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El religioso abulense que fue primordial para que existiera El Quijote
Este trinitario rescató a Miguel de Cervantes durante su cautiverio en Árgel

A lo largo de la historia han existido momentos claves en España que han podido cambiar el devenir histórico y literario. Y en dichos momentos aparecen figuras claves y desconocidas ahora que marcaron un papel importante en determinado momento. Es el caso de Juan Gil, un religioso de la Orden de la Santísima Trinidad, natural de Arévalo (Ávila). Y aprovechando que en breve llegará al cine la próxima producción de Alejandro Amenábar con la figura de Miguel de Cervantes de protagonista, hay que recordar que este religioso fue clave para que el universal escritor dejará un legado irrepetible y monumental como es El Quijote.
Y es que Juan Gil fue el encargado de rescatar a Cervantes durante su cautiverio en Árgel. Nacido en Árevalo en 1535, tomó los hábitos en esta villa para posteriormente cursar estudios en Valladolid y Salamanca, llegando años después a ser profesor. Fue subiendo escalafones en la orden como procurador general de España y viajó hasta América para recaudar fondos para la obra de la redención hasta su muerte en la misma villa abulense, se cree en 1605.
Pero el momento clave de la historia y su nombre quedó ligado a la figura de Miguel de Cervantes, que antes de sus dotes creativas se embarcó con don Juan de Austria para participar en la Batalla de Lepanto además de otras acciones militares más que se llevaron a cabo en el Mediterráneo. Junto con su hermano Rodrigo y regresando ya a España, donde iba a formar parte de la corte de Felipe II, en las costas catalanas el barco en el que viajaba es abordado por piratas turcos y berberiscos y son llevados a Argel, donde había unos 30.0000 prisioneros.

Pero el caso es que como llevaba unas cartas "reales", se le considera una importante pieza por lo que se solicita un rescate importante que llega a 500 escudos de oro. La familia en España comienza a moverse para conseguir el dinero y se consigue rescatar a Rodrigo, su hermano, en una primera tanda de 106 cautivos en el año 1577. Miguel deberá esperar más tiempo.
Fueron tres años angustiosos y la familia consiguió recaudar unos 300 ducados pero no eran suficientes, hasta que Felipe II ordenó entregar a Juan Gil la cantidad e 190.000 maravadíes para el rescate de prisioneros. Se rescatan 108 personas, pero entre ellos nos está Cervantes, ya que se exige para su rescate 500 escudos de oro, y siendo uno de los prisioneros "selectos" por el rey de Árgel, que pretendía llevárselo hasta Constantinopla.
Pero Juan Gil junto a fray Antón de la Bella logra la cantidad exigida de prestamistas judíos llegando a rescatar a Cervantes junto a más esclavos en 1580 y el resto ya es historia. El propio escritor le dedicaría varios párrafos en "El Trato de Árgel" y en "La española inglesa", llegando de decir de él que era "amigo de hacer bien y conocido" y ejemplo de "muchas cristiandad y gran prudencia".
Como agradecimiento de su redención y su aprecio a los trinitarios, pidió Miguel de Cervantes que sus restos descansaran en el convento de las Monjas Trinitarias.
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