Cultura

“Salus” muestra los tesoros ocultos de la comarca zamorana de Aliste-Alba

Un total de 172 obras de arte entre los siglos III y XXI descubre un patrimonio artístico único

El obispo de Zamora, Fernando Valera, y el presidente de la Diputación de Zamora, Francisco José Requejo, durante la inauguración de "Salus"
El obispo de Zamora, Fernando Valera, y el presidente de la Diputación de Zamora, Francisco José Requejo, durante la inauguración de "Salus"Jose Luis LealAgencia ICAL

La exposición «Salus. La Iglesia en Aliste y Alba» reúne, hasta el próximo mes de octubre, en el Santuario Mariano Diocesano de la Virgen de la Salud de la localidad zamorana de Alcañices, hasta 172 obras de arte entre los siglos III y XXI, representativas del imponente y variado patrimonio artístico y religioso de las 84 parroquias integradas en el Arciprestazgo de Aliste-Alba, y también algunas llegadas de Portugal. Ya son miles las personas que han disfrutado de la muestra desde su apertura el pasado 17 de mayo. Y es que se trata de una oportunidad única para disfrutar de algunas de las piezas de arte sacro más relevantes de España.

El presidente de la Diputación de Zamora, Francisco José Requejo, destaca la gran riqueza cultural y los distintos atractivos naturales y turísticos con que cuenta la comarca alistana: «No tenemos nada que envidiar a otras zonas de España, quizás solo nos falte creérnoslo más», añadió.

La directora general de políticas culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León,Inmaculada Martínez Merino, resalta la puesta en valor de «una riqueza escondida«, de ahí su compromiso firme por «apostar por aquellas actuaciones que permitan ensalzar el patrimonio religioso, cultural y artístico».

Exposición de arte religioso de la iglesia de Aliste-Alba, "Salus"
Exposición de arte religioso de la iglesia de Aliste-Alba, "Salus"Jose Luis LealAgencia ICAL

En la misma línea, el Obispo de Zamora, Fernando Valera, asegura que se trata de “un esfuerzo mayúsculo para esta iglesia rural en la que no se recuerda una actividad cultural de esta magnitud, solo comparable a las Edades del Hombre por la calidad y el número de piezas”.

Por su parte, el comisario de la exposición,José Ángel Rivera de las Heras pone el foco en que la exposición «puede marcar una pauta en otros territorios diocesanos de la provincia de Zamora».

“Salus” es una exposición pionera en el mundo rural que está generando una gran expectación por la calidad de las piezas de escultura de arte sacro y pinturas que en ella se exponen pero también por los documentos, archivos, libros, fotografías o imágenes cinematográficas que el visitante podrá ver de un gran valor histórico y documental.

Una muestra, dividida en seis capítulos, que recoge lo más valioso del arte cristiano de las comarcas de Alba y Aliste, que saca a la luz la riqueza artística que esconde una tierra históricamente deprimida y que está llamada a revitalizar el turismo en la zona.

Exposición de arte religioso de la iglesia de Aliste-Alba, "Salus"
Exposición de arte religioso de la iglesia de Aliste-Alba, "Salus"Jose Luis LealAgencia ICAL

La exposición, además, servirá para celebrar, dos años de retraso por la crisis sanitaria del coronavirus, el centenario de la imagen mariana que se trajo de Valencia en 1920 tras el incendio del santuario, entonces iglesia del antiguo Convento de los Franciscanos, que en el año 1917 hizo cenizas la talla original.

Capítulos

  • - “El territorio y sus iglesias”, donde se exponen objetos pétreos de cronología más antigua conservados en iglesias alistanas, documentos relativos a las antiguas vicarías de Alba y Aliste, y planos de obras proyectadas y realizadas en diversas iglesias del arciprestazgo en los siglos XVIII y XIX, conservados en el Archivo Histórico Diocesano.
  • - “Signados y guiados por la cruz”, muestra antiguos libros parroquiales con partidas bautismales y cuentas de fábrica, conchas bautismales, crismeras y cruces parroquiales.
  • - “En torno a la mesa del Señor”, exhibe los vasos sagrados destinados a contener el Cuerpo y la Sangre de Cristo, como la patena y el cáliz, la píxide y el copón, la custodia y el portaviático, además de objetos vinculados a la liturgia, como vinajeras, incensario, naveta, campanilla, plato limosnero, moldes para fabricar formas, atril, sagrario, ornamentos y paños con bordados alistanos.
  • - “El Salvador, su madre y sus amigos”, expone obras pictóricas y escultóricas de Cristo, de la Virgen y de los santos de mayor devoción entre los fieles de estas tierras, algunos de los cuales son titulares de iglesias y parroquias.

