Historia

El castillo fantasma español: de fortaleza heroica a prisión olvidada

Entre los episodios más llamativos de este lugar se encuentra la fuga, en agosto de 1979, de tres paracaidistas y un legionario

Castillo de San Francisco, Las Palmas
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Oculto entre el paso del tiempo y la vegetación, el Castillo de San Francisco -también conocido como el Castillo del Rey- comienza a recuperar su lugar en la memoria histórica de Las Palmas de Gran Canaria. Considerado en su momento una de las principales plataformas defensivas del archipiélago, esta fortaleza se erige en el risco de San Francisco, desde donde dominaba la ciudad y su puerto con una vista estratégica inmejorable.

La construcción del castillo se remonta al año 1601, como respuesta directa al devastador ataque del corsario holandés Pieter van der Does en 1599. Completado hacia 1625, el recinto formó parte de un entramado de fortificaciones conectadas por murallas, diseñado para proteger la ciudad tanto del mar como de incursiones terrestres.

Nada que ver con otras construcciones defensivas de la capital grancanaria (como el Castillo de Mata), esta infraestructura cayó en el olvido durante el siglo XX, a pesar de su notable extensión de más de 5.800 metros cuadrados y su adaptabilidad topográfica. Tras siglos de uso militar, en sus últimos años activos la construcción fue reconvertida en prisión castrense. Entre los episodios más llamativos de esta etapa se encuentra la fuga, en agosto de 1979, de tres paracaidistas y un legionario, un suceso que captó la atención de los medios nacionales.

Aunque en 1997 el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria asumió su titularidad patrimonial, la fortaleza permaneció cerrada al público, sin señalización ni uso cultural o turístico. Durante décadas, su estructura fue víctima del abandono, la erosión y la vegetación sin control. Esa situación comenzó a cambiar en diciembre de 2024, cuando concluyó la primera fase de una intervención destinada a frenar su deterioro y sentar las bases para su recuperación.

La actuación, fruto de la colaboración entre el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria y el Consistorio capitalino, incluyó trabajos de limpieza, estudios arqueológicos, levantamientos planimétricos con escáneres láser y drones, y excavaciones que sacaron a la luz casquillos, monedas y restos murarios. Estos hallazgos permiten ampliar el conocimiento sobre la evolución del castillo entre los siglos XVII y XIX.

La iniciativa abre la puerta a su musealización y posible integración en un futuro centro de interpretación del sistema defensivo de la ciudad, junto a otros espacios históricos como la Batería de San Juan y el Castillo de Mata. Con esta nueva etapa, el Castillo de San Francisco podría dejar atrás su prolongado silencio y consolidarse como uno de los pilares del patrimonio histórico y cultural de Las Palmas de Gran Canaria.