Curiosidades

La calle más corta de España que se recorre en diez pasos

Acercarse a este histórico rincón, antiguo corral de oficios, es hacer un viaje en el tiempo que no deja indiferente a nadie

Imagen de la calle Boteros, en Valladolid
Imagen de la calle Boteros, en ValladolidAyto. ValladolidLa Razón

España está llena de calles, callejuelas y plazas peculiares que no dejan indiferente a nadie que pase por ellas. Lugares singulares, ya sea por sus nombres, como por su forma, tamaño e incluso ubicación en las ciudades y pueblos donde se encuentran.

Sitios o rincones únicos y con mucho encanto la mayoría de ellos, que cuentan con siglos a sus espaldas en los que sobrevuelan innumerables leyendas y momentos históricos e inolvidables vividoso en ellos que acrecentan su mito entre los lugareños o los visitantes.

Enclaves a veces que ni siquiera son populares o están escondidos a los ojos del viandante, como es el caso que ocupa estas líneas de LA RAZÓN de este miércoles

Una calle que se caracteriza por ser una de las más cortas de España. De hecho, apenas tiene 9,04 metros de longitud y se puede recorrer en diez pasos.

Si bien, lo que la hace también peculiar y, sobre todo, misteriosa, es que se encuentra oculta detrás de una puerta y no tiene salida, por lo que pasa desapercibida para la gente en general y eso que se encuentra en pleno centro de la ciudad de Valladolid. Concretamente entre la Plaza Mayor y la Plaza de Fuente Dorada, junto a la emblemática calle Ferrari de la capital del Pisuerga.

Una calle que pasa desapercibida y de hecho mucha gente desconoce que ahí hay una calle que es pública y que se puede pasar por ella, pero solo entre las ocho de la mañana y las diez de la noche.

Nos estamos refiriendo a la calle Boteros y tiene una larga historia por detrás, ya que su origen está en el siglo XVI como antiguo corral de oficios. Un lugar, dicho sea de paso, que rebosaba vida en el pasado.

Esta pequeña vía se construyó poco después del gran incendio que asoló a la ciudad y de la mano de la creación de la Plaza Mayor.

Fueron los artesanos del cuero que se dedicaban a confeccionar botas, pero no de calzado, sino para beber vino, los que dieron el nombre a esta pecular calle.

Durante el pasado siglo, todavía quedaba allí un quiosco hasta la década de los 70 más o menos además de una taberna singular, que era frecuentada por personajes de lo más variopinto d ela ciudad, además de militares y parejas de novios que se acercana hasta este establecimiento para dar cuenta del vino barato de la época que allí se vendía, con el que alegrar el día y apagar la sed mientras echaban la tarde.

Por otro lado, esta calle, en la que se hace un viaje en el tiempo, tiene otra peculiaridad: que las paredes y los muros de ladrillo que pueden verse hoy en día revestidos con estuco y yeso son los originales.

Apenas quedan tres puertas de las de siempre en esta calle que se recorre en diez pasos, pero sigue siendo una vía pública singular donde las haya y como tal es considerada desde que en el año 1863, el Ayuntamiento de la época decidiera retirar la denominación de corral a este lugar pasando a formar parte del callejero con el nombre de Calle Boteros.

Un lugar especial y con enjundia de la antigua capital del Reino de España, que bien merece una visita y conocer su historia.