Sociedad

Gamonal, diez años después: “Dicen que ganaron los vecinos, pero no ganó nadie”

Así lo entiende Francisco Cabrerizo, quien fuera presidente de la asociación, una de las que inició la movilización vecinal contra el proyecto del Ayuntamiento de Burgos

Una imagen de archivo de la noche de los disturbios en Gamonal
Una imagen de archivo de la noche de los disturbios en GamonalRicardo OrdóñezIcal

La noche del 10 de enero de 2014 la protesta vecinal contra el bulevar de calle Vitoria derivó en la primera de las cuatro jornadas de altercados en el barrio burgalés de Gamonal, convertido en símbolo de la lucha y resistencia ciudadanas; el balance, una década después, son diez condenados por atentado y una calle Vitoria que permanece inalterable, porque aquel enero de 2014 “no ganó nadie”.

Así lo entiende Francisco Cabrerizo, quien fuera presidente de la asociación Eras de Gamonal, una de las que inició la movilización vecinal contra el proyecto del Ayuntamiento de Burgos, que ha insistido en declaraciones a EFE en que “cuando se hacen estas revueltas, pierden todos” y, si bien “la gente dice que ganaron los vecinos, no ganó nadie”.

Cabrerizo ha recordado a los diez jóvenes que fueron condenados a seis meses de prisión por un delito de atentado, uno de los cuales, además, sumó otros seis meses por el delito de desórdenes públicos, del que fueron absueltos los demás en los dos juicios de 2017.

En total, los altercados de las noches del 10, 11, 12 y 13 de enero de 2014 acabaron con casi medio centenar de detenidos, de los cuales, 18 se sentaron en el banquillo, aunque hubo otros procesos previos, que finalizaron con dos casos archivados y seis conformidades.

Tampoco ganó el barrio, ha afirmado Cabrerizo, porque diez años después la calle Vitoria luce el mismo aspecto con el que se quedó tras cerrarse la zanja; pese a que “necesita una rehabilitación”, ningún equipo de Gobierno ha avanzado en una intervención que requeriría de mucho consenso.

Los aparcamientos, prioritarios

Juan Manuel Manso, concejal de Urbanismo, ha explicado a EFE que la actuación en la calle Vitoria no es una “prioridad” para el nuevo gobierno municipal (PP-Vox), que apuesta por dotar al barrio de aparcamientos en altura y remodelar calles con “potente deterioro”.

En 2024 empezarán a trabajar en los nuevos proyectos, pero Manso ha admitido que rechazan la iniciativa impulsada por el anterior gobierno (PSOE-Cs), una propuesta de modernización de la calle Vitoria decidida por consulta ciudadana, que no llegó a materializarse en proyecto.

Condenados al ostracismo

Israel Hernando, vecino de Gamonal que participó en las protestas, ha lamentado que tras lo ocurrido se esté “castigando” al barrio, al que han “condenado al ostracismo” pues en diez año no se ha hecho ninguna inversión, y Gamonal es el mismo que era en 2014.

La calle Vitoria, en su opinión, “tiene muchas posibilidades y muy económicas”; es suficiente con reordenar el tráfico, mejorar la iluminación, las zonas peatonales o las marquesinas, y dotar al barrio de más aparcamientos, pero nada que recuerde a un bulevar.

Una protesta pacífica que derivó en “revolución”

La protesta vecinal que acabó en los altercados de enero había empezado mucho antes, con recogida de firmas, petición de reuniones con el equipo de Gobierno (PP) y el encargo de un informe para valorar el impacto del proyecto municipal, que no contaba con el apoyo de los vecinos.

“El proyecto era caótico”, ha insistido Cabrerizo, pues reducía a dos los carriles de circulación y ampliaba aceras a costa de aparcamiento, ya que se iba a construir uno subterráneo de 245 plazas en régimen de concesión; los vecinos temían el impacto en la movilidad y las dificultades para acceder a las plazas en concesión.

Además, “el gasto era enorme”, alrededor de 8 millones de euros, cuando no se iba a solucionar el principal problema del barrio, la falta de aparcamiento, ha insistido Cabrerizo, quien ha asegurado que el Ayuntamiento “nunca quiso reunirse” con ellos hasta que se produjeron los altercados, y “hubo miedo a que la manifestación se extendiera por toda España”.

“Los vecinos estaban sufriendo mucho” con la crisis económica y, de repente, el Ayuntamiento apuesta por un proyecto “que nadie ha pedido”, muy caro, mientras se le decía al ciudadano “que tenía que apretarse el cinturón”, ha apuntado Hernando a EFE.

El que fuera concejal del Ayuntamiento por Podemos años después recuerda aquel 2014 con “cariño” y la “alegría de ver la dignidad de un barrio”, pues los que salieron a protestar fueron vecinos, hosteleros, comerciantes “hartos” de las decisiones políticas y de la “actitud chulesca y prepotente” del equipo de Gobierno.

[[H2:La zanja de la ‘zona cero’]]

La entrada de las máquinas para abrir la zanja del aparcamiento fue la espita que recrudeció las protestas vecinales, que se volvieron violentas a las ocho de la tarde de aquel 10 de enero, justo antes de que se lanzaran piedras, botellas y latas de bebida a un coche de la Policía Nacional.

Luego llegaron los destrozos en el mobiliario urbano, la quema de contenedores, el ataque a las sucursales bancarias, el lanzamiento constante de piedras y botellas a los agentes, las carreras policiales… fuertes altercados que acababan de madrugada para ser sustituidos, por el día, por manifestaciones y reuniones de la Asamblea de Gamonal en la ‘zona cero’, la de la zanja.

Gamonal se convirtió en foco informativo nacional e internacional y la presión sobre el equipo de Gobierno crecía a medida que se sucedían las noches de disturbios hasta que el 14 de enero el alcalde, Javier Lacalle, anunciaba la paralización temporal de las obras en busca de consenso y el 17 de enero, la paralización definitiva, una semana después de iniciarse los altercados.

De aquel proyecto ha quedado, además de la fama revolucionaria de Gamonal, la rescisión del contrato con la Unión Temporal de Empresas (UTE) que iba a acometer la obra, formada por Copsa y Aroasa, a la que el Ayuntamiento tuvo que indemnizar con 300.000 euros; cantidad a la que se suman los 100.000 euros de daños al mobiliario urbano.