Emprendedores

Mélida Wines, el proyecto turístico y enogastronómico que reivindica lo sencillo y la vida rural

Las hermanas Silvia y Miriam Herrera lideran esta iniciativa innovadora y laureada que aúna bodega, restaurante y alojamiento desde un pequeño pueblo de la Ribera del Duero vallisoletana de apenas 20 habitantes

Las hermanas Miriam y Silvia Herrera junto a la entrada del restaurante Mélida Wines en el municipio vallisoletano de Mélida
Las hermanas Miriam y Silvia Herrera junto a la entrada del restaurante Mélida Wines en el municipio vallisoletano de MélidaRodrigo OrtegaLa Razón

Decía el filósofo chino Confucio que no importa lo despacio que uno vaya mientras no se detenga. El maestro espiritual indio Ramana Maharsi apuntaba que nadie triunfa en la vida sin esfuerzo, y que aquellos que triunfan deben su éxito a la perseverancia. Y un paisano de este último, el yogi y gurú hinduista Svami Shivananda, tenía claro que para tener éxito en el día a día hay que poner el corazón, la mente y el alma en todo lo que uno hace, pero especialmente en los actos más pequeños.

Pues en las reflexiones de estos tres grandes pensadores y mentores de la historia se explica un poco el por qué las protagonistas de este reportaje, las hermanas Silvia y Miriam Herrera, están llevando el proyecto turístico y enogastronómico en el que se embarcaron hace apenas siete años en Mélida -un pequeño pueblo vallisoletano, pedanía de Peñafiel y de apenas una veintena de habitantes-, a lo más alto dentro de un sector cada vez más competitivo.

Mélida Wines es el nombre de esta innovadora iniciativa que aúna turismo rural con gastronomía y vino de la espectacular Ribera de Duero vallisoletana, y que no para de crecer y de recibir reconocimientos en forma de premios. Lo que, dicho sea de paso, pone de relieve que el proyecto va por el buen camino.

El último, el mejor pincho de la provincia de Valladolidademás del Pincho Cobre del XXVII Concurso Provincial de Pinchos de Valladolid hace apenas unas semanas, por su tapa "Equilibrio", con la que, además, representarán a Valladolid en el próximo Concurso Nacional que se celebrará en la capital del Pisuerga en otoño.

Una esferita crujiente rellena de guiso de oreja tradicional, meloso, con un topping de brandada de bacalao y una laska de bacalao confitado, que conquistó al jurado de estos galardones culinarios.

Silvia y Miriam recogen el premio al Mejor Pincho de la Provincia de Valladolid
Silvia y Miriam recogen el premio al Mejor Pincho de la Provincia de ValladolidMélida WinesLa Razón

"Equilibrio es una especie de mar y montaña, y que hace un poco honor a su nombre, al equilibrio entre los sabores y en la propia vida, ya que si haces mucho te pasas y si haces poco no llegas. La idea es no quedarse quieto pero moverse con sentido, que es lo que intentamos hacer en Mélida Wines, hacer cosas y evolucionar pero siempre con conocimiento", señala Silvia Herrera a LA RAZÓN.

Este pincho tiene su origen en los primeros pasos que dieron en el restaurante con el plato de guiso de oreja con bacalao que tenían en el menú y que gustaba mucho a la gente. Y viendo un poco como era la dinámica de los concursos en los que las hermanas han participado, aprendiendo de los errores cometidos y viendo un poco la tendencia, pensaron que lo sencillo es lo que suele triunfar.

"¿Por qué hay que hacer cosas nuevas cuando lo tradicional y simple siempre funciona?, se pregunta esta ingeniera agrícola, para quien este último premio gastronómico es muy importante para el proyecto. "Al final, en Valladolid hay mucha tradición de pinchos y este concurso tiene repercusión también a nivel hostelero, por lo que meter un poco la cabecita siendo tan nuevas como somos aún en este gremio, es muy bueno y viene a decir que no lo estamos haciendo mal del todo", apunta, orgullosa y contenta por los reconocimientos que están consiguiendo.

