“The Good Fight”, un bufete en los tiempos de Trump

Las series de abogados son una tradición en la ficción estadounidense, por lo que hay que hilar muy fino para no repetirse y que las tramas se diferencien a lo antes visto. Desde la primera temporada, “The Good Fight” lo logró con audacia, un argumento sólido y personajes poderosos. En la segunda, ya disponible en Movistar+, se supera a sí misma por una razón muy sencilla aunque no lo es tanto llevarla a cabo: sigue siendo fiel a sí misma y no cae en la tentación de ninguna aventura narrativa que pueda resultar un lastre.

La serie mantiene su ADN: es combativa -habla sin pudor de los conflictos raciales, la tolerancia sexual y la posición de la mujer en la sociedad-, sus diálogos siguen teniendo enjundia y se combina con acierto la vida profesional y personal de los protagonistas. Y, lo que es más importante, toma el pulso a la sociedad estadounidense de la era Trump. Es mucho más que una serie de abogados y juicios, ya que a través de los casos que tienen que resolver se realiza un “collage” del presente de Estados Unidos sin paños calientes.

En su segunda entrega, la ficción arranca sin dar respiro al espectador: en Chicago hay una creciente oleada de asesinatos a los que nadie acierta a dar respuesta. El clima de inseguridad impregna la ciudad. Los abogados de Boseman, Reddick & Kolstad: Diane (Christine Baranski), Lucca (Cush Jumbo), Maia (Rosie Leslie) se sienten amenazados después de conocer que el cliente de otro bufete ha asesinado al abogado que le defendía por, supuestamente, haberle cobrado de más.

Inmediatamente empiezan a sospechar de los suyos, lo que crea una espiral de conspiración que, de forma explícita, refleja la realidad del país, que está viviendo uno de sus momentos más convulsos.

En el terreno personal las cosas no van mucho mejor. Diane tiene que lidiar con la incorporación de una nueva socia a la firma, Liz Reddick-Lawrence, interpretada por Audra McDonald (“Sin cita previa”, “The Good Wife”). A Maia, el escándalo financiero protagonizado por sus padres le sigue pasando factura; más aún después de las últimas y erróneas decisiones de su progenitor, y Lucca no termina de ver cómo puede continuar su relación con Colin.

Una de las virtudes de “The Good Fight” es que es mucho más que un “spin off” de “The Good Wife”, también disponible al completo en Movistar+, ya que ha conseguido tener identidad propia. Este acierto tiene nombres y apellidos: la dupla formada por Robert King y Michelle King. Además de ser pareja, han formado un tándem creativo perfecto. Robert comenzó como guionista a principios de los 80 en cintas como “La isla de las cabezas cortadas”.

Sin embargo, dado que es abogado, pronto comprendió que su futuro profesional estaba las series de este género. Así, junto a su esposa, Michelle, que también es letrada, fueron los productores ejecutivos y guionistas de las ficciones “Proyecto justicia”, “The Good “Wife” y “The Good Fight”. A eso hay que sumar un reparto que se complementa a la perfección, ya que concilia la veteranía de intérpretes como Christine Baranski (“The Good Wife”), Delroy Lindo (“Chicago Code”), Bernadette Peters (“Mozart in the Jungle”) y Paul Guilfoyle (“CSI”) con jóvenes solventes que encabeza Rose Leslie (“Juego de tronos”), Cush Jumbo (“The Good Wife”) y Justin Bartha (“Resacón en Las Vegas”), entre otros.