Cultura

Esta es la leyenda que esconde una de las ermitas románicas más impresionantes de España

Narra un milagro ocurrido en el año 1225

La ermita de San Frutos en Segovia
La ermita de San Frutos, en SegoviaIcal

España es país de leyendas, y muchas de ellas cuentan auténticos milagros que ocurrieron durante alguan época. Una de las más conocidas narra una de las primeras historias de despecho de nuestro país y ocurrió en una de las ermitas románicas más impresionantes que existen en España. La leyenda es una narración sobre hechos sobrenaturales y naturales o una mezcla de ambos que se transmite de generación en generación, de forma oral o escrita.

Se ubica en un tiempo y lugar similar al de los miembros de una comunidad, lo que aporta cierta verosimilitud al relato. Pueden presentarse elementos sobrenaturales como milagros, criaturas feéricas o de ultratumba etc. Y estos sucesos se presentan como reales y forman parte de la visión del mundo propia de la comunidad en la que se origina.

En su proceso de transmisión a través de la tradición oral, las leyendas experimentan a menudo supresiones, añadiduras o modificaciones culturales que originan todo un mundo de variantes. Una de las más comunes es la "cristianización" de leyendas paganas, o su adaptación a la visión infantil, degradándose a ser simple folclore pero gracias a ello perdurando, aunque de una forma desfigurada, ya que el cambio de los tiempos ha reducido a este ámbito las antiguas cosmovisiones, creencias y costumbres, según asegura Wikipedia.

Pues una de las más reconocidas ocurrió en el año 1225. Narra el milagro de “La Chuchillada” y se denomina como la de “La mujer despeñada". La leyenda cuenta que un marido celoso empujó a su mujer, en la creencia que esta le engañaba, al precipicio. La mujer fue salvada de la muerte por San Frutos, ya que era inocente, y en agradecimiento donó todos sus bienes al priorato. En uno de los muros del templo se puede leer la siguiente inscripción: “Aquí yace sepultada una muger de su marido despeñada y no morió i hizo a esta casa lymosna de sus bienes”.

Leyenda que se puede leer en la ermita
Leyenda que se puede leer en la ermitaLa RazónLa Razón

Esta ermita de la que estamos hablando es la de San Frutos, ubicada en el Espacio Natural de las Hoces del Río Duratón, en la provincia de Segovia. El templo es una construcción románica de siglo XII que se realizó sobre otra visigótica del siglo VII. La fundación se atribuye a San Frutos (642 - 715) y sus dos hermanos, santa Engracia y san Valentín, que eligieron el lugar para dedicarse a la vida contemplativa. Posteriormente se completó el complejo con un monasterio y un cementerio. Desde este lugar se ofrece la vista más conocida de las Hoces al ser uno de los lugares más atractivos del Parque.

Se accede al complejo religioso mediante un pequeño puente de piedra construido en 1757 que salva la grieta de "La Cuchillada". Entre la grieta y la ermita están los restos de un monasterio benedictino. Un poco más adelante se encuentra la ermita y al pie de su ábside se conservan varias tumbas antropomórficas datadas en la Alta Edad Media y relacionadas con la reconquista de la zona por Fernán González en el siglo X y reutilizadas por los monjes del priorato. Entre el complejo religioso y el borde del acantilado se ubica un cementerio y a su lado, en una pequeña construcción, se encuentran las tumbas que la tradición adjudica al santo y sus dos hermanos, ahora vacías. Al lado izquierdo de "La Cuchillada" quedan los restos de una primitiva escalera tallada en la roca para bajar al fondo del cañón.

A la entrada del complejo hay una cruz de hierro sobre un pedestal de piedra en el que figuran las siete llaves de Sepúlveda. Esta cruz fue levantada en el año 1900 para conmemorar la gran peregrinación que se realizó ese año auspiciada por el obispo de Segovia Quesada. En estos lares el número siete tiene especial relevancia siendo una constante en la zona: los siete milagros de San frutos, las siete puertas de Sepúlveda, la cueva de los Siete Altares, etc.

La iglesia se comenzó a construir en el año 1093 y fue consagrada en el año 1100 por el arzobispo de Toledo Bernardo de Sedirac. Se halla sobre restos de construcciones romanas. Su construcción está atribuida a un monje llamado Michael siendo el Abad Fortunio. Consta de una sola nave de 8 metros de ancho con dobles arquerías ciegas a sus lados que se levantan sobre pequeñas columnas y se cubre por una bóveda de cañón en tres tramos y arco de triunfo rebajado, al fondo de la nave esta el ábside.