Y es que a este premio hay que sumar otros también relevantes como la Mejor Tarta de Queso, también de la provincia de Valladolid, que las hermanas fusionan con la baklava, un postre turco, y con frutos secos utilizando queso de la zona de Peñafiel como es el Flor de Esgueva; una mención especial por un plato con trufa en el Concurso Nacional de Cogeces del Monte; o el Premio Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres en el ámbito empresarial, en la modalidad de entidades empresariales con personalidad jurídica propia.

Lo curioso de estos premios gastronómicos es que los han conseguido sin pertenecer propiamente al sector y aprendiendo sobre la marcha. "Nosotras somos técnicos agrícolas y enólogas, y cuando pusimos en marcha Mélida Wines lo que queríamos era tener una bodega pero, por circunstancias, hicimos esta y un restaurante, a lo que sumamos unas casas rurales", señala, por su parte, Miriam Herrera, quien reconoce que el mundo de la cocina es "adictivo y engancha".

"La verdad es que participamos también un poco por darnos a conocer, porque estamos en un pueblo muy pequeño por el que no pasa nadie y el que se acerca es porque viene a nuestro restaurante", afirma, aunque reconoce que ahora a la gente le empieza a sonar Mélida cada vez más.

Tanto éxito no se les ha subido a la cabeza ni les da vértigo, sino más bien una sensación grata por ver como el proyecto sigue creciendo, aunque son conscientes de si llegar a la cima es difícil, cuesta mucho más mantenerse, por lo que tienen claro que los pies deben estar siempre en el suelo. "Solo trabajando se consiguen cosas", apunta Miriam, quien, dicho sea de paso, espera para dentro de poco a su segundo hijo.

Ambas hermanas presumen con orgullo de su vida en el medio rural, ligada desde su infancia a Mélida, a su veranos con los abuelos disfrutando de la libertad del campo y de la familia.

Algo que les ha marcado y que está presente en Mélida Wines, proyecto con el que quieren devolver todo ese amor que les han inculcado desde niñas por el pueblo.

"Siempre hemos tenido la premisa de ser un lugar pequeño y familiar, que es un poco lo que nos caracteriza. Todo lo hacemos nosotras y ese es uno de nuestros fuertes", asegura Silvia, mientras que Miriam hace hincapié en que este hecho les aporta un plus de tranquilidad.

Este año lanzarán el primer osado en Mélida Wines
Este año lanzarán el primer osado en Mélida WinesMélida WinesLa Razón

Nuevo rosado al mercado

Como decíamos anteriormente, Mélida Wines se compone de tres patas: la bodega, el restaurante y las casas rurales.

Respecto de la primera, la bodega, comenzaron a elaborar vino de forma artesanal en 2018. Y fue el primer proyecto que iniciaron las hermanas. "El momento profesional que teníamos las dos en aquella época era un poco complicado, y como siempre quisimos hacer algo juntas aquí en la Ribera del Duero como enólogas que somos, pues pensamos que el vino era lo mejor para empezar", recuerda Miriam.

En la actualidad, elaboran tres vinos tintos con uva 100% tempranillo inspirados en el Valle del Botijas (Párpados, Eternauta y Dos Alas Rojas) y tienen una filosofía clara: dar valor al origen de la uva cuidando al máximo la calidad y, sobre todo, al viñedo. Y es que todos los procesos son manuales y espontáneos, desde la selección de los racimos realizada en el campo, la fermentación alcohólica hasta la maloláctica.

Como novedad, en esta añada van a lanzar un rosado con una producción muy pequeña, y no descartan en un futuro no muy lejano apostar por el blanco de la variedad albillo típica de la Ribera de Duero. En la actualidad, Mélida Wines tiene una producción de unas 18.000 botellas de la que exportan el 60 por ciento a lugares como Cánadá, Países Bajos, Suiza, Dinamarca o Puerto Rico.

Como curiosidad, en la bodega cuentan con el denominado como Club Barrica, donde el cliente puede empaparse desde dentro de todo lo que rodea al mundo del vino. Puede participar de la vendimia y de las decisiones que se toman o de la elaboración. "No se trata de que elijan qué vino quieren hacer sino que puedan tener la oportunidad de participar y vivir desde dentro lo que supone hacer un vino, que no es tan fácil", señala Miriam.

