco años, en 2014, Francia aprobó la Ley Mathys que contempla que un empleado pueda ceder días de descanso a favor de otro empleado, sin recibir contraprestación por ello, para cuidar de un menor de veinte años con una enfermedad, discapacidad o en caso de accidente grave. El beneficiario de los días libres sigue recibiendo su salario y no pierde antigüedad en la empresa.

Ahora este tipo de norma legal ya no sólo existirá en Francia. En otoño una normativa similar se debatirá en el Parlamento belga, y a tenor de los apoyos con los que cuenta, entrará en vigor el uno de enero.

Al igual que en Francia, cuenta con la negativa de los sindicatos, esos sindicatos que nacieron para defender a los trabajadores, y que suelen poner más zancadillas que otra cosa en estos temas, principalmente por desconocimiento de lo que es tener que cuidar a un hijo gravemente enfermo o con una gran discapacidad y porque esta solidaridad extrema entre trabajadores, todo hay que decirlo, les quita protagonismo. Incluso puede llegar a cuestionar su existencia.

Las formaciones sindicales argumentan que aprobar por ley el regalo de días de vacaciones resta responsabilidad al Estado, que es quien debe regular, según ellos, estos aspectos y ampliar los permisos para cuidar a hijos enfermos. Quien tiene un hijo enfermo en casa o ingresado en un hospital más de cuatro meses sabe perfectamente que es imposible estar con él sin faltar al trabajo, sin perder salario, sin hacer alguna triquiñuela como pedir una baja médica.

La verdad que este tipo de decisiones no tendría que pasar por las manos de los sindicatos, pues no se trata de medallas que se puedan colgar. Lo importante es que los que mueven los hilos de las empresas lo vean con buenos ojos. Christopher Mathhys abanderó una lucha que llevó a buen puerto, y consiguió el apoyo de un Parlamento. Pero el primer paso fue su fábrica, donde sus jefes aceptaron con agrado la decisión de sus compañeros.

Y ya sentó precedente. El gigante de internet, Google, que funciona con sus propias leyes, hace un año permitió que algunos empleados cedieran parte de sus vacaciones a otro compañero para el cuidado de su padre enfermo. A partir de ahí, la política de la empresa es que si uno de sus trabajadores tiene una necesidad, otro pueda donarle parte de sus vacaciones.

¿Sería factible algo parecido en nuestro país? No sólo factible, sería factible y beneficioso para trabajadores y para las empresas, que temen perder a buenos empleados por situaciones familiares complicadas. Ésta es una medida que solo depende de la buena voluntad, no supone gasto alguno para nadie, no hay que incluir ninguna de las tan temidas cláusulas en los convenios, no se pierde masa trabajadora: uno marcha con su hijo y otro queda en su puesto.

Todo son ventajas, pero en un país en el que nuestros políticos están más pendientes de sus asientos, parece difícil que alguno se decida por apoyar esta medida.

Ahí queda la reflexión, aunque el llamamiento primero es a las empresas por detrás de a los propios trabajadores, que son los que tienen que estar dispuestos a renunciar a algunos de sus días libres. ¿Dónde hay que apuntarse?