Semana Santa

Fernández Lubiano advierte de la "soberbia" de "echar a Dios" de la vida social y educativa

El vicario general de la Archidiócesis de Valladolid pregona el Sermón de las Siete Palabras en la Catedral, con cientos de fieles siguiendo el acto

Fernández Lubiano durante el sermón en presencia de Argüello y Auza
Fernández Lubiano durante el sermón en presencia de Argüello y AuzaLeticia PérezIcal

La Catedral de Valladolid ha acogido este mediodía el tradicional Sermón de las Siete Palabras del Viernes Santo, que no ha podido celebrarse a caballo y en la calle como manda la tradición debido a la borrasca "Nelson" que está azotando esta Semana Santa a toda España, pero especialmente a Castilla y León y a Valladolid, donde ayer no pudo salir a desfilar ninguna de las quince procesiones que tenían pensado hacerlo con sus espectaculares pasos.

El habitual repique de cornetín no ha podido oírse como es costumbre por las calles de la ciudad mientras que la lectura del soneto que desde 1944 convoca a los vallisoletanos al sermón del mediodía en la Plaza Mayor, se trasladaba a la majestuosa Seo vallisoletana, que se quedaba pequeña sin embargo para participar de este acto de la Pasión vallisoletana, uno de los más importantes y emotivos de la celebración, declarada de Interés Turístico Internacional.

Fernández Lubiano, durante el Sermón de las Siete Palabras en la Catedral de Valladolid
Fernández Lubiano, durante el Sermón de las Siete Palabras en la Catedral de ValladolidLeticia PérezIcal

El vicario general de la Archidiócesis de Valladolid y rector de la Basílica-Santuario Nacional de la Gran Promesa, Jesús Fernández Lubiano, era el encargado de pregonar el sermón desde el atril de la Catedral, bajo la atenta mirada de cientos de fieles pero también del arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, sentado frente el orador acompañado del nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, además de otras autoridades civile, académicas, eclesiásticas y militares, entre ellos el alcalde de la ciudad, Jesús Julio Carnero, y el presidente de la Diputación Provincial, Conrado Íscar.

En su discurso, Fernández Lubiano pedía por la paz en el mundo, y advertía de la "tentación de la soberbia y de la autosuficiencia" que, en su opinión, se expresa al “echar a Dios de los ámbitos de la vida”. Si bien, recordaba que Dios "nunca abandona al pecador, sino que lo llama por la fuerza de su amor”.

“Lo que hoy celebramos no es una derrota, sino una victoria", decía el orador, mientras explicaba que en el árbol de la cruz es cuando la vida empieza.

Asimismo, llamaba a desarrollar la vida en las relaciones familiares y sociales "en paz y en armonía, con alegría, donde no haya enemistades ni enfrentamientos". Pero también pedía por quienes no tienen un lugar y un espacio en el mundo y tienen que emigrar buscando una tierra de prosperidad y de paz.

Aprovechaba su sermón para lamentar también que, poco a poco, “se ha ido echando” a Dios de los ámbitos de la vida social, de la cultura, de las creaciones artísticas, de la política, de la economía, de la educación y de las relaciones humanas.

“Parece que Dios tiene que desaparecer, porque no es necesario. Hemos pensado que nosotros mismos, con nuestra inteligencia e ingenio, con nuestras capacidades y habilidades, nos podemos salvar del poder destructor del mal. Y soñamos un mundo sin injusticias, ni desigualdades, un mundo fraterno y en paz, todos soñamos con un Paraíso; imaginemos un mundo, pero sin Dios”, advertía.

Argüello junto Bernardito Auza y Carnero a las puertas de la Catedral antes del pregón
Argüello junto Bernardito Auza y Carnero a las puertas de la Catedral antes del pregónLeticia PérezIcal

Fernández Lubiano exponía también que el mal crece tanto en el mundo que a veces se pide a Dios para que haga justicia, que intervenga e incluso que de un “puñetazo”, "que fulmine a los malvados, a los corruptos y que castigue a los que destruyen la vida".

Si bien, afirmaba que el perdón es el que interrumpe “la espiral del pecado”, como sucedió en la ciudad de Sodoma, y señalaba que el “amor de verdad” es el que perdona y disculpa para mover al arrepentimiento.

Fernández Lubiano comentó que los hombres han trazado “sus propios planes” para llegar a la “anhelada, deseada y necesaria paz”, pero que “nunca llega”. Apuntaba que son muchas las películas que se ha producido y en las que, “de manera fantasiosa”, describen el drama que se desarrolla en la vida humana sobre la tierra, la lucha entre el bien y el mal, entre los malos y los buenos, entre la justicia y la injusticia, entre la verdad y la mentira, entre la luz y las tiniebla", finalizaba.

Finalizado el pregón, Valladolid afronta esta tarde de Viernes Santo nuevamente mirando al cielo pensando en la Procesión General de la Pasión del Redentor, que con 33 pasos se viene celebrando desde el año 1810.