Religión
“Es un milagro de Dios que aún haya jóvenes que deseen dedicar su vida a ser religiosos”
El obispo José Luis Retana se muestra autocrítico con el descenso de vocaciones al asegurar que “no hemos sabido transmitir la fe”
El obispo de Salamanca, José Luis Retana, hizo autocrítica este viernes respecto a la caída de las vocaciones en el ámbito eclesiástico. “No hemos sabido transmitir la fe”, manifestó hoy en la Casa de la Iglesia durante un desayuno informativo con los medios de comunicación salmantinos. El prelado, de hecho, reconoció que actualmente es “un milagro de Dios” que haya jóvenes que deseen dedicar sus vidas a ser religiosos.
“Para transmitirla hay que tenerla”, recordó Retana, quien confesó que en el seno de su familia “todo tenía un sentido religioso”, algo que ahora no sucede. “Nosotros hemos bajado en esa cosa de que todo viene del Señor y se le da gracias”, explicó, denunciando que los padres han dejado esta responsabilidad únicamente en manos de los colegios o las parroquias, donde llegan chicos “muy poco trabajados” por sus familias y asumió que así “es muy difícil”.
Sin embargo, quien también es obispo de Ciudad Rodrigo manifestó que “es posible que ahora queden comunidades más pequeñas, pero quizá más verdaderas”, aludiendo al no hay mal que por bien no venga. La realidad es que, ahora mismo, en ambas diócesis, las salmantina y la mirobrigense, se encuentran con el mismo problema: “Poco sacerdotes y muy mayores”, explicó el obispo, reivindicando la importancia de las misas en todo el territorio. “En algunos pueblos, si no se toca la campaña el domingo, ni se duchan, ni se mudan, ni se ven. Y eso es una pobreza muy grande, incluso desde el punto de vista social”, advirtió.
No rehuyó, sin embargo, asumir la culpa que corresponde a la Iglesia en este sentido, reconociendo que “no ha sabido evolucionar en la medida en que la sociedad ha decrecido religiosamente”. Así que repartió la responsabilidad a parte iguales entre la jerarquía eclesiástica y los fieles en el seno de sus familias. “Un poco es culpa de todos. La sociedad ha evolucionado con mayor rapidez con la que nosotros hemos equilibrado esa evolución”, matizó.
Diócesis de Salamanca y de Ciudad Rodrigo
Por otra parte, Retana mostró su deseo para convertirse en “un bálsamo” para curar las heridas surgidas tras el proceso de fusión entre las dos diócesis. Retana hizo un balance ante los medios de comunicación cuando se cumple un mes desde que se pusiera al frente de ambas diócesis.
El obispo reconoció antes los medios que las dos primeras semanas tras el anuncio de su nombramiento lo pasó mal, sobre todo, por la dificultad de “poner dos casas en funcionamiento” y por “esa sensación de no saber ni dónde tienes el cepillo de dientes”. Unos días marcados por la prisa en los que, entre otras tareas, tuvo que reunirse en un espacio de 72 horas con los 18 sacerdotes de Ciudad Rodrigo. “Cuando llegue aquí el jueves, en mi casa no había nada de nada, ni un palillo”, enunció. La tercera semana acudió Roma, sin solución de continuidad. “Ahora estoy mejor. He pasado de un uno a un 5.5″, bromeó, recordando que Salamanca “tiene una estructura muy grande” y necesitará tiempo para “abarcarlo todo”.
“¿Cómo están las hermanas?”, confesó que le dijo el papa Francisco al saludarle, en referencia a las diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo. Retana reconoció que el proceso “fue conflictivo” porque “todas las diócesis quieren tener su obispo” y se mostró consciente de que “no todo el mundo habrá aceptado bien la decisión del Papa”. “Él me dijo que cuidara y atendiera más a la pequeña”, reveló el prelado, quien explicó que si bien en Salamanca no ha tenido ninguna dificultad ni “llamada de atención” porque estuviera en tierras mirobrigeneses, al revés sí le ha sucedido.
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