 

  • - “Asociaciones, devociones y tradiciones”, acoge documentos antiguos pertenecientes a cofradías, como cuentas y ordenanzas; varas insignias que otorgan autoridad a sus mayordomos, adornos de imágenes y reliquias. Asimismo, dedica un recuerdo especial al artista Ricardo Segundo, quien representó el siglo pasado a través de su obra pictórica los tipos y la vida cotidiana de Aliste, particularmente de Sejas de Aliste, donde residió.
  • - “El descanso eterno”, en que se presentan dos crucifijos articulados destinados a la función del desenclavo y santo entierro de Cristo, esquilas que sonaban para acompañar el viático a los moribundos, tablas con memorias de aniversarios e indulgencias, ornamentos de color negro usados en las misas de difuntos, representaciones de las Ánimas del Purgatorio, la imagen de la Virgen del Carmen, y testimonios fotográficos y cinematográficos de la procesión del Viernes Santo en Bercianos de Aliste.

Conocer más a fondo la zona de Alba y Aliste

Además de la exposición, la provincia zamorana ofrece otro tipo de recursos muy deseables para el amante del patrimonio artístico. El comisario de la muestra José Ángel Rivera de las Heras habla de un “Salus Arqueología”. Y es que El territorio de Alba y Aliste estuvo habitado y poblado desde la antigüedad. Se han encontrado instrumentos líticos del Paleolítico (San Vicente de la Cabeza), y del Neolítico (Cabañas de Aliste), grabados o insculturas rupestres del Calcolítico (San Martín del Pedroso), herramientas de la Edad del Bronce (Pino del Oro, Fradellos), y pequeños túmulos (San Vitero) y algún objeto (Gallegos del Campo) de la Edad del Hierro.

Aún quedan vestigios de asentamientos castreños, destacados por su ubicación, entre astures, vettones y vacceos (Villalcampo); por contener espacios habitacionales (Muga de Alba, San Cristóbal de Aliste, Sejas de Aliste); por estar dotados de elementos defensivos (Figueruela de Abajo, Fradellos, Mellanes, Muga de Alba, Pobladura de Aliste, Riomanzanas, San Martín del Pedroso, Sejas de Aliste, Trabazos, Vide de Alba), o por hallarse vinculados a yacimientos de minerales (Fradellos, Gallegos del Campo, Palazuelo de las Cuevas, Pobladura de Aliste, Vide de Alba).

Comarca zamorana del Aliste
Comarca zamorana del AlisteDiputación Zamora

Asimismo, han llegado hasta nosotros objetos celtibéricos y de época romana, como “cipos” (Rabanales, Ufones) y figuras zoomorfas (San Vitero, Villalcampo), además de estelas funerarias (Alcañices, Losacino, Pobladura de Aliste, Rabanales, San Mamed, San Vitero, Villalcampo, de los siglos II-III), miliarios (Gallegos del Campo y San Vitero, del siglo III, pertenecientes a la vía XVII del Itinerario de Antonino, entre Astorga y Braga), ara (transformada en pila bautismal, en Cerezal de Aliste), etc., y un nutrido número de yacimientos romanos.

Figura zoomorfa de San Viterio
Figura zoomorfa de San ViterioTwitter

También existen, aunque escasos, algunos testimonios altomedievales (fragmentos de canceles de Rabanales y columna de San Mamed, visigóticos), y lápidas epigráficas (Alcañices, Pobladura de Aliste, Rabanales, San Mamed, las más antiguas del siglo VII). De estilo románico son las portadas de las iglesias de Alcañices, Castro de Alcañices, Ceadea, Figueruela de Arriba, Marquiz de Alba, Mellanes, Pobladura de Aliste, Rábano de Aliste, San Juan de Rebollar y Las Torres de Aliste, además de la ermita de Nuestra Señora del Puerto, de Losacio. También quedan una columna con capitel en la iglesia de Figueruela de Abajo, y canecillos en el exterior del muro norte de la de Carbajosa. Y de estilo gótico, algunos elementos arquitectónicos y decorativos en las iglesias de San Blas y San Vitero.

