Política municipal
“Peñafiel necesita industrias pero las fábricas no caen del cielo, hay que salir a buscarlas”
El empresario peñafielense Jesús Solís Calderón ya ha jurado como nuevo concejal de la Agrupación de Electores Peñafiel Futuro tras la renuncia de Laura Fernández
La Agrupación de Electores Peñafiel Futuro afronta con ilusiones renovadas el sprint final de la legislatura en este municipio vallisoletano, enclavado en el corazón de la Ribera del Duero, tras la entrada como concejal en el Ayuntamiento del empresario peñafielense Jesús Solís Calderón en sustitución de Laura Fernández Peña, que decidió este verano poner el punto y final a su andadura política en el consistorio ribereño renunciando a su acta por motivos personales.
Solís, presidente e impulsor de este proyecto ciudadano que logró ser la tercera fuerza política de la localidad en las elecciones locales de mayo de 2019 obteniendo un concejal tras PP y PSOE, y por delante de Candidatura Independiente y Ciudadanos, asume este desafío con muchas ganas y con la idea de acabar de la mejor manera posible esta complicada legislatura marcada por la pandemia.
Pero, también, con el objetivo de conseguir sacar adelante en estos meses que restan algunas iniciativas que redunden en una mejor calidad de vida de los peñafielenses y con los presupuestos del próximo año como prioridad. “Entro al Ayuntamiento para cumplir mi juramento, que no es otro que no hacer jamás cosa contra la razón y contra la equidad”, apunta durante una entrevista con este periódico, en la que enumera sus prioridades para los ocho meses que faltan de legislatura, y contesta a algunas de las dudas que tienen los peñafielenses sobre lo ocurrido en este singular mandato.
Una legislatura que empezó gobernando el PSOE con el apoyo de Peñafiel Futuro, Candidatura Independiente y Ciudadanos, en un cuatripartito inédito en el pueblo, pero que finalizará bajo el mando del PP tras una moción de censura impulsada por los populares que apoyó la agrupación que preside Solís al considerar que no se estaba cumpliendo el pacto y que el municipio, en plena pandemia, “iba a peor”, afirma.
¿Qué prioridades se han marcado Peñafiel Futuro y usted para estos ocho meses de legislatura que faltan y cuál será la función de su grupo?
Pues, seguiremos insistiendo y apoyando lo que consideremos justo y bueno para Peñafiel. Y teniendo en cuenta que éste será el último presupuesto de la legislatura, miraremos con lupa el que presente el grupo de gobierno y aportaremos lo que creamos necesario para mejorarlo. También pediremos que el portal de transparencia sea real y que, en tiempo y forma, estén los datos colgados en la página web. Y exigiremos igualmente, como pide la ley de transparencia, que aparezcan los datos de toda la corporación municipal, desde el alcalde hasta el último concejal. Queremos que se registren los siguientes datos: fotografía, cargo, sueldo, currículum, actividades y declaración de bienes, así como el partido al que pertenece. También los correos electrónicos corporativos y las redes sociales donde operan. Creemos que estos requisitos son necesarios para que los ciudadanos sepan quiénes nos gobiernan, y con ello también se haría algo tan importante como cumplir la ley, del mismo modo que lo hacen la mayoría de los ayuntamientos en España.
¿Cuál cree que es el principal problema de Peñafiel?
Que no hay industrias. Industrializar Peñafiel sería el hito que marcara la fijación de población en la localidad ya que en los últimos años poca gente que trabaja en nuestro pueblo reside en él, ya sean funcionarios, empleados de banca o de las bodegas.
Se puede y se debe hacer algo para aportar más atractivo a las personas que aquí trabajan para que decidan empadronarse y residir en Peñafiel. Pero esto solo se puede hacer si estás gobernando. Nuestro querido Peñafiel nunca ha llegado a tener 6.000 habitantes. De hecho, en el año 1.900 la población era de 4.406 vecinos, y en la década de los sesenta el municipio experimentó el pico más alto de población que registran las estadísticas demográficas: 5.795 habitantes. Actualmente, en el censo del año 2021, el dato de población era de 5.068 empadronados. Estos datos siempre me llamaron mucho la atención, y a menudo me pregunto por qué en un periodo de tiempo tan extenso, 221 años, Peñafiel no ha podido incrementar la cifra de su empadronamiento como mínimo a 10.000 habitantes.
