Sociedad
‘Frontera Cantábrica’ recuperará restos óseos en 28 cuevas de la provincia de León para conocer cómo ha impactado el ser humano
La Universidad y el Museo Nacional de Ciencias Naturales buscan recuperar el patrimonio y conocer cómo ha sido el desarrollo de la fauna en el sur de la Cordillera durante el Cuaternario
Investigadores de la Universidad de León y del Museo Nacional de Ciencias Naturales llevan a cabo el proyecto ‘Frontera Cantábrica’, que busca recuperar restos óseos, aunque también podría haber arqueológicos, en un total de 28 cuevas de la provincia de León, con el objetivo de “recuperar patrimonio y obtener información científica para saber cómo ha sido el desarrollo de la fauna, sobre todo de grandes mamíferos, durante el Cuaternario”.
La investigadora del área de Paleontología y profesora titular de la ULE, Esperanza Fernández, la investigadora del área de Prehistoria y profesora titular de la ULE, Natividad Fuertes, y el paleontólogo del departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Darío Fidalgo, fueron los encargados de presentar este martes la primera campaña de recuperación de restos de fauna del Cuaternario en cuevas de la provincia, que se desarrollará del 1 al 15 de agosto con la participación de voluntarios de diferentes puntos del país, que tendrán su centro logístico en la Mata del Curueño y que trabajarán en ocho cuevas situadas en Burón, Toral de los Vados, Lugueros o Riaño.
La investigadora del área de Paleontología detalló que el proyecto ‘Frontera Cantábrica’ es posible “gracias a que el servicio Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha concedido permisos para extraer materiales de diversas cuevas de León”, para lo que se cuenta con la colaboración puntual del Grupo de Intervenciones en Trabajos Verticales, “agentes medioambientales que se encargan de bajar a cuevas y sitios inaccesibles para recuperar el material”. Además, también colaboran espeleólogos que han puesto a disposición información sobre las cuevas.
El germen del proyecto, que busca “hacer que el patrimonio que es público siga siéndolo y que no pase a manos privadas como está pasando en los últimos años” y que tiene un plazo inicial establecido hasta el 31 de diciembre de 2026, se encuentra en un estudio “profundo” elaborado hace unos años en la cueva de Llamazares, que dio “resultados tan positivos”, que animó a los investigadores a “seguir trabajando”.
Por este motivo, una vez que se desarrolle la primera campaña, se comenzará a trabajar con el material rescatado y, “en función de lo que se descubra”, los investigadores decidirán “si se solicita la ampliación de los permisos para estudiar más cuevas” e incluso “si se interviene otra vez en algunas de las ya trabajadas”. Asimismo, “si las cosas van bien”, se podría también “solicitar financiación”.
Norte y sur de la Cordillera Cantábrica
“Aprovechamos el vacío de conocimiento que hay en el sur de la Cordillera Cantábrica para conocer cómo ha funcionado el paso de los años a nivel de ecosistemas y la interacción de la fauna con seres humanos”, apuntó el paleontólogo del departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Darío Fidalgo, quien añadió que se trabajará en 28 cavidades que “abarcan desde Picos de Europa hasta las montañas del Bierzo” con un trabajo que “busca entender cómo han cambiado los ecosistemas del sur de la Cordillera Cantábrica respecto al norte a través de los últimos millones de años de la historia de la tierra y cómo ha influido el impacto del ser humano”.
Los primeros apuntes del proyecto han permitido evaluar el cambio en el tamo de los sosos cantábricos, rebecos y caballos, de forma que “en algún punto entre los últimos 10.000 y 5.000 años, tanto por la huella humana como por el cambio de ecosistemas, disminuyen mucho de tamaño, lo que influye en cómo se comportan en los ecosistemas”.
Además, también ha vislumbrado diferencias entre el norte y el sur de la Cordillera Cantábrica, donde “por sesgos como que se ha excavado más o no se ha guardado este tipo de materiales”, en el sur “se encuentran cronologías más actuales y animales más cercanos a los actuales”, mientras que “en el norte hay hienas, rinocerontes, elefantes o mamuts”.
Hasta el momento, la mayoría de los registros encontrados pertenecen al oso cantábrico, con 29 individuos extraídos y otros 15 localizados en cuevas, así como “muchas cabras de gran tamaño extinguidas sobre 1890”, cabras domésticas, rebecos, algunos caballos, grandes bóvidos, animales pequeños como gatos, roedores, aves y ganado doméstico.
Arqueología
No obstante, ‘Frontera Cantábrica’ “no solo se centra en la fauna o los ecosistemas”, sino que “en gran parte está relacionado con los seres humanos”, lo que se involucra la antropología, el patrimonio y la arqueología, para lo que los grupos de la ULE “han permitido llevar a cabo las intervenciones con rigor arqueológico”.
En este sentido, la investigadora del área de Prehistoria de la ULE, Natividad Fuertes, resaltó la “importancia” de que “a nivel preventivo” siempre haya un arqueólogo para que “si sale algún materia, se pueda intervenir desde la perspectiva patrimonial”, de manera que “toda la recuperación del patrimonio paleontológico o arqueológico tenga la cobertura legal adecuada y todos los procedimientos adecuados para su conservación, estudio y depósito en los lugares correspondientes”.