La cara renovada de la Basílica de Santa María inTrastevere en Roma

Esta basílica, es sin duda una de los monumentos emblemáticos de Roma por su calidad artística, por su valor espiritual y por ser uno de los elementos que caracteriza el famoso barrio del Trastevere.

Se construyó durante el papado de Calisto I en el segundo decenio del siglo III. La obra se concluyó en en siglo IV. Materiales de la época fueron utilizados para este fin, pero algunos se reconocen provenientes de las Termas de Caracalla, otro espacio impresionante de Roma.

Al haber tantos monumentos históricos en la ciudad, es difícil elegir a cuales dedicarse a su restauración, no hay dinero suficiente para todos, pero por fin, esta fachada ha conseguido volver a su estado original.

Después de un año y medio de trabajo realizado por el equipo de restauradores de la superintendencia especial de Roma y cerca de 400 mil euros de fondos, los hermosos mosaicos medievales que cortan horizontalmente la fachada de la basílica, con el oro brillante y la Virgen que domina la escena , retoma el diálogo con las pinturas del siglo XIX de Silverio Capparoni, finalmente visibles en sus colores, y, debajo, con el pórtico del siglo XVIII del arquitecto Carlo Fontana. La restauración, debido a la presencia de diferentes estilos y materiales, y las diversas intervenciones sufridas por la basílica, fue compleja.

Subimos por un andamio y pudimos percibir el trabajo laborioso de los que han trabajado en ella.

Analizar cada milímetro restaurado es un privilegio, especialmente en estos espacios en las alturas.

Los restauradores en Roma, viven para ello, son apasionados de devolver a su interminable patrimonio histórico, brillo y nueva vida.

A la pregunta de cómo conservar todo esto con los cambios climáticos actuales contestaron que tienen un programa que siguen al pie de la letra para el mantenimiento de este monumental trabajo.

El polvo, el agua, la humedad, las palomas, la nieve...Son muchos los elementos que pueden destruir este precioso trabajo, pero ellos viven para esto, para renovar los grandes monumentos y cuidarlos como si los tuvieran en su propia casa.

Estar en las alturas en la Basílica de la plaza de Santa María in Trastevere, ha sido una experiencia emocionante y llena de sensaciones de esperanza.