¿A qué se debe esta situación?
Pues seguramente sea porque, en el fondo, queremos a Peñafiel de forma idílica. Y parece que nos va bien mientras el castillo esté en pie y sigan celebrándose las fiestas de San Roque. También influye el conformismo. En una ocasión una reputada historiadora de Peñafiel dijo en una conferencia aquí, en su pueblo, sobre la pérdida de la azucarera: “Bueno, la azucarera ya no está, pero otras fábricas vendrán…”. Con esta actitud no se va a ningún sitio. Peñafiel necesita industrias pero las fábricas no caen del cielo, hay que salir a buscarlas. Además, las que tenemos, que no son muchas, hay que intentar conservarlas, gobierne quien gobierne. Tenemos que convencernos que no solo el turismo precario va a salvar a Peñafiel de este estancamiento cada vez mayor.
¿Por qué ocurre esto?
Parece como si nos diese miedo explorar otras posibilidades de crecimiento. Supongo que las cosas se ponen en dos montones de papeles dentro de la mesa del Consistorio: el primero, es el de que las cosas se solucionarán solas y por ello se olvidan; y, el segundo, más pequeño, es el de las cosas que entran cada día que sólo se acometerán si existe un interés personal del partido y de la persona que tienen que decidir del Gobierno de turno.
Los dos grandes partidos de Peñafiel funcionan jerárquicamente y todo el poder de decisión está concentrado en dos personas. De esta forma es prácticamente imposible desarrollar un mínimo proyecto serio a largo plazo, que diera un volantazo para salir del camino de la deriva.
¿Qué ha hecho Peñafiel Futuro al respecto?
Durante estos más de tres años de legislatura, por ejemplo, son muchas las veces que hemos reclamado un proyecto renovador de infraestructuras industriales, que saliese de los distintos equipos de gobierno y que pudiera trabajarse en reuniones periódicas con un calendario fijo en el que participara la sociedad civil y también todo tipo de asociaciones. Pero esto tampoco fue posible.
¿Por qué se ha marchado Laura cuando queda tan poco de legislatura y después de todo lo que ha pasado en este mandato?
Bueno, eso ya es sabido por todos, ya que ella lo hizo público… Como dijo en su nota, “motivos personales”. En Peñafiel Futuro siempre hemos respetado cualquier decisión que los miembros de la agrupación han tomado. Laura ya no está, y ahora me toca este empleo. Yo lo empecé y, si no me muero antes, yo lo terminaré.
Haciendo un poco de historia, sorprendió la presencia en las candidaturas de una agrupación de electores como la que usted preside. ¿Cómo nacieron y para qué?
Venimos de un grupo de vecinos inquietos y desilusionados por la marcha de Peñafiel y por la poca comunicación que existía con el consistorio. Éramos personas de distintas tendencias políticas, pero con el único fin: aportar lo que pudiésemos, o lo que los votantes nos permitiesen hacer. Nuestro objetivo era hacer una labor constructiva.
Nacimos con fecha de caducidad para aportar un cambio a Peñafiel. Lo considerábamos necesario, además de higiénico políticamente. Queríamos cambiar esos 24 años de gobierno monocolor e intentar que en Peñafiel las cosas funcionasen de otra manera. Pero los resultados, a pesar de ser la tercera fuerza en Ayuntamiento, no fueron suficientes. Entendimos que los ciudadanos de Peñafiel no querían ese cambio tan demandado en las barras de los bares.
¿Pero, sin embargo, se logró ese cambio anhelado con un inédito cuatripartito?
Por demanda del segundo partido más votado en las elecciones municipales, el PSOE, intentamos realizar un pacto con todas las formaciones que consiguieron representación. Queríamos demostrar a toda la sociedad que podía conseguirse ese cambio tan necesario para nuestro pueblo. Y llegó el pacto, que se fraguó en tres reuniones celebradas por el cuatripartito. Y con él, un acuerdo básico que se presentó a todos los miembros de nuestra agrupación para su posterior votación. Después de un enfrentado debate procedimos a votar y el resultado fue aceptación del acuerdo, a pesar de que alguno de los miembros de la agrupación manifestó que lo hacía “con la nariz tapada”. El gobierno se formó y empezó andar a trompicones; pero con movimiento, al fin y al cabo. ¡Se había hecho realidad el cambio!
¿Y por qué se rompió el pacto?