Sala de barricas de Mélida Wines
Sala de barricas de Mélida WinesMélida WinesLa Razón

Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, el proyecto vinícola fue cogiendo forma y de la bodega se pasó restaurante y todo ello acompañado por las casas rurales que tienen en Mélida.

"La verdad es que tenemos muchos frentes abiertos porque son tres negocios independientes, pero muy unidos y relacionados entre s", señala Silvia, que descarta de momento explorar nuevas alternativas porque lo que quieren ahora es mantener y consolidar lo que tienen y están consiguiendo.

"Queremos crecer en el restaurante y en la bodega sobre todo. Llevamos poco tiempo y aunque hemos mejorado y adquirido cierto nivel, aún tenemos mucho que aprender", apunta la enóloga, que asegura no tener la sensación de querer hacer más aunque sí que reconoce que ahora la presión es mayor al ser más conocidas por los premios y haberse posicionado en un montón de cosas.

De hecho, este año han decidido parar y dejar en barbecho el alojamiento al aire libre que tienen en Mélida "porque no nos da la vida", aseguran. "Nos falta tiempo material para llegar a todo y este proyecto requiere también mucha preparación", señala Silvia, quien insiste en que ahora están más centradas en la bodega, el restaurante y las casas rurales.

Miriam, por su parte, revela que el camino en estos años no ha sido de rosas, entre otras cosas, porque la pandemia del coronavirus trastocó sus planes iniciales. "Teníamos todo montado y no pudimos ni empezar. El 28 de febrero de 2020 trajimos todos nuestros vinos a la bodega y a los quince días se cerró todo", recuerda.

Imagen del interior del restaurante de Mélida Wines
Imagen del interior del restaurante de Mélida WinesMélida WinesLa Razón

En cuanto al restaurante, en el que han puesto de moda el concepto "latilla", cuentan con dos menús a elegir, una versión corta y otras más larga, que cambian tres o cuatro veces al año según la temporada. Abren los viernes para cenar, el sábado para comer y cenar, y el domingo a la hora de comer, y se recomienda reservar.

Además, ahora en verano han vuelto a abrir su espectacular terraza en la que, además, ofrecen un menú más informal, en plan picoteo y de raciones.

Defensa del medio rural

Silvia y Miriam son dos mujeres jóvenes emprendedoras y firmes defensoras de la vida en los pueblos. "El medio rural tiene todas las herramientas para vivir bien y hacer muchas cosas sin perder comodidades", afirma Miriam, mientras que su hermana explica que el heho de vivir en un pueblo les hace ganar mucho en calidad de vida. "Nosotras ponemos en valor que en un municipio pequeño se pueden hacer muchas cosas y se puede vivir igual de bien y con el mismo ocio y lujos que en una ciudad", afirma.

Si bien, Silvia manda un recado a los políticos a quienes pide que tengan más en cuenta a los pueblos y a quienes viven y trabajan en ellos. "Si no hay casas para vivir ni se montan empresas, los pueblos se mueren", señala.

Interior de una de las habitaciones de las casas rurales de Mélida Wines
Interior de una de las habitaciones de las casas rurales de Mélida WinesMélida WinesLa Razón

En Mélida Wines tienen claro también que hay que buscar sinergias con otras empresas y proyectos para seguir creciendo y hacer crecer a los demás también. Cuentan que todo lo han hecho con gente de la zona, compran productos que les hace falta en Peñafiel, participan en las iniciativas de Alimentos Valladolid y colaboran en todo lo que pueden.

También han mostrado su lado más solidario en un cena maridaje a ciegas, cuya recaudación se destinó íntegra a los afectados por la DANA que sacudió a la provincia de Valencia.

"Estamos un territorio en el que hay que ayudarse, porque si le va bien al de al lado te irá bien a ti también", aseguran ambas, mientras apuestan por tejer una red importante y hacer de esta zona un destino turístico de relevancia.