
Curiosidades
El castillo de cuento construido por un vecino que firmaría el mismísimo Gaudí
La vida está llena de historias increíbles protagonizadas por personas anónimas que hicieron realidad sus sueños con ilusión y un coraje sobrehumano

Como se suele decir habitualmente, en la mayoría de las ocasiones, por no decir todas, la realidad siempre supera a la ficción. Ejemplos hay para dar y tomar y no habría espacio en estas líneas para contarlos todos.
Y es que la vida está llena de historias increíbles -por eso es tan maravillosa- que están protagonizadas por personas anónimas que, empujados por un sueño, una ilusión y, sobre todo, un coraje sobrehumano, han conseguido hacer realidad para admiración del mundo entero.
Ahí está el caso, y no muy lejano en el tiempo, de Justo Gallego Martínez, vecino de la localidad madrileña de Mejorada del Campo que, tras ser expulsado del monasterio cisterciense de Santa María, en Soria, por estar enfermo de tuberculosis, decidió allá por el año 1961 del pasado siglo dar un vuelco a sus existencia y empezar a construir una catedral él solo con sus propias manos sin ser albañil y sin contar con ayuda alguna.
El sólo financió su trabajo alquilando o vendiendo terrenos heredados y con donaciones que recibía de vez en cuando y, a su fallecimiento, no existían planos ni proyecto de la obra. "Lo tengo todo en la cabeza», decía en vida.
De hecho, la mayor parte de los materiales de construcción que utilizó eran reciclados. Usó tanto objetos de la vida diaria como materiales desechados por las constructoras y por una fábrica de ladrillos cercana.
En Castilla y León, y más en concreto en Las Merindades burgalesas, existe otro de estos ejemplos de superación increíbles, aunque en este caso no se trata de una catedral sino de una fortaleza: el castillo las Cuevas, ubicado en la pequeña localidad de Cebolleros.
Un municipio que pertenece al partido judicial de Villarcayo y al Ayuntamiento del Valle de Tobalina que tiene otras muchas cosas que ofrecer al turista, como una escuela de primeras letras, la iglesia parroquial bajo la advocación de San Cornelio y San Cipriano, una ermita dedicada a Santa Bárbara, una fuente muy bonita e incluso un abrevadero además de un molino movido por el río Nela.
Y para los amantes de la naturaleza tienen la posibilidad de perderse y desconectar del mundanal ruido en su monte poblado de robles.
Su protagonista, Serafín Villarán, que en el momento de comenzar la obra allá por el año 1978 -hace 47 años-, contaba con 42, y no pudo ver finalizada su obra por cuanto falleció veinte años más tarde. Si bien, fue su yerno Luis y su hija Yolanda los que continuaron con la misión emprendida por Serafín.
Comenzó la construcción sobre unas antiguas bodegas en 1978 y, con mucha paciencia y buen hacer, levantó poco a poco este «castillo», que es más que una vivienda particular. Este hombre utilizó como materia prima guijarros del río Nela y realizó la obra durante los fines de semana y en sus vacaciones, ya que su residencia estaba radicada en la localidad vizcaína de Santurce.
El castillo tiene 300 metros cuadrados de superficie y en él sobresalen unas torres almenadas y un gran portón de entrada y que sorprende por su estilo tan peculiar y de fantasía, mezcla de estilo medieval y modernista. Además, el interior es casi de cuento decorado por muebles de madera y tiene una chimenea.
Se trata de una fortaleza con una arquitectura singular y personal de Serafín, que no copia de ningún estilo pero bebe de varios, y que firmaría el mismísimo Gaudí.
Los familiares de Serafín son quienes hoy en día permiten acceder a esta fortaleza de forma gratuita aunque aceptan donaciones para mantener la estructura.
Cebolleros, una visita muy recomendable y que se puede aprovechar para conocer también otros lugares cercanos como los Cañones del Ebro, las localidades de Frías, la ciudad más pequeña del mundo, Oña o Espinosa de los Monteros, además del Monumento Natural Ojo Guareña. Un complejo kárstico en Las Merindades formado por más de 110 km de galerías, lo que le convierte en el segundo endokarst de mayor desarrollo de la Península Ibérica y en uno de los mayores del mundo, refugio de murciélagos y ciento noventa especies cavernícolas, muchas de ellas endémicas, un importante referente de biodiversidad, además de arqueológico al estar habitadas desde la prehistoria.
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