Su acceso se realiza a través de dos puertas, la del lado norte es la principal, la otra está tapiada. Está formada por tres arquivoltas y guardapolvo. Las arquivoltas apoyan en cimarios adornados con motivos vegetales y en piletas lisas. Todo el conjunto sobresale del plano de la fachada. Sobre él se abre una ventana que se forma con un arco de medio punto apoyado en columnillas con capiteles exentos de decoración. El arco tiene un guardapolvos ajedrezado y baquetón liso.

Hay que destacar una colección de 14 capiteles con ornamentación vegetal y escenas mitólogicas. Ha sufrido varias remodelaciones que han afectado al ábside además de dos añadidos laterales. Bajo el altar hay un sillar que recibe el nombre de piedra del santo; la tradición dice que si se dan tres vueltas (el paso es muy estrecho) se cura la hernia y con menos vueltas desaparecen los dolores.

El templo se reformó en el siglo XII con tres nuevos ábsides semicirculares, pero no fue hasta comienzos del siglo XVIII cuando se realizaron obras importantes en el interior de la iglesia. Se hizo un retablo nuevo para el altar de San Frutos y se trasladaron allí sus reliquias. Unos años más tarde se construyó la capilla nueva para el santo.

El 18 de junio de 1126 el rey Alfonso VII de León concedió fuero para poblar el monasterio de San Frutos y confirmó la anexión de este lugar al monasterio de Santo Domingo de Silos. La presencia de los monjes benedictinos se mantuvo hasta que se vieron obligados a abandonar las instalaciones debido a la desamortización de Mendizábal en 1834.4 El abandono y un incendio ocurrido en el siglo xix acabaron llevando a la ruina al monumento. En junio de 1931 fue calificado como Monumento Nacional.

San Frutos es el patrón de la provincia de Segovia y el 25 de octubre se realiza la romería en su honor. En 1992 se creó la Hermandad de San Frutos del Duratón que se encarga de la conservación del lugar. En la ermita finaliza el Camino de San Frutos, ruta de peregrinación al santo segoviano de unos 80 kilómetros que comienza en la ciudad de Segovia.

Hoces del Río Duratón

El conjunto monacal se sitúa sobre uno de los meandros que forman las hoces del río Duratón en el mismo corazón del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón y el lugar del mismo que más visitas recibe. Su ubicación, al borde del acantilado, permite apreciar óptimamente el cañón que forma el río Duratón y el remanso que se crea con el embalse de la cercana presa de Burgomillodo.

Desde este lugar se aprecian las tres zonas diferentes y determinadas que configuran el parque, la paramera en la zona superior, el bosque de ribera a la orilla del río y los cortados. Destaca la observación de aves, en particular de los buitres leonados, cuyas buitreras se observan en la pared opuesta y las aves a poca distancia del visitante.

En su área protegida se dan diferentes hábitats debido a las diferencias climáticas y de suelo existentes. Se distinguen tres zonas diferentes y determinadas, la paramera en la zona superior, el bosque de ribera a la orilla del río y los cortados. Se han registrado 572 especies de flora.

Los diferentes hábitats existentes en el parque hacen que exista una gran riqueza de fauna. Las aves destacan sobre el resto de la fauna habiéndose censado 195 especies. La lista se completa con, al menos, otras 315 especies de fauna no ornitológica.

En el río son abundantes los barbos y las carpas que se encuentran en la zona del embalse, mientras que en la parte de río vivo (que no está represada) se pueden ver truchas comunes, bogas del Duero y bermejuelas, así como gobios. Hay una población de nutrias que se han ido reproduciendo bien, aumentando significativamente su censo. El cangrejo señal, especie introducida por el hombre, se ha adaptado bien a las condiciones del parque.

Entre los anfibios destacan las ranas comunes y ranitas de San Antonio, los sapos comunes, partero y corredor; entre los reptiles se encuentran la culebra viperina, la culebra de escalera y el lagarto ocelado y algunas otras especies de lagartijas. Hay diversas especies de mariposas, como el macaón. En la paramera abundan los saltamontes, y en el río los zapateros y libélulas.

En cuanto a los mamíferos, en el páramo hay numerosas liebres y algunos roedores; en los pinares hay corzos, jabalíes, zorros, ardillas, tejones, garduñas y comadrejas que por su gran movilidad pueden verse en los diferentes hábitats que hay en la zona protegida.La colonia de aves es muy importante, con 195 especies entre nidificantes y migradoras, distribuyéndose por los diferentes hábitats que se dan en el parque: cortado, paramera y fondo del cañón.