“Salus Arquitectura”: La villa zamorana de Alcañices es el centro histórico de la comarca de Aliste. En época medieval perteneció a la Orden de Santiago y posteriormente a la del Temple. En ella se firmó en 1297 el célebre tratado que estableció la frontera entre los reinos de Portugal y de Castilla. En 1533 se convirtió en la capital del marquesado al que dio nombre cuando el emperador Carlos V concedió el título de Marqués de Alcañices a Francisco Enríquez de Almansa, nieto del primer Conde de Alba de Aliste.

De la fortificación de la villa aún quedan restos de murallas, posiblemente del siglo XV. De ellos destacan cuatro cubos, realizados en mampostería con aspilleras y saeteras de sillería bien escuadrada, denominados “Trincherón”, “Tiacañona”, “de la Villa” y “Torre del Reloj”.

En el término municipal de Castillo de Alba, sobre un elevado cerro rocoso y junto al río Aliste, se elevan las ruinas del castillo de Alba de Aliste. Alzado sobre un asentamiento castreño, su construcción, de planta irregular, responde a diversas épocas entre los siglos XII y XV.

Junto a la localidad de Carbajales de Alba se conservan los restos de un fuerte construido en el siglo XVII, y reformado en diversas ocasiones durante la centuria siguiente. Es un ejemplo de arquitectura abaluartada, establecido cerca de la frontera portuguesa para seguridad de la población cuando existían confrontaciones con el país vecino.

En Aliste hay numerosos pueblos pintorescos donde disfrutar contemplando su peculiar arquitectura doméstica, con sus tejados de pizarra, portadas, portones, miradores, adornos, chimeneas candon - gas, cerraduras o aldabas. También sus construcciones tradicionales, como fuentes, molinos harineros, puentes, lavaderos, potros de herrar, corrales y cortinas. Además, rodeados por la belleza de su entorno natural, regado por los ríos Duero, Esla, Aliste, Manzanas, y otros arroyos. Sirvan de ejemplo los de Nuez, Riomanzanas, San Pedro de las Herrerías, Sejas de Aliste y Villarino de Manzanas.

Torre del Reloj de Alcañices
Torre del Reloj de AlcañicesJcyl

“Salus Ermitas”:Ocho son las ermitas dedicadas a Cristo, a la Virgen María y a Santa Catalina que se encuentran en otras tantas localidades del arciprestazgo de Aliste-Alba. Son una manifestación secular de las devociones particulares que los fieles y las cofradías construyeron y han mantenido hasta el día de hoy.

Estos edificios, tanto los más humildes como los más nobles, acogían antiguamente y siguen acogiendo celebraciones de culto y funciones comunitarias, además de las oraciones diarias de los devotos de las veneradas imágenes que albergan. El recorrido por estas ermitas nos llevará a la de Ceadea, cuyo pórtico luce pequeñas columnas labradas con motivos decorativos en sus ángulos achaflanados. Su espadaña, de 1931, fue levantada por el maestro Antonio García, de Fornillos de Aliste. En su interior, un retablo realizado por el artista madrileño Felipe García Sánchez en 1749 acoge la imagen de Nuestra Señora del Rosario, obra del escultor Juan de Montejo, de finales del siglo XVI.

La de Nuestra Señora del Puerto, en Losacio, conserva una portada tardorrománica, decorada con puntas de clavo en sus impostas y en la tercera arquivolta, y flanqueada por árboles pintados de cal, que se renuevan anualmente en el mes de mayo. No dejaremos de ver en su interior el carro barroco en que se coloca la imagen mariana cuando sale en procesión, y el retablo mayor, obra del ensamblador Andrés Guerra y su oficial Juan Centeno, de 1733.

En Matellanes, la humilde ermita de Santa Catalina de Alejandría, de una sola nave, casi rectangular, con una pequeña espadaña sobre el hastial. En su interior, tan solo un retablo popular del siglo XVII, y la imagen de la santa mártir.

