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“Me he enamorado de este sitio”: el restaurante que ha cautivado a Violeta Mangriñán

La influencer desbubre una terraza marinera que le ha robado el corazón

“Me he enamorado de este sitio”: el restaurante que ha cautivado a Violeta Mangriñán Cabildo de Gran Canaria

Acostumbrada a vivir bajo los focos de la televisión y las redes, Violeta Mangriñán decidió pulsar el botón de pausa en Gran Canaria. La influencer, que saltó a la fama gracias a Mujeres y Hombres y Viceversa y consolidó su popularidad en Supervivientes, viajó a la isla acompañada de su amiga, la doctora Carla Barber, con un objetivo claro: desconectar.

Sin embargo, lo que comenzó como una escapada de relax se transformó en una declaración de amor gastronómica. Entre senderos y brisa marina, la valenciana descubrió en Moya un rincón que la desarmó por completo: Locanda El Roque, un restaurante junto al mar que terminó conquistando tanto su paladar como su feed de Instagram. “Me he enamorado de este sitio, qué lugar tan mágico”, confesó.

“Un restaurante italiano de toda la vida, localización increíble y comida deliciosa. Necesito volver pronto”, añadió. El entusiasmo no quedó ahí: "Es impresionante y además barato", una apreciación que disparó la curiosidad de su comunidad por este lugar del norte grancanario.

La recomendación de Mangriñán sitúa en el mapa una dirección que apuesta por la sencillez bien hecha. Locanda El Roque funciona con mesas al aire libre, servicio cercano y una carta que siempre tiene en el punto de mira a Italia sin olvidar el producto canario. Al frente, un equipo femenino que marca carácter: la chef Teresa Tedde, la repostera Susanna Ripper y la florista Conchi Sánchez, responsable de vestir la terraza con un punto botánico que acompaña las vistas.

Cuando una figura de redes comparte una dirección, el eco es inmediato. La mención de Mangriñán -más aún subrayando “buena relación calidad-precio”- puede suponer un empujón para el negocio local y, a la vez, una invitación a descentralizar la visita turística hacia el norte de la isla, a menudo menos transitado que las playas del sur. Para el visitante, el combo es redondo: mar + cocina + patrimonio a corta distancia y con un ritmo que permite reconectar.

Cómo es Moya

Conocida popularmente como la Villa Verde, Moya debe su carácter al abrazo constante de los alisios y a la humedad que mantiene vivo uno de los pulmones más singulares de Gran Canaria: Los Tilos de Moya. Este reducto de laurisilva, considerado un tesoro natural, ha sido descrito durante siglos como un bosque tan espeso que apenas deja pasar la luz del sol hasta el suelo.

El municipio se levanta entre dos impresionantes barrancos -Azuaje y Barranco Oscuro-, auténticos paraísos para quienes disfrutan del senderismo. Sus senderos invitan a recorrer un paisaje donde conviven especies de flora endémica y una rica avifauna, con especial protagonismo de la familia de las lauráceas.

Pero Moya no solo conquista por su naturaleza. La localidad también es famosa por su tradición repostera, con dulces que han trascendido fronteras insulares. Los suspiros y los bizcochos de Moya son un reclamo en sí mismos, productos que han impulsado una próspera industria local y que forman parte de la identidad del municipio.