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Jiménez reivindica el feminismo que potencia lo peculiar de la mujer y se hace coparticipe con el varón

La presidenta del Congreso Directivo de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) advierte de que la mujer de hoy está sometida a muchas presiones y feminismos “que la anulan” como tal

Lydia Jiménez, presidenta del Congreso Directivo de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) y directora del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, durante la ponencia UcavLa Razón

La presidenta del Congreso Directivo de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) y directora del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, Lydia Jiménez, se define como feminista, pero de un feminismo radical”, y asegura, contundente, que el verdadero valor de ello “es aquel que potencia lo peculiar de la mujer y se hace coparticipe con el varón, es decir, se complementan”.

Así lo cree y así lo ha contado este martes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, durante la conferencia que daba en la UCAV titulada “Ser mujer: más allá de narcisismos y complejos”, donde advertía de que, en la actualidad, la mujer está sometida a muchas presiones y distintas ideologías y feminismos “que la anulan”.

Por todo ello, Lydia Jiménez recomienda la necesidad existente de educar a las féminas en el entendimiento, pero también en la voluntad, para que sepan reaccionar ante estímulos constantes, y en su afectividad y sentimientos “porque, o cae en el narcisismo o sufre el narcisismo de los demás”.

Por otro lado, durante su exposición, ponía a Santa Teresa de Jesús e Isabel La Católica como ejemplo de dos mujeres “fantásticas”. “Vivieron un momento donde ser mujer era muy complicado y no se valoraba, pero, sin embargo, supieron ser muy mujeres, féminas, inquietas, andariegas, pero defendiendo su feminidad”, destacaba.

De hecho, recordaba que Santa Teresa de Ávila ha sido canonizada y declarada doctora de la iglesia, mientras que Isabel La Católica supo destacar en todas sus facetas, tanto como reina, mística, madre de cinco hijos, esposa, mecenas y amante de las letras. “Además, montaba a caballo y cazaba, tenía una gran afición por la pintura, la filosofía y la retórica, por lo que no fue nunca menos que su esposo”, señalaba Lydia Jiménez.

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