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Erupción volcánica

Los indicios que revelarían el inicio de una erupción en Tenerife

La experiencia del Tajogaite enseñó que un volcán puede pasar de la siesta a la carrera en apenas unas semanas

El Teide guarda un oscuro secreto: un demonio vive en su interior Cabildo de Tenerife

Tenerife vive una calma atenta. No hay señales que anuncien una erupción a corto ni a medio plazo, y los sismógrafos marcan rutinas de baja intensidad. Aun así, la ciencia insiste en algo simple y poderoso, que es estar preparados y saber qué mirar para reaccionar a tiempo.

Ithaiza Domínguez director del Instituto Geográfico Nacional en Canarias recuerda que el sistema está tranquilo. "Los terremotos en Tenerife son pocos dispersos y pequeños. Lo que haría cambiar el guion sería una intrusión con centenares de sismos en muy poco tiempo, magnitudes más altas y una deformación del terreno rápida", señala. Aunque hoy esos ingredientes no están sobre la mesa.

La experiencia del Tajogaite enseñó que un volcán puede pasar de la siesta a la carrera en apenas una semana. En 2011, El Hierro tardó meses en dar el salto. La moraleja es clara, los procesos pueden ser veloces y por eso se han potenciado sistemas automáticos de vigilancia y protocolos de comunicación más afinados.

Auditorio de sensores

El IGN opera en Canarias una red con más de ciento cincuenta estaciones que envían datos en tiempo real. La vigilancia cruza sismicidad, deformación del terreno, geoquímica y observación remota. Parte del análisis es automático, y parte la hace gente con lupa y paciencia.

Garachico como ensayo para el día más difícil

El Cabildo de Tenerife activó su primer simulacro insular de riesgo volcánico en Garachico dentro del programa europeo EU Modex el viernes pasado. Un millar de personas de seguridad y emergencias se coordinó sobre el terreno, hubo avisos a la población mediante Es Alert y se practicaron evacuaciones reales en la zona de Muelle Viejo, además de traslados de animales y resolución de incidencias. La nota de los técnicos es positiva porque el ejercicio evitó el guion rígido y buscó escenarios con todas las posibilidades.

Un poco de historia

Tenerife no registra una erupción terrestre desde 1909 cuando el Chinyero dejó su huella. Aquella , aún, hoy, es materia prima para mapas de peligrosidad y planes que determinan por dónde circularía una colada según la zona de emisión. Con más población e infraestructuras que hace un siglo la planificación ya no es una opción, sino una obligación.