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El poder pacificador de un refresco
Por Ana Rubio Jordán
Si hace unas semanas comentábamos lo poco acertado que había sido la última campaña publicitaria de la firma Zara esta vez le toca el turno a la marca de refrescos Pepsi, cuyo reciente anuncio ha sido objeto de críticas en las redes sociales y la empresa se ha visto obligada a retirarlo a los pocos días de su lanzamiento. En el spot, la modelo Kendall Jenner abandona la sesión de fotos que está realizando para acudir a una manifestación de protesta social y decide hacer frente a la acción policial ofreciendo un refresco de la conocida bebida a un agente.
El anuncio, si lo analizamos plano a plano, no tiene desperdicio. Comienza mostrando a un par de jóvenes de diferentes etnias con notables actitudes artísticas, tanto para la música como para la fotografía. Ambos tratan de concentrarse en su trabajo pero les distrae el ruido de la manifestación que transita las calles. Manifestación por decir algo, porque parece que el grupo camina hacia una especie de festival musical de comienzo de primavera. A su paso se cruzan con un par de chicas que comen ensalada y beben Pepsi, sonrientes y alegres. Si no fuera por este detalle pensaríamos que estamos ante un anuncio de Benetton, dada la variedad racial de los asistentes.
Me pregunto mientras lo observo qué hay de realismo y de verosimilitud en este anuncio. Y la respuesta es nada, absolutamente nada. Los pocos segundos que dura la sesión de fotos a Kendall posando de lo más sugerente. El joven músico cruza su mirada con la modelo y le hace un gesto invitándola a unirse al gentío. En esta manifestación hay sitio para todos, parece decir. Y lo normal es que Jenner, millonaria antes de cumplir los 22, se interese por apoyar una causa sea del tipo que sea.
La polémica viene en los segundos finales del anuncio, cuando Jenner se quita la peluca rubia y el pintalabios en un acto de liberación, agarra un refresco de un barreño donde, disimuladamente, alguien ha colocado todos los formatos y clases de bebida Pepsi disponibles en el mercado y, ni corta ni perezosa, le extiende la lata a un atractivo policía que bebe sonriente mientras mira resignado a su compañero. A continuación, los manifestantes saltan, se abrazan, vitorean. Objetivo cumplido y hasta la próxima.
Finaliza el spot y queda una absoluta decepción. Es cierto que el anuncio pretende reflejar algunos de los componentes característicos en campañas dirigidas a los millennials (estilos de vida diferentes unidos frente a un mensaje común). Sin embargo, la idea de asociar un refresco con movimientos sociales ha sido muy poco acertada. Recurrir a temas como la injusticia, la desigualdad social o la reivindicación de los derechos humanos para vender refrescos ha provocado la indignación y el rechazo de muchos internautas.
El mensaje de Pepsi, en un intento de mostrar unidad, paz y entendimiento, según un comunicado de la empresa, ha sido catalogado de frívolo. Muchos han visto semejanzas con el movimiento Black Live Matters, aquel movimiento que se extendió por todo Estados Unidos a finales de 2014 y principios de 2015 en protesta contra la brutalidad policial. Si bien poco, o más bien nada, tiene que ver Kendall Jenner con Ieshia Evans, la mujer afroamericana detenida por acercarse a los agentes policiales que trataban de frenar el movimiento de protesta racial acontecido en Baton Rouge, Luisiana, en julio del pasado año. La imagen se hizo viral, fue publicada en medios de comunicación de medio mundo y obtuvo el primer premio en el World Press Photo 2017 en la categoría de Comtemporary Issues.
La icónica imagen fue captada magistralmente por Jonathan Bachman, fotógrafo de Reuters, quien declaró que el arresto se desarrolló de forma pacífica. Evans, enfermera de 28 años, relató que con su protesta tan solo buscaba un futuro mejor para su hijo de 5 años. Black Live Matters se ha convertido en una organización que lucha por mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas que oprimen a la gente de raza negra en ese país. Al igual que hiciese en su día Martin Luther King, cuya hija se ha unido a la lista de personas indignadas por el anuncio de la compañía de bebidas gaseosas y ha mostrado su enfado publicando un mensaje en Twitter de lo más acertado: “Si mi padre hubiese conocido el poder de una Pepsi”.
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