Curiosidades
La Catedral donde reposan los restos del Cid Campeador, o al menos eso creen
Líder pragmático que sirvió tanto a cristianos como a musulmanes en compañía de su fiel caballo Babieca y de su popular espada Tizona, protagonizó cientos de historias y leyendas que han sobrevivido a los siglos
Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador nació en el año 1043 aproximadamente en la localidad burgalesa de Vivar y es, quizás, uno de los personajes históricos que más páginas de opinión ha llenado, siempre a caballo entre la leyenda –csiempre se ha dicho que ganó batallas hasta después de haber muerto- la épica y hasta el patriotismo.
Una figura fascinante, símbolo como ningún otro de la Reconquista en España, que que refleja la identidad cultural de nuestro país y el espíritu del medievo.
El Cid simboliza algunos de los valores universales como el honor, la lealtad y el coraje, y gracias al Cantar de Mío Cid, obra cumbre de la literatura española, se pueden descubrir sus hazañas.
Su apodo del Cid procede del árabe "sidi" que significa señor, lo que pone de relieve el respeto que le tenían los moros, mientras que Campeador significa "guerrero".
Fue un líder pragmático que sirvió tanto a cristianos como a musulmanes en compañía de su fiel caballo Babieca y de su popular espada Tizona, con los que protagonizó cientos de historias y leyendas, como la conquista de Valencia (posterior a su destierro), lograda en 1094 y logrando establecer su propio señorío.
Ciudad en la que viviría hasta su muerte en 1099, logrando la convivencia entre cristianos y musulmanes.
Otra de sus fascinantes historias tiene que ver con las bodas de sus hijas en relación al casamiento con los infantes de Carrión pero tras varios maltratos y humillaciones, finalmente se casan con los príncipes de Navarra y Aragón, sellando la alianza entre Castilla y otros reinos cristianos.
Una de las más populares es que el Cid fue atado a su caballo Babieca y enviado a batalla para inspirar miedo al enemigo. Los musulmanes creyeron que estaba vivo y huyeron aterrorizados.
Y una leyenda más afecta a su muerte y entierro que sigue generando siglos después numerosas teorías e hipótesis.
De hecho, según diversos estudios, sus restos se encuentran en la española Catedral de Burgos, pues aquí estarían enterrados tanto él como su esposa, Doña Jimena.
Aunque también se cuenta que su sepultura estuvo antes en San Pedro de Cardeña, un monasterio a las afueras de Burgos.
Tras la invasión francesa, las tropas de Napoleón saquearon el cenobio de este templeo, como solía suceder, y profanaron entonces las tumbas.
Los restos no sobrevivieron al asalto, y lo que quedó de ellos, o supuestamente quedó de ellos, descansa ahora en la espectacular Seo burgalesa.