La ermita del Santo Cristo de la Ribera, localizada dentro del caserío de Samir de los Caños, estuvo dedicada hasta el siglo XVIII a San Antonio de Padua. Fue remodelada en 1832 por el maestro Ángel Iglesias, residente en Alcañices. El aparejo de sillería de su hastial, con su pequeña espadaña, parece ser el contrapunto del carácter popular de su construcción.

De los primeros años del siglo XVIII es la ermita del Santo Cristo del Campo, situada a las afueras de la localidad de San Vitero, y que antiguamente estuvo a cargo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Presenta planta de cruz latina y cabecera semicircular. Su espacioso interior se cubre con bóvedas pétreas de cascarón en el ábside, de lunetos en los brazos del crucero y con cúpula sobre pechinas en el centro del crucero, levantada en 1703. El retablo mayor alberga una imagen del Crucificado, del siglo XVII. Los sencillos retablos colocados en los nichos del arco triunfal se deben a Domingo Carbajo, ensamblador sanabrés establecido en Trefacio, que los talló en 1849. Las pinturas murales del ábside, a Bernardo Rivadeneira, que las pintó en 1860. Y la cajonería, al orensano José María Silbares, que talló los hermosos relieves de su frente en 1886.

Ermita de San Vitero
Ermita de San ViteroAyuntamiento San Vitero

La ermita de Nuestra Señora de la Soledad, situada a las afueras de la localidad de Trabazos, es una construcción del siglo XIX. Posee una amplia nave de tres tramos, más capilla mayor, donde se ubica un retablo rococó, en cuya hornacina recibe culto la imagen vestidera que le da título. En plena campiña se construyó la ermita de Nuestra Señora de Valverde o de la Encarnación, dentro del término de Villalcampo, y junto a la carretera que une esta localidad con la de Carbajosa. El edificio está conformado por una espaciosa nave, con su capilla mayor y pórtico cubierto. La imagen titular ocupa la hornacina-camarín del retablo, realizado por Juan de Mena en 1895.

Finalmente, la ermita de la Inmaculada Concepción de la localidad de Viñas, una sencilla y popular construcción barroca que combina la mampostería de los muros con los sillares labrados de la portada, los ventanucos, la espadaña y las esquineras. Conforman su planta una larga nave y la capilla mayor, todo cubierto con techumbre de madera.

“Salus Gastronomía y Artesanía”: Degustar en Alba y Aliste los productos que ofrecen ambas comarcas puede convertirse en una experiencia gastronómica inolvidable para quienes las visitan. Es célebre la ternera de Aliste, que cuenta con la Indicación Geográfica Protegida (IGP), lo que asegura la trazabilidad del producto y controla su calidad hasta que llega al comercio o a la mesa. Es una carne de ganado vacuno joven -entre seis y ocho meses-, criado de forma tradicional en pequeñas explotaciones –generalmente familiares–, alimentado con piensos vegetales y amamantado con la leche materna de las vacas que se nutren de los pastizales cercanos. Chuletas, chuletones y mollejas suelen asarse a la brasa, con leña de encina, lo que realza su terneza, su jugosidad y su delicado sabor.

 

Son numerosos los restaurantes y mesones rurales de la zona en que se pueden consumir estas carnes, verdaderas protagonistas de la cocina alistana. Otros productos de temporada son las setas y los hongos silvestres, especialmente la boletus edulis, la amanita caesarea y el lactarius deliciosus o níscalo, recolectados de modo regulado en robledales, encinares y otras arboledas y matorrales, y que son muy apreciados por su intenso aroma y su textura.

Y también las castañas, que se pueden consumir crudas, asadas, cocidas o elaboradas con almíbar, ya que es un fruto muy versátil. Sin olvidar otros alimentos y bebidas, como las moras, la miel, las morcillas o el aguardiente, que son tratados y envasados por pequeñas industrias. Ni el “pan de Carbajales”, un pan de hogaza artesanal; ni la “bolla alistana”, pan de gran tamaño horneado con trozos de tocino y de chorizo en su interior, así como la “tarta de Bercianos de Aliste”, elaborada con bizcocho, crema de queso y yema tostada, y los “borrachos de Alcañices”, bollos grandes, almibarados y cubiertos de canela, todo un manjar para quienes disfrutan con la repostería.

Así pues, la despensa de Alba y Aliste posee una marcada personalidad, y sus platos más típicos son altamente recomendables. Si se dispone de tiempo, ambas zonas tienen también numerosos bares donde practicar el tapeo, y una amplia y variada oferta de alojamientos donde pernoctar.

En el campo de la artesanía, bien merece una visita la localidad de Moveros, centro alfarero donde hombres y mujeres, aunque principalmente estas, diseñan y tornean piezas con un barro especial de color terroso, considerado uno de los mejores de la Península Ibérica.

 

El cántaro de un asa, la tinaja, el baño, el botijo o la olla, son formas tradicionales que pueden ser usadas para su función propia o bien para decorar cualquier ámbito doméstico.

Otro lugar de interés es Carbajales de Alba, donde existe un taller de producción estable de los “bordados carbajalinos” que, heredados del siglo XVI, fueron revalorizados a mediados del siglo pasado. Los caracterizan la vistosidad de sus dibujos y el variado colorido de sus hebras, hasta el punto de haber convertido la indumentaria tradicional en el traje más representativo de la provincia de Zamora. Tampoco olvidamos otras tradiciones y oficios artesanales, entre los que destaca la confección de la “capa parda alistana”, empleada por los pastores, y para los eventos festivos, en este caso adornada con “picados”.

 

“Salus Pinturas/Murales”: Las pinturas murales existentes en las iglesias del arciprestazgo de Aliste-Alba constituyen una de las manifestaciones artísticas más interesantes y destacadas en el contexto de las conservadas cerca de “la Raia”, la frontera hispano-lusa.

Durante el siglo XVI existieron cuadrillas, equipos o talleres itinerantes que se ofrecían para realizar pinturas murales por un precio acorde con las posibilidades económicas de las comunidades parroquiales, de las cofradías o de los devotos del lugar. Uno de los conjuntos pictóricos se halla en ambos muros de la cabecera de la iglesia de Santa Eulalia de Muga de Alba. Acrecienta su interés el hecho de que en diversas inscripciones se indiquen los nombres de las personas devotas que promovieron y/o costearon la confección de escenas y figuras. El conjunto del muro norte tiene dos registros, con escenas y figuras contenidas en un marco arquitectónico, separadas verticalmente por columnas y horizontalmente por un entablamento. En el superior están representadas las figuras de San Gregorio Magno, San Antonio abad con un devoto, el arcángel San Miguel pesando las almas y luchando contra el demonio, y probablemente San Ambrosio de Milán ante el emperador Teodosio. Y en el inferior, la escena de la Anunciación y las figuras de Santa Catalina de Alejandría y San Julián. El ciclo del muro sur contiene la figura de San Antonio de Padua, la escena de Santiago a caballo en la batalla de Clavijo, y la de San Martín de Tours repartiendo la capa con el mendigo. En la parte superior se conservan bandas ornamentales esgrafiadas, unas formadas por círculos tangentes con decoración floral y vegetal y otras por hojarasca y jinetes desnudos sobre cuadrúpedos. El otro conjunto ocupa el testero de la iglesia de Vivinera. Se trata de un retablo fingido dedicado a Santo Domingo de Guzmán, titular de la iglesia, delimitado por una greca con motivos geométricos en zigzag, y flanqueado por bandas verticales a modo de telones con motivos ornamentales realizados con plantilla.

 

Las zonas inferiores de los pisos están recorridas por una banda entre sogueados con una inscripción que parece mencionar a Francisco Enríquez de Almansa, primer marqués de Alcañices entre 1533, año en que el emperador Carlos V le concedió el título, y 1541, año de su óbito, fechas entre las cuales se puede datar la obra. El retablo, en el cual pervive el estilo del último gótico, se estructura en predela y dos cuerpos con tres calles. En el banco, tras un antepecho, separados por columnas jaspeadas y sobre un sencillo fondo paisajístico, están representados los bustos nimbados de nueve confesoras de la fe, distribuidos en grupos de tres. Salvo dos de ellas, que solo portan la palma del martirio, las demás pueden ser identificadas por sus atributos tradicionales. Son, de izquierda a derecha, Santa Marta -Santa María Magdalena-Santa Margarita; santa mártir-Santa Catalina de Alejandría-Santa Bárbara, y Santa Lucía-santa mártir-Santa Águeda.

Los cuerpos y las calles se articulan a modo de sencillas arquitecturas con arcos, en cuyos vanos se presentan las escenas de la vida del fundador de la Orden de Predicadores. De izquierda a derecha y de abajo arriba son las siguientes: representación de la visión de un monje en la cual la Virgen María ora ante su Hijo pidiéndole misericordia para la humanidad y Cristo responde enviando a los frailes predicadores; orando ante un crucifijo al modus flagelationis, disputando con los albigenses, y bautizando. La calle central del segundo cuerpo está reservada para la escena de la Resurrección. La correspondiente al primer cuerpo contiene una hornacina para albergar una imagen y está pintada con bandas verticales con motivos geométricos realizados con plantilla.

“Salus Retablos”: Las iglesias de Alba y Aliste conservan numerosos retablos, tanto principales como laterales, de gran interés. Comienza la ruta por los retablos pictóricos del siglo XVI existentes en Gallegos del Río y Losilla. El primero contiene las tablas del Nacimiento, la Epifanía y el Santo Entierro, atribuidas al pintor zamorano Martín de Carvajal. Las del segundo representan el Nacimiento, la Epifanía, la Circuncisión, el Calvario, la Resurrección, la Natividad de la Virgen y la Asunción, adscritas a otro pintor zamorano, Alonso de Aguilar. Del siglo XVII destaca el retablo de San Pedro de las Herrerías, contratado en 1603 con Tomás de Troas para las labores de talla y con Alonso de Escobar para su policromía y dorado. La escultura de San Miguel es obra del escultor luso Gaspar de Acosta. Los relieves representan a San Jerónimo, San Juan Bautista, San Atilano, la Imposición de la casulla a San Ildefonso, San Francisco de Asís y Santa María Magdalena. Presidió la capilla de los Balbases de la catedral de Zamora, de donde pasó a esta iglesia en 1922 por cesión del Cabildo.

El de Viñas, obra de Juan González y Gaspar de Acosta, que contiene relieves de los evangelistas y dos tableros escultóricos dedicados al interrogatorio y martirio del protomártir San Esteban. El de Villarino de Manzanas, de autor desconocido, con una escultura de Santa María Magdalena y seis relieves dedicados a la vida de la santa y a los santos Juanes. Y los realizados por el entallador Manuel de Agándara en la última década de la centuria, localizados en Las Torres de Aliste, Rabanales (salvo el grupo de la Transfiguración, tallado por Andrés de Bienes en 1816) y Pobladura de Aliste, además del conservado en San Vitero, fechado en 1723; todos ellos tienen en común el empleo de las columnas salomónicas cuajadas de vides para separar sus calles. Del siglo XVIII hay que mencionar los ensamblados en la década de 1730 para las iglesias de Fornillos de Aliste y Samir de los Caños por José Montero, natural de Ferreras de Arriba, que mantuvo establecido su taller en la villa de Alcañices.

Iglesia de la localidad zamorana de Carbajales de Alba
Iglesia de la localidad zamorana de Carbajales de AlbaAyuntamiento Carbajales de Alba

Los de Grisuela, Cerezal de Aliste y Carbajales de Alba, de mediados de siglo, y documentados como obras de Felipe García Sánchez, un artista madrileño que recaló en la zona y estuvo afincado en la villa de Carbajales hasta su fallecimiento en 1774. Y los realizados por José Rodríguez Losada para la iglesia de Vegalatrave (1757), Juan de Remesal González para la de Manzanal del Barco (1775), Sebastián Maestre para la de Figueruela de Abajo (1788) y por su discípulo Blas Paramio para la de Losacino (1795) y los que se le atribuyen en San Blas y Riomanzanas, de la misma época.

Y finalmente, del siglo XIX, los retablos ensamblados por Francisco Maestre para las iglesias de Sejas de Aliste (1800), Figueruela de Arriba (1807), Palazuelo de las Cuevas y San Vicente de la Cabeza (1808), el de la Virgen del Rosario de Alcorcillo y los de la Virgen del Rosario y de los Santos Mártires de Riomanzanas (1816).