No es que se rompiese, es que no se cumplió. Naturalmente cuando algo pactado no se cumple…, pues lo mejor es dejarlo ¡y en paz! Nosotros no veníamos a vivir de la política.
Los motivos fueron varios pero, el principal, que no se realizara una auditoría nada más entrar en el gobierno. Una auditoría demandada por nuestra agrupación casi a diario. Nos parecía importante hacerla para saber en qué situación se encontraba nuestro consistorio tras 24 años de gobierno monocolor.
Como es lógico, si alguien compra una casa quiere ver cómo es y cómo está por dentro. Era lo mínimo que se podía pedir para ver de dónde partíamos. Pero no fue posible.
Hubo gente de la agrupación que decidió marcharse entonces...
Cuando se debatió y se votó en la agrupación la salida del pacto, no todo el mundo estaba de acuerdo. Tras ello, algunos de los miembros decidieron abandonar la agrupación, algo que nos hizo mucho daño ya que nos restaba fuerza para seguir avanzando con nuestro proyecto. Pero como siempre, respetamos y asumimos el resultado del debate y las votaciones. Los que permanecimos, seguimos a pesar de todo, ya que teníamos un compromiso con las personas que nos votaron en 2019.
Después vino la moción de censura. ¿Cómo y por qué se llegó a ella?
Las sensaciones que transmitía gran parte de la población eran de desánimo, ante la deriva que iba tomando la marcha del equipo de gobierno. Ya es sabido y recalcado con altavoz que estábamos en pandemia, pero no se prohibió a nadie reunirse o tomar decisiones. Algunas sí se tomaron en aquel momento.
Con esta situación de inacción -según nuestro criterio- decidimos quedarnos al margen de todo lo que pasaba en el ayuntamiento. En aquel tiempo algunos colectivos nos pidieron varias reuniones, y en todas ellas nos solicitaban que “hiciésemos algo”.
Después de un tiempo contactó con nosotros el equipo de gobierno para que apoyásemos la moción de censura que iban a tramitar. Tras analizar la situación, y después de madurarlo y someterlo a votación en la agrupación, el resultado de la misma fue sí, pero con una condición: que no formáramos parte del gobierno.
¿Si se diera otra vez la oportunidad, volverían a hacer lo mismo?
Si se dieran las mismas circunstancias de entonces, algo que no ocurrirá puesto que nosotros ya hemos decidido que no seguiremos en política, por supuesto que sí. No nos arrepentimos de cómo hemos actuado ya que siempre lo hemos hecho pensando en el bien del municipio y de sus vecinos, y nunca por interés partidista o particular.
¿Qué van a hacer cuando termine esta legislatura?
Lo he dicho anteriormente. Tenemos fecha de caducidad; sabemos cuándo nació la agrupación, y también cuándo desparecerá.
¿Seguirá en política algún miembro de la agrupación?
Únicamente puedo hablar en mi nombre. Yo, desde luego, no. No tengo edad para aventuras que no aportan nada si los ciudadanos no te votan. Considero que los herederos de Peñafiel tienen la responsabilidad de dar un paso al frente si algo no les gusta. Para mí ya no merece la pena.
¿Por qué dice eso?
Bueno, es algo personal sobre la visión que tengo de esta villa. Peñafiel ha demostrado que es bipartidista y, además, no ha tenido oposición en estos 24 años. Al parecer es algo que no preocupa, ya que casi se repiten de forma exacta los resultados en todas las elecciones; es decir, la gente parece que está bien como está.
No le veo muy optimista...
Recuerdo que cuando empezamos con este proyecto un ilustre personaje de nuestra Villa milenaria dijo: “En Peñafiel la política es muy cainita”. A lo que alguien respondió: “La política no, la sociedad”. Lo que quiero decir es que la sociedad está dividida en dos tendencias ideológicas y, en la barra de un bar tomando un rico Ribera, cualquiera de ellas ve a su candidato capaz de ser alcalde.
Ahora bien, pocos son capaces de sacrificarse. Y los que lo hacen, tienen más ilusión que conocimiento político. Durante muchos años hemos tenido partidos de candidaturas independientes que solo conseguían un concejal. Y en las siguientes elecciones volvían a presentarse por distintos partidos, y aún así obtenían el mismo resultado. ¿Qué aportaron a Peñafiel? A los hechos me remito. Que cada votante haga un ejercicio de